Thursday, April 27, 2006

LA AUTENTICIDAD VALE MÁS QUE UN PERSONAJE DE CARTÓN



      El gerente de una empresa de comunicaciones, a quien considero un gran amigo, un día me habló de su fórmula para que el equipo humano bajo su mando alcanzara el éxito y lo disfrutara. Puede que no sea tan simple, me dijo, pero hay que crear un compromiso entre todos para hacer bien el trabajo, una especie de complicidad positiva. Si uno no está, el otro cubre su puesto.
      Es un estilo de gestión que da buenos resultados. Sin embargo, hay uno muy distinto que compruebo con cierta frecuencia y que, como sea, también da buenos frutos. Es la relación jefe-empleado no sustentada en la complicidad defendida por mi amigo, sino en la adulación.
     Esto es, cuando el jefe hace algo, dice algo, anuncia algo, el empleado lo halla genial, extraordinario, increíble. Y así, al revés, el jefe responde con una sonrisa, un chiste, unos golpecitos en la espalda. Nada hay más mentiroso en esta forma de interactuar. Aristóteles afirma que la adulación funciona, porque el jefe necesita retroalimentarse. Pero eso no siempre tiene que ser así. Lo que vale es lo auténtico, lo espontáneo, lo sincero.
     Hay una nueva oleada de gerentes inclinados al mesianismo. Hablan con energía, su discurso es fuerte en la emoción, transmiten identidad por la camiseta, el orgullo de pertenecer a la empresa, sonríen a diestra y siniestra esperando el aplauso de sus subordinados. Hartos fuegos artificiales. Es gente que se cree el cuento. Pero, son reiterativos, predicadores, hablan del sueño de tocar el cielo. Esos personajes no me gustan, porque son superficiales, gente de cartón, muy próxima al fascismo.
    De estos dos estilos, me quedo con el primero, donde la amistad calza en la idea de complicidad para alcanzar los objetivos empresariales de crear riqueza, producir y alcanzar el bienestar de todos.

Wednesday, April 26, 2006

EL ACCIDENTE NUCLEAR DE CHERNOBYL FUE PURA NEGLIGENCIA


      He visto como el mundo entero observa pasmado las imágenes del desastre nuclear de Chernobyl, ocurrido hace 20 años, la noche del 26 de abril de 1986. Los bomberos trabajando sin protección, los pilotos de helicópteros luchando desde el cielo contra el escape atómico, todos héroes que murieron a las pocas horas, hinchados como globos vomitando sus vísceras molidas, achicharrados por el fuego invisible de la radiación.
           Ese fue un aspecto. El otro, el abandono completo de esa ciudad ucraniana. Sus habitantes debieron dispersarse por el país y hoy viven en condiciones misérrimas o enfermos o de allegados, puesto que no pudieron llevarse nada, por el apuro del éxodo.
       El aniversario ha servido a algunos grupos para atacar a la tecnología nuclear, con el argumento que detrás de cada central de energía atómica hay un Chernobyl. Pero, en el fondo no es tan así.
Hace poco más de diez años asistí a un curso sobre esta materia que programó la Comisión Chilena de Energía Nuclear y que se impartió tanto en las instalaciones de La Reina como en Lo Aguirre. Le pregunté a uno de los expositores nacionales qué fue lo que pasó en Chernobyl.
      Fue la explosión de una bomba atómica, me dijo el especialista. O sea, una central de potencia construida para generar energía eléctrica estalló de la misma manera como los artefactos que se lanzaron sobre Horísima y Nagasaki, durante la Segunda Guerra Mundial. Pero, ¿Es posible que eso ocurra en cualquier parte, donde funcionan estas centrales?
     Y el experto me aclaró: Lo que pasó en Chernobyl se debió a una negligencia profesional. La noche del 26 de abril se realizaron unas pruebas eléctricas no programadas en la central, que incidían directamente en el comportamiento de los reactores nucleares. Los ingenieros electricistas actuaron por cuenta propia. No participaron técnicos nucleares, que saben manejar los complejos procesos atómicos. Cuando sonaron las alarmas, las reacciones dentro del generador ya estaban totalmente fuera de control. No se podía hacer nada más que huir.
     Moraleja, lo que ocurrió en Chernobyl no fue culpa de la energía nuclear, sino el resultado trágico de la tozudez humana de correr con colores propios, sin informar ni consultar a los que saben.

Wednesday, April 19, 2006

FALLACI REFLOTA LA VERGÜENZA DE CLINTON


Oriana Fallaci deja como la mona al ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton por su affair con Mónica Lewinsky, aquella historia de adulterio cometida en la Oficina Oval de la Casa Blanca y que tuvo al mandatario al borde de ser despedido de su puesto.

Fallaci lo despluma en su último libro Apocalipsis, que despliega una entrevista a sí misma. No fustiga a Clinton por el adulterio mismo, sino por el sitio donde lo protagonizó, que ella considera un lugar sagrado.

Lo describe como poco hombre, porque éste testificó ante una comisión del Congreso desconocer a su polola, la Lewinsky. “No conozco a esa mujer”, es la frase de Clinton que le revuelve el estómago a la escritora italiana, radicada en Nueva York. Y le da duro: ¿por qué no dijo sí, la conozco. Pero este es un asunto entre Hillary y yo y punto? se pregunta la Fallaci. Esa frase, dice, lo habría salvado del escarnio y no habría quedado en la historia como un caradura.

