Wednesday, January 11, 2006
¿Terrorismo desde el Espacio Exterior?
Los científicos investigan en lo desconocido y se preguntan cómo es que ocurren los fenómenos, no por qué se producen, debido a que la ciencia no puede responder los porqués. Pero, ¿aquellos indagan lo que se les viene a la cabeza? No. Así fue en un pasado remoto, hoy la cosa es distinta.
La agenda de las materias por investigar no la elaboran los científicos a su gusto. La establecen a partir de la perspectiva del público, de lo que la mayoría quiere saber o desearía prever. O sea, tiene que haber mercado. Las cuestiones abstractas no interesan mucho.
En el caso de la astronomía, por ejemplo, se buscan respuestas a preguntas planteadas en películas como Impacto Profundo. ¿Existe algún asteroide, cometa o meteorito que sea una amenaza cercana? ¿Podemos hacer algo que evite que la humanidad desaparezca como los dinosaurios a causa de una colisión infernal?
Converso con el Premio Nacional de Ciencias Exactas 1999, astrónomo José Maza, quien me indica que estos temores latentes en el público se traducen en proyectos de investigación bien financiados. Por eso se ha desarrollado un programa de observaciones de objetos próximos a nuestro planeta.
Si hay dinero para financiar planes anti terroristas, también lo hay para anticiparse a un posible terrorismo que provenga del espacio exterior. De este modo, la Astronomía se vuelca a averiguar amenazas potenciales en el vecindario.
Hoy en día, los astrónomos buscan catalogar todos los objetos que ronda por ahí cerca y establecer sus órbitas para despejar dudas de un choque. Se desarrollan modelos computacionales para saber cuándo impactaría algo grande. ¿Dónde caería? Eso todavía no se sabe.
Respecto de los daños, José Maza mueve la cabeza y me dice que todo dependerá del diámetro del objeto. Si el asteroide tuviera cien metros a lo ancho y el peñascazo diera justo en la Plaza de Armas, el cráter borraría todo el valle de Santiago. Si, por otro lado, se precipitara dos kilómetros mar adentro frente a Valparaíso, adiós Pancho, Viña y alrededores. Porque la ola que generaría sería aterradora.
Hoy la ciencia investiga respondiendo más a temores ancestrales que por una verdadera sed de conocimiento. Como todas las cosas de la modernidad, la ciencia se ha puesto pragmática.
(La imagen es de BBC.)
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