Thursday, January 19, 2017

EL MONSTRUO DEL MAR DE FERMI

Godzilla, el monstruo del mar, filme de 1954.
      Mi amigo astrónomo me hablaba de su profesor de física en la Universidad de Princeton. Según su relato el mentado maestro era muy bueno, sabía mucho, pero era muy feo. Tanto así que sus alumnos le habían puesto el apodo de monstruo, un poco ─me agregaba mi amigo─ como un remedo de la película El Monstruo del Mar, producción de 1954 que inspiró la serie de películas de Godzilla… O sea, el profesor aquel tenía sus «atributos de fealdad».
     ─Pero, añadió mi amigo, la palabra monstruo a secas le quedaba chica así que le decíamos el monstruo del mar de Fermi…
     ─¿Y dónde queda ese mar?─, le pregunté.
    Él me miró sorprendido, mientras yo me sentí incómodo por no saber en qué parte de la geografía se hallaba el mar en cuestión. «Se llama mar de Fermi ─me explicó en general─ a la acumulación de electrones en la superficie de algunos metales conductores a baja temperatura. Teóricamente presentan el aspecto de un mar agitado y quien postuló la tesis fue el físico italiano Enrico Fermi, por eso la ciencia ha denominado a ese fenómeno mar de Fermi…».
Enrico Fermi 1901-1954.

     Entonces, amigos lectores, si les hacen la pregunta, no intenten una respuesta geográfica, porque es un asunto que corresponde al campo de la física. Y en lo que respecta al monstruo, podemos afirmar 2 cosas: ① el profesor no supo lo del apodo (o a lo mejor, sí) y ② menos se ha oído ─y esto es parte de la chimuchina agregada por nosotros─ que se haya visto alguna creatura como Godzilla escondida bajo las tempestuosas olas del mar de Fermi.

Thursday, January 12, 2017

LA VOZ QUE VIBRÓ EN LAS RADIOS DE CONCEPCIÓN

Carlos Muñoz Martínez, locutor radial y gran lector de noticias por casi 60 años. 
(Foto tomada de Facebook).
           Tenía una voz limpia, cristalina, de barítono. Así era oír a Carlos Muñoz, gran locutor de Concepción, que ha fallecido este verano a causa de un cáncer de hígado que se le declaró hace casi un año. Si se hubiera dedicado al canto, habría tenido el timbre de Elvis o del italiano Boby Solo. Y tal como las grandes estrellas, conservó hasta sus últimos días, su voz juvenil y diáfana, con la que se inició en las radios de Concepción hace 56 años. Leía comerciales, promociones; era el mejor leyendo noticias. Tenía un mechón que le caía sobre la frente y que se lo arreglaba a cada rato mientras se concentraba en dar lectura a las informaciones. Delgado y de buena estatura. Daba la impresión de andar siempre apurado. Leer frente a un micrófono fue su pasión de vida.

         Conocí a Carlos Muñoz en el propedéutico universitario porque coincidimos en las clases de economía. La primera vez él pidió permiso para plantear una pregunta y lo hizo con buen volumen y adecuada modulación. Estaba tres filas por detrás de mí, así que me giré para mirarlo porque su voz me era familiar, de la radio. Así lo conocí. Un par de años después nos encontramos en la ex radio Simón Bolívar, donde trabajamos unos meses juntos. Yo escribía las noticias y él las leía. Hablábamos sobre eso. Después él se fue a otro medio y no lo volví a encontrar físicamente, pero lo seguía oyendo porque estaba presente en las ondas radiales.

           Muñoz también se dedicó al comercio. Incluso se trasladó a Punta Arenas en esa actividad. Al regresar instaló un negocio en la galería Alessandri y siguió vinculado al comercio con la ciudad austral. Sin embargo, la atracción de la radio terminó por cautivarlo definitivamente y volvió en cuerpo y alma a los micrófonos.

       Hace un par de años que me hice la idea de buscarlo en Concepción, saludarlo, conversar con él y hacerle una entrevista grabada en video en virtud de su enorme experiencia y vivencias en el desarrollo de su oficio. Pero, cuando a uno se le ocurren estas cosas hay que hacerlas ya; si no te quedas en el intento como me ha ocurrido una vez más. Termino de escribir esta modesta nota de recuerdos de Carlos Muñoz precisamente a la hora en que son sepultados sus restos en el cementerio de Concepción.

Tuesday, January 10, 2017

UN PREMIO NOBEL A LAS COMUNICACIONES

Alfred Bernhard Nobel.
     He revisado un par de veces el discurso de Bob Dylan para recibir el Nobel de Literatura 2016 y que fuera leído por la embajadora de Estados Unidos en Suecia Azita Raji, a expresa solicitud del galardonado, ya que él no concurrió a la ceremonia.
  ¿Es esto literatura?, se preguntaba el cantante  en su mensaje frente a la clasificación de su trabajo artístico dentro de ese género. Como se sabe, el punto derivó en una polémica mundial. ¿Por qué le dieron el premio a él si su arte no es literatura? La misma Academia Sueca que confiere el premio ha sostenido que la distinción se otorga a "escritores que sobresalen por sus contribuciones en el campo de la literatura".

    Pero, si observamos el argumento dado para distinguir a Dylan, la Academia sostuvo: «por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción». O sea, el cantante, según el Nobel, abrió un nuevo camino para el género literario: la canción popular. Ya no es sólo el texto en prosa, en poesía, en ensayo, en drama, en tragedia o en historia, también dio paso a las composiciones que diariamente oímos en las radios. La Academia actuó con criterio inclusivo. Y me parece correcto.
    Después de conocida su designación me puse a escuchar algunas canciones de Dylan para buscar si sus contenidos líricos calzaban con el sentido del premio. Y me encontré con que muchas de ellas cantan al drama humano de la ausencia de sinceridad consigo mismo, al sueño de una vida más allá, al poeta anónimo de la calle que entrega su arte para el bien del alma. O sea, modestamente yo encuentro contenido, hallo ideas. Dylan es un poeta dotado de un fino sentimiento que comunica como un maestro en sus canciones. Por eso, no me extraña la distinción. Los que no están de acuerdo, hubieran querido a alguien en tono mayor, con más alcurnia o sofisticación. 
Bob Dylan, premio Nobel de Literatura 2016.
    ¿Es esto literatura? pudo ser la última pregunta que se planteara el compositor. A simple vista no, pero hay literatura en el fondo. Dijo Dylan en su discurso: 
     "He estado haciendo lo que me propuse durante mucho tiempo. He hecho decenas de discos y he tocado miles de conciertos por todo el mundo. Pero son mis canciones las que están en el centro vital de casi todo lo que hago. Parecían haber encontrado un lugar en la vida de muchas personas a través de muchas culturas diferentes y estoy agradecido por eso". Y aquí está la respuesta: literatura es lo que se deposita en el alma, moldea los pensamientos, inicia la acción y aflora en la memoria de tarde en tarde para hacernos sonreír o evocar...
     Por lo expuesto y para evitar discusiones en el futuro, propongo que la Academia Sueca debería cambiar el nombre del galardón. En lugar de llamarse Premio Nobel de Literatura debería ser Premio Nobel de las Comunicaciones Humanas.