Sunday, January 28, 2018

LES GUSTARÍA QUITARNOS LOS ACENTOS


           


       Es sorprende el número de cambios que la Real Academia de la Lengua Española (RAE) está incorporando en nuestro idioma. Para qué decir, por ejemplo, está adecuando neologismos, tecnicismos, barbarismos y lo demás. Sin embargo, dentro de estas innovaciones la que más me llama la atención es la eliminación de algunos acentos gráficos o tildes de muchas palabras que nos son familiares. Los ha suprimido en los pronombres demostrativos, en algunas formas verbales y en adverbios. Por ejemplo, solo cuando equivale a solamente ya no lleva tilde; aquel cuando es pronombre, tampoco, etc.
          Para las personas mayores, les recomiendo que estén atentas a estas modificaciones en la lengua escrita porque si perseveran en colocar los acentos gráficos, incurrirán en anacronismos. Y a nadie la gustaría que le digan que eres antiguo.
          Pues bien, a partir de estos cambios que se hacen más frecuentes cada vez, tengo la corazonada que llegará el día en que la RAE suprimirá los acentos gráficos o tildes de nuestro idioma. El argumento que ha dado para sacar los que he comentado es que no tienen relevancia, ya que el sentido de dos palabras que se escriben iguales la da el contexto. Por lo que no habría riesgos a equivocaciones, según la Academia. En vista de esta afirmación, mejor los retiraran todos de una vez y no lo fueran haciendo a cuentagotas. Al fin y al cabo, en inglés no hay tildes y los gringos entienden todo bien sin cometer más errores de ortografía o de pronunciación que el común de los cristianos.

Wednesday, January 24, 2018

EL BOSQUE DE LOS FINADOS DE CHILLÁN VIEJO

         
Damnificados durmiendo a la intemperie en la
plaza de Chillán (1939).
La historia nos recuerda que hubo 20 mil muertos a causa del gran terremoto de Chillán de 1939. El episodio ocurrió cerca de la medianoche del 24 de enero. Media ciudad se vino al suelo. El número de víctimas fatales era tan alto, que los servicios funerarios no daban. A ello sume usted el calor del verano y la dificultad para recuperar cadáveres entre los escombros. Por tanto, la gente organizó cementerios temporales para sepultar a sus muertos en la esperanza de poder llevar después esos restos al cementerio.
           Para ese fin en Los Coligües, ocho kilómetros al sur de Chillán Viejo, se ubicó un lugar en la falda al suroeste de la loma de El Alto donde estaban las casas patronales del fundo. Los deudos tuvieron que actuar rápido, por la urgencia de las circunstancias. Entre un pequeños bosque de pinos fueron inhumados decenas de cuerpos a la espera de que se regularizara la situación. Cada familia anotó coordenadas para poder después hacer la recuperación. La cultura popular designó a ese sitio cercano al camino vecinal del fundo como “el bosque de los finados”. Con el paso de los años inmediatos al terremoto, seguramente los deudos pudieron cumplir su promesa de retirar restos y conducirlos a cementerios. Pero, es probable también que todo no se haya cumplido a cabalidad.

         El bosque de los finados se convirtió después en un lugar de paso para acortar camino. Los niños que pasaban por allí al caer la noche tenían la certeza de ver fantasmas entre los pinos. Era miedo vivo. Pero, los mayores nunca hablaron de apariciones o cosas extrañas en el bosque de los finados. Cuando ya se cumplirán 80 años de esa tragedia, el nombre dado al bosque permanece. No todos saben  por qué ese pequeño sitio junto al tubo en el camino de Las Bodegas a Casas Viejas se llama así. Muy pronto, tal vez, el bosque de los finados quedará bajo el suelo de poblaciones. 

Monday, January 08, 2018

AL OTRO LADO DE NUESTRO MUNDO

                
Imagen de arte surrealista tomado de internet.
           Parece que hubiera 
algo más allá del mundo que habitamos y conocemos o que creemos conocer. Es un asunto sobre el que nunca se conversa, digo en la vida diaria, porque acá hay cosas más urgentes que atender. Sin embargo, aquello lo intuimos, imaginamos indicios, los sospechamos. Pero, no logramos reunir ni una prueba que podamos presentar al frío juicio de la razón. Porque esta nos escuchará atenta y abrirá sus brazos a la espera que nos respaldemos mostrando a lo menos una rendija por donde mirar a través, hacia afuera de nuestro mundo, para que así, ella ─la razón─ mueva afirmativamente la cabeza. Pero, no tenemos nada que exhibirle porque parecemos estar rodeados de un casco hermético, soldado al oxígeno, sin ninguna fisura para acercarnos a espiar. Por tanto, ¿hasta ahí llegamos con nuestra inquietud?
              No, por ningún motivo. No nos rindamos.
         Busquemos en la literatura, a ver si encontramos alguna ayuda, por lo menos una pista al respecto. ¿Qué nos dicen los pensadores, esas mentes superiores, inspiradas que buscaron la verdad? John Locke, referente importante del pensamiento de la Ilustración, dijo que le entregamos demasiado poder a la razón. Esta afirmación es clave, a mi juicio, porque nos entreabre una puerta.
          Otra brecha la dio Umberto Eco, en su búsqueda del origen de la belleza, la que no se puede abarcar plenamente con toda la data física que podamos proveer. Lo bello no es solo proporción matemática, equilibrio geométrico, contrapeso, sosiego, número áureo, etc. Porque, dice Eco, una persona cualquiera podría echar mano a todas esas variables con la esperanza de producir ─a la segura─ algo bello. Sin embargo, el resultado no está garantizado, el resultado puede ser una cosa muy fea. No hay fórmulas para conseguir la belleza. Si fuera así, sería fácil manejar la estética. Entonces, ¿qué camino conduce al atributo de la belleza? En este punto de la búsqueda, Umberto Eco, afirma que lo bello proviene «de una tensión, de una torsión que ya no pertenece al mundo físico». O sea, nos abrió una puerta que rompe lo racional.
         Hay personas que tienen, lo que se llama un magnetismo, que son capaces de seducir, de inspirar y hasta hipnotizar. A pesar de su semejanza con el resto de los ser humanos esas personas están dotadas de un «algo» subjetivo, imposible de describir, pero que se siente. ¿Ese «algo» viene de otra parte y pasa a través de esa gente?
         En la Antigüedad, Platón observó el mundo y postuló que había otro donde estaban las ideas, los conceptos, los moldes perfectos, las matrices de cuanto tenemos aquí. Habría, de acuerdo con su pensamiento, un lugar fuera de este…
         Heráclito de Éfeso, anterior a Platón, vio que todo cambiaba, que nada duraba mucho tiempo. Pero, que este cambio constante no era un caos ni un desorden, que detrás había un logos, un orden que no se veía pero que existía. Si no era posible que el logos fuera visto y estudiado, ¿entonces no pertenecía a nuestro mundo?
         Podemos seguir dando ejemplos a través de la historia de lo que han dicho los filósofos. Pero, sus hipótesis como tales quedan en el campo de la incertidumbre. La razón exige evidencias que demuestren que esta sensación de la existencia de un ámbito desconocido que está afuera de la Naturaleza es un asunto verdadero. Pero, momento: la puerta está entreabierta así que el planteamiento tampoco es falso. 
        Sin embargo, y para cerrar esta nota, remitámonos a Parménides para quien el ser es o no es. La nada no existe y como tal, ni siquiera puede ser pensada. Por tanto, si hay otro mundo no podría desplegarse en la nada.