Friday, February 29, 2008

LAS LLAVES DE LA LOCALIDAD DEL SILENCIO




La entrega de las llaves de la ciudad es una ceremonia instituida, que significa gran aprecio por una persona, pero que en términos reales, no significa nada, porque la mentada llave no sirve para abrir las puertas de la ciudad, la que tampoco tiene puertas.

Pero, donde sí tiene sentido eso de las llaves de la ciudad, es en El Tangue, un sitio pintoresco, situado a 16 kilómetros de Tongoy, por un camino de tierra hacia el sur, cerca de Puerto Aldea.

No más de 25 familias viven en El Tangue, un grupo de casas, emplazadas en un punto de Quebrada Seca, a unos cuatro kilómetros del mar. La actividad es la ganadería, la fabricación de quesos, frutas y la producción de vino.

Para visitar El Tangue sí se necesitan las llaves de la ciudad, decíamos, porque cuando se llega al lugar, el camino está cerrado por una tranca con candado. Hay que pedírsela a don Pedro Álvarez, quien vive en una de las casas, quien no tiene inconvenientes de cederla, sin ninguna ceremonia –eso sí--, y con la sola promesa de cerrar el candado una vez que uno decida irse.

En El Tangue reina el silencio, los fines de semana a partir del viernes. Los trabajadores se van a sus casas, distribuidas en el campo y el conglomerado de bellas construcciones antiguas de la ciudad queda desierto. Entonces es el momento de disfrutar de la quietud.
En este villorrio privado del valle sólo se oyen en la distancia la zalagarda de las aves de corral y más lejos el mugido de reses perdidas en la pradera. Hacía mucho tiempo que yo no escuchaba el auténtico silencio de la Naturaleza al aire libre y en medio de un pueblo. Créame, lector.

Tangue significa alcatraz en lengua diaguita, la cultura que dio origen a este sitio tan bello de la IV Región. Fueron los diaguitas los que imprimieron su sello arquitectónico especialmente en los techos de paja de las construcciones.

No vaya a El Tangue porque si usted se atreve, muchos más lo harán y si se masificara, adiós al lugar donde reside el silencio y donde para entrar hay que tener las llaves de la ciudad.

Wednesday, February 27, 2008

NUESTRO REGRESO A LA ANTIGÜEDAD

         En lugar de empujarnos hacia el futuro, las tecnologías nos llevan al pasado.

         La televisión nos muestra únicamente la capital. Veamos sus problemas de tránsito, de transporte, de delincuencia, de falta de energía, de campañas, de política. La otra geografía está ausente de las pantallas.

     La TV y los medios electrónicos –o sea, la tecnología--, potencian el concepto de ciudad-estado, como en la Antigüedad. Lo único de interés y valioso para nuestras vidas es la ciudad. El resto no cuenta. Santiago es el país, como Atenas era Grecia para Filipo, en el 350 antes de Cristo.

      Añoramos el tren de cuya imagen sólo nos quedan rieles oxidados y estaciones tapiadas y abandonadas. Un amigo muy joven, Luchito, me dijo que él se sentiría tan orgulloso, si Chile tuviera un sistema ferroviario por el que pudiéramos ir en cómodos vagones a todas partes.

       Imagino despertar una mañana de verano en un tren nocturno, levantarme e ir a desayunar al coche-comedor para disfrutar de un rico café mirando por la ventana un amanecer lleno de rocío en los campos de sur, me comentó con nostalgia (y eso que es gallo joven). O, viajar al norte, por el desierto, por las quebradas, por los valles conversando o leyendo abordo de un tren. Antes se podía hacer eso, ahora no, qué lata, terminó diciendo.

      Mi amigo Luchito estaba mirando hacia el pasado. Él quería que todo el conocimiento, la tecnología, los recursos y la voluntad política, reconstruyeran ese tren que él nunca conoció.

     Cerca del Ártico han creado una especie de  Arca de Noé para semillas. Entiendo que quieren preservar bajo el hielo simientes de vegetales aptos para el consumo humano para el caso de ser necesario en un lejano futuro. Como vemos que se acerca un nuevo diluvio universal, bajo cualquiera manifestación catastrófica equivalente, nos preparamos para revivir el pasado.

    En otros posts citaré nuevos ejemplos, de cómo percibo que las velas de la tecnología arrastran a la humanidad de vuelta al pasado.

Sunday, February 10, 2008

MORRILLOS EN PLENO VERANO



Estas imágenes las capté el 10 de febrero de 2008 en la playa de Morrillos, 40 kilómetros al sur de Coquimbo, IV Región de Chile, ó 430 kms. al norte de Santiago. La toma la hice a las 18:30 horas. No había brisa y el mar se presentaba apacible, apto para el baño.

Saturday, February 09, 2008

¡ENTRE MÁS FEO, MÁS CARO!


       La belleza, llámese apostura, equilibrio en la forma, el color del cabello, el matiz de los ojos, la simetría corporal, la estatura o la juventud, son dones, que Aristóteles llamó bienes naturales de la persona que los posea. La belleza y la personalidad marcan diferencias entre un individuo y otro. Hay más posibilidades de éxito en la vida social para aquella persona que sea bella respecto de otra que no lo es.
   Por eso alguien bello y con una personalidad robusta puede acceder con más facilidad a mejores trabajos y ganar más dinero. Esas personas agraciadas usan y gozan de ese favor de la Naturaleza. De allí que, por ejemplo, las llamadas súper modelos obtengan tantas ganancias, gracias a que poseen ese bien natural.
      Apoyándome en Aristóteles, concluyo que lo bello es y será siempre más caro que lo feo.
       Pero, ¡cuidado! Escribo este texto porque hallé la excepción. Sí, como un portazo en la cara, descubrí que algo feo puede doblar en precio o valor a algo bello.
       Visité la librería Ulises en la búsqueda de nuevos títulos. En un lugar destacado encontré la última producción de Humberto Eco, el notable simiólogo italiano. Tomé el libro sellado y fui a la caja a preguntar el precio. «Sesenta y siete mil pesos», me respondió la cajera.
     Pero, cómo, le dije, ¿Es posible que La Historia de la Fealdad valga casi el doble que la Historia de la Belleza, ambas obras del mismo autor y de Lumen, la misma editorial?
     La cajera me miró y encogió los hombros sin darme razones y porque además estaba muy ocupada.
    Segunda conclusión: en la literatura se rompe el axioma de Aristóteles, que lo feo puede ser más virtuoso para el negocio que lo bello.