Sunday, October 31, 2010

ANTONIO QUINTANA, LUCHADOR CONTRA LA ADVERSIDAD


     No puedo quedar en silencio luego de saber acerca de la muerte de mi amigo Antonio Quintana Barriga, a quien conocí en plena juventud. Fuimos compañeros de curso en el Enrique Molina de Concepción, sexto año de humanidades letras. Lo recuerdo con su sentido de humor algo pícaro, reía francamente de las cosas que nos parecían divertidas, pero también tenía su lado serio. Sus críticas las hacía con sentido y dejaban una enseñanza.           Antonio se ganó mi respeto como compañero de curso y como amigo. Después seguimos en la Universidad de Concepción, el propedéutico primero y periodismo a continuación. No lo recuerdo como un tipo solitario, le gustaba la cosa social y aglutinaba muy bien a su círculo de amistades. Antonio tenía un pensamiento cercano a la izquierda, a su modo, como la gran mayoría de los jóvenes de ese tiempo, generación de los sesenta.

       Algunos años más tarde nos encontramos reporteando juntos, él para el diario El Sur, yo para El Diario Color. Hasta que nos desconectamos en forma definitiva.

Antonio Quintana en los
primeros años de profesión.
   En una oportunidad, mucho tiempo después del reporteo, me lo encontré en calle O'Higgins de Concepción. Nos abrazamos y lamenté verlo en su estado, con secuelas por una cruel enfermedad neurológica. Caminaba y hablaba con dificultad.

       «Esto que me pasó me ha obligado a aprender todo de nuevo a caminar, a hablar», me dijo sin dejar de sonreír con auténtico optimismo. En ese mismo momento, Antonio me estaba dando una nueva lección: cómo levantarse luchando contra males terribles; como en el liceo cuando me comunicaba sus opiniones sobre mis incipientes manuscritos.

        Antonio Quintana se nos fue para siempre para encontrarse allí donde están Carlos Dewet Bascuñán, Quintín Oyarzo, Mario Landa, René Soto y nuestros profesores Carlos Godoy, Edgardo Henry Ríos, Alfredo Pacheco Barrera y Francisco Bernasconi además de otros cuyos nombres por ahora no se me vienen a la mente.

      Vaya para la familia de Antonio mi más cálido saludo porque comparto con ellos la pena de su partida, al igual como lo han expresado mis ex compañeros de universidad que pudieron concurrir a su funeral.

Saturday, October 30, 2010

¿UN TELÉFONO CELULAR EN 1928?


      ¿Viajera del tiempo? Buena fue la respuesta del investigador de cine, George Clark, quien descubrió la secuencia de una mujer hablando por celular en la película «El Circo», de Charles Chaplin filmada en 1928 esto es 55 años antes del invento del teléfono móvil, en 1983.
    En realidad, lo del celular es una interpretación actual de la secuencia. Porque en el momento del estreno y la exhibición de la película en todas las salas de cine del mundo, nadie reparó en lo del teléfono móvil, porque no se conocía. Simplemente la secuencia pasó como un hecho natural: una mujer sujetándose la oreja tal vez porque se le había caído un aro o apretándose la mandíbula con la mano por algún dolor de muelas, aunque habla sola y se ríe ¿en un intento por calmar el dolor?
      Hoy muchos dirán «esa mujer va hablando por celular». En cada momento de la historia una actitud será interpretada según los patrones culturales del momento. La gracia de este cuento es que era imposible que alguien usara un teléfono móvil en 1928, porque no se habían inventado y porque tampoco había infraestructura de comunicaciones de ese tipo: torres con antenas, satélites, fibra óptica, transmisión digital ni computadores.
      Esa mujer tiene que estar hablando con alguien, ¿con quién?, ¿en un mundo del pasado? Es una viajera del tiempo afirmó Clarke enamorado de su descubrimiento.
      Todo es asunto de interpretación cultural según los referentes de cada época, digo yo modestamente. Como sea, el cuento es entretenido por el libre juego de quien quiera darle sentido a la situación.
   Pero, el enigma duró menos de 24 horas, según el texto periodístico que incluyo a continuación publicado en emol.cl :

UN INVENTO PARECIDO A UN CELULAR

      WASHINGTON.- No faltaron teorías que involucraban viajes en el tiempo, montajes tecnológicos, un simple dolor de muelas o infaltables extraterrestres, pero el misterio en torno a la imagen de una mujer supuestamente hablando por celular en una película de 1928, finalmente ha sido resuelto.
     El restaurador irlandés George Clarke pasó más de un año revisando una y otra vez la secuencia de la película «El Circo», dirigida y protagonizada por Charles Chaplin, pero nunca pudo resolver el puzzle que causó impacto en las redes sociales.
     Diversas hipótesis surgieron en torno a la misteriosa imagen, sin encontrar respuesta alguna a esta increíble anacronía, hasta que finalmente se encontró una explicación de peso: se trataría de un aparato para mejorar la audición, lanzado en 1924, cuatro años antes que la película.
    De acuerdo a una columnista del «Washington Post», la mujer está portando un dispositivo creado por la compañía Siemens en la primera mitad del siglo XX, apoyándose en imágenes que resaltan una clara similitud entre la campaña publicitaria del aparato y lo que se puede observar en la película. Pareciera un rebuscado precursor del «placement cinematográfico» (exhibir marcas y productos en una película a cambio de financiamiento).
    Sólo queda una interrogante sin respuesta: ¿por qué la mujer aparece moviendo sus labios como si estuviese hablando? Al ser una película muda, pudo estar conversando con cualquier persona o tratando de llamar la atención, sin perturbar el producto final.
     También muchos se pregunta cómo un especialista como Clarke invirtió tanto tiempo en intentar resolver el misterio digno de «La dimensión desconocida», que una vez difundido a través de internet se explicó en menos de un día. ¿Autopromoción? Su nombre por cierto ha circulado en varios medios importantes de todo el mundo.