Los diarios de la época hicieron mofa de Clinton y aquí reproduzco algunos comics publicados entonces:








ANUNCIAN LA MUERTE DE LOS LIBROS

Escena de la película «Faherenheit 451».
      Leo que en la feria de pantallas de televisión que se realiza en Tokio, las marcas japonesas Sony, Panasonic y Sharp muestran sus últimas creaciones de plasma. Y la novedad es que las nuevas son tan planas y tan grandes que ocuparán un muro completo de una habitación. Una casa podría llegar a tener tantas pantallas como muros.
     La idea, sin bien novedosa para muchos, fue planteada en 1953 por el escritor y poeta norteamericano Ray Bradbury en su famosa novela Fahrenheit 451. El lector imaginó las murallas-pantallas en las habitaciones y después las vio en la película del mismo nombre.
    Bradbury creía que en una sociedad de murallas-pantallas, la gente estaría totalmente dominada por los medios de comunicación electrónicos, donde los textos en papel, en particular los libros estarían vedados y destinados al fuego. Muy pocos, en una sociedad como ésa se atreverían a leer independientemente, liberándose de las pantallas.
     Nicholas Negroponte, quien lleva adelante una cruzada mundial para entregar a cada niño un laptop de cien dólares, anuncia que los libros dejarán de existir, como volúmenes de papel y cartón. Predice que los libros, como los conocemos, serán reliquias, recuerdos de lo antiguo.
   Bradbury y Negroponte coinciden en el final de los libros. El primero sostenía que los medios electrónicos serían una tiranía, manejados por algún espíritu siniestro. Sin embargo, olvidó las alternativas. Las murallas-pantallas no tienen por qué estar conectadas a la comunicación masiva, pueden mostrarnos también nuestras propias creaciones construidas con una cámara. Sin embargo, apuesta al triunfo del libro de papel con su textura, su olor y la posibilidad que ofrece de rayarlos.
    Negroponte en cambio, altanero y arrogante, dice que nada salvará a los libros. Si la tecnología sigue su rumbo, la predicción de este «gurú» podría convertirse en realidad y en tal caso, el laptop reemplazará al fuego de Fahrenheit 451.

Monday, April 17, 2006

HAGAMOS UNA RÉPLICA DEL HUÁSCAR


      Algunos peruanos reclaman la devolución del Huáscar, que permanece anclado en Talcahuano, a unos cincuenta metros del cabezal de un pequeño muelle, frente a la puerta de Los Leones, acceso de la Segunda Zona Naval, el apostadero.

       Está impecablemente limpio y bien pintado, como si recién lo hubieran botado al mar, no obstante sus 147 años. Durante el inicio de la Guerra del Pacífico, el monitor fue una preocupación para Chile por los graves problemas que causó ya por su capacidad tecnológica ya por la inteligencia de su comandante.
      Si consideramos los cinco años que duró el conflicto, el Huáscar enarboló la bandera peruana por sólo siete meses, entre abril y octubre de 1879. Luego de su captura en la espectacular batalla naval de Angamos, lo trajeron a Valparaíso donde fue restaurado y desde entonces ha lucido el tricolor nacional.
       Terminada la guerra, la Armada preservó esta reliquia que hoy miramos como un santuario permanente. No lo consideramos un trofeo de guerra, como afirman algunos peruanos. A los chilenos nos llena de orgullo visitar el lugar exacto donde cayó muerto el capitán Arturo Prat o entrar respetuosamente en la torreta blindada donde murió Grau o meditar en la popa del buque allí donde agonizó Serrano.
         He recorrido todos los rincones del gallardo monitor una gran cantidad de veces. Es un excelente lugar para reflexionar sobre la paz entre pueblos hermanos y sobre el valor más supremo: el heroísmo. Les aseguro que allí la emoción eriza la piel.
      Sugiero una idea para superar esta cuestión planteada por algunos en Lima: construir una copia del Huáscar y llevarla al Callao. El original en cambio seguirá aquí, porque está en las mejores manos.

Wednesday, April 05, 2006

CHILENOS PARA NO OLVIDAR

MONNA BELL
(✩1938 Chile - †2008 México).
         Hay algunos chilenos que no son profetas en su tierra aunque se conviertan en monstruos en su arte y conquisten el mundo. Se van jóvenes y no vuelven, salvo calladamente. Por eso es difícil ubicarlos, seguirles la pista.
          Uno de esos personajes es Monna Bell, cantante chilena de clase mundial, que cautivó a seguidores anglosajones y se instaló en Europa a sus anchas. Fue la primera artista, cuyo canto salió al aire en la transmisión inaugural de Televisión Española. Después de triunfar en el viejo mundo se mudó a México, donde vive desde hace más de treinta años.
        Monna es su nombre artístico, el original es Nora. Nació en Santiago en enero de 1938 y de quinceañera inició actuaciones como amateur en radios. El director de orquesta Roberto Inglez, un escocés radicado en Chile, la presentó en el Waldorf Astoria de Nueva York, en 1956, donde inició su carrera a lo grande.
       Yo no recuerdo su voz, pero leo que la definen como poseedora de un registro bajo que acaricia. El mexicano Juan Gabriel afirma que oírla es como escuchar una combinación de las voces de todas las mujeres amadas. Agrega que para él es la mejor cantante popular de todos los tiempos.
   Monna Bell es una desconocida para millones de sus compatriotas. Como también dejó de grabar, por extensión se ha retirado del ambiente artístico y no está en la prensa. Una lástima que el recuerdo colectivo no tenga en su memoria fresca, canciones como El Telegrama, Comunicando, Don Quijote, entre muchísimas otras. Una pena mayor es que no las difundan las radios.

Tuesday, April 04, 2006

EUROPA GANA ESTE GALLITO



                Estos tres comics, que datan del año 1999, siguen vigentes, toda vez que la moneda norteamericana parece ya haber aceptado un segundo lugar respecto del Euro.