Wednesday, June 28, 2023

EL PRÓLOGO

         
        Estoy por creer que a veces los prólogos de libros, incluyo en mi apreciación a obras renombradas en el gusto y en la crítica que he leído, son tanto o mejores que la obra misma. Lo malo en estos casos es que los prologuistas no siempre tienen reconocimiento. El lector va directo al tema y se echa el prólogo al bolsillo. Citaré sólo un caso, hay muchos más: El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. No sólo tuvo éxito en librerías y fue llevado al cine, los políticos a partir de él inventaron la palabra gatopardismo para significar «cambiar todo para que nada cambie».

        La novela del príncipe de Lampedusa es entretenida, reveladora y acusadora de la actitud humana para acomodarse sin pudor a las circunstancias según la conveniencia. Pero, no me detendré en el contenido de la novela ni en su interpretación, sino en el prólogo de Giorgio Bassani. Fue él quien en definitiva descubrió la obra, reconoció su valor y la publicó, algo parecido a lo que hizo Max Brod con los escritos de Kafka. Bueno, Brod fue amigo de Kafka, en cambio Bassani conoció al príncipe de Lampedusa de lejos.

        En su prólogo de sólo cuatro páginas y algo, Bassani escribió un cuento fantástico de cómo vio al príncipe en un encuentro de escritores, lo describió y contó cómo sus manuscritos llegaron a su poder. Ese prólogo, para mí, es un segundo libro dentro de El Gatopardo, una mini novela maravillosa. Tanto así que he leído ese texto varias veces (no así el libro, sólo una vez), no por intentar copiar su estilo y meterme en su estructura, sino sólo para disfrutar de la maestría de Bassani para convertir su prólogo en una delicada obra de arte independiente del libro.

Friday, June 23, 2023

PALABRAS Y PODER


        Las palabras tienen poder por sí solas, aseguran unos. Otros dicen que las palabras tienen poder sólo si hay una institución que las avale. Son dos opiniones extremas respecto de cómo nos afectan las cosas que nos dicen o que decimos a otros.

        En su cuento «Sátiro o el Poder de las palabras», el poeta chileno Vicente Huidobro narra cómo una vieja intrusa le echó a perder el día a su personaje de ficción, justamente cuando éste se sentía más feliz que nunca. La situación se generó en el momento en que el personaje novelesco le regaló chocolates a una niña desconocida en la calle, la mujer que lo estaba mirando le dijo en su cara «¡sátiro!». Casi de inmediato el rostro del personaje se entristeció. El cielo y el aire se le tornaron sombríos, añade el cuento. Para conseguir ese cambio tan brutal en el ánimo del personaje bastó una sola palabra venenosa.

        En el otro extremo están las palabras con el aval de instituciones. Son los enunciados performativos, que junto con describir el hecho al mismo tiempo realizan la acción. Por ejemplo, una sentencia dictada por un juez. «Lo condeno a usted a cumplir diez años de cárcel». En este caso el enunciado es el hecho mismo. Sin embargo, para que esta frase sea verdadera y se cumpla debe tener fuerza, es necesario que haya una institución que la respalde, de lo contrario no tendría ningún sentido.

        Podríamos concluir que las palabras tienen poder únicamente si al pronunciarlas hay intención --buena o mala-- de profundo significado o si su poder radica únicamente en el respaldo institucional. Las otras que decimos a diario, ésas se las lleva el viento...


Thursday, June 08, 2023

LA HUMILLACIÓN DE QUEMAR LIBROS

ESTAS CUATRO ESCENAS brutales de la película "Fahrenheit 451" muestran un momento clave de la cinta: la destrucción de libros en hogueras.

                La destrucción deliberada e indiscriminada de libros con el uso del fuego es una imagen maldita que nos ha golpeado en la historia reciente y que llegó al cine en 1966 con el mismo título del libro en que está basada: Farenheit 451 del escritor norteamericano Ray Bradbury. Quemar libros es el símbolo del odio a la cultura, al intelecto, a la creatividad del ser humano, a su ciencia y a sus creencias. Es la negación de todo expresada de esa manera en hechos.

                Sin embargo, valga la metáfora de Farenheit 451 solamente para remitirnos a los libros contemporáneos de astronomía. La revolución iniciada por el telescopio espacial James Webb está desnudando algunas de las teorías que hasta ahora parecían tan bien estructuradas publicadas en esos libros. Como suele decirse se está viniendo la estantería al suelo. Por eso se lee en la prensa que habrá que tirar por la borda todos los libros con esas teorías científicas porque estaban algo equivocadas. Deshacerse de ellos no significa quemarlos como pudieran imaginar los desubicados. Porque quemar libros es un acto de humillación.