Friday, May 31, 2019

UN MONSTRUOSO AGUJERO NEGRO «CENTAURO A»

Centauro A, en el cielo del sur de Chile.
        ¿Se acuerda de la primera foto de un agujero negro? Bueno, la ciencia trabaja ahora en la búsqueda de otro de estos cuerpos misteriosos, en nuestra propia galaxia y más allá. Para ubicar uno, la atención se dirige a las fuentes de rayos equis. Una de las fuentes de emisión más poderosas del universo está en la galaxia NGC 5128 también conocida como Centauro A.
      Esta galaxia es una de las más bellas de los cielos que nos rodean con ese resplandor truncado por un irregular cinturón de gas oscuro justo por la mitad, en la zona que correspondería al ecuador. Sin embargo, no es posible ver a Centauro A a ojo desnudo, se requiere de un par de binoculares potentes, si no un telescopio. Esta galaxia se halla ubicada en nuestro hemisferio sur y es vecina de la estrella Alfa Centauro, la más brillante del cielo. Otra referencia de su ubicación es la Cruz del Sur.
         NGC 5128 se halla a una distancia aproximada de 13 millones de años luz. Los astrónomos esperan poder fotografiar la imagen de otro agujero negro, tal vez el segundo, situado en el centro de Centauro A. Se sospecha que ese cuerpo oscuro sería uno de los más grandes.  La galaxia, como ya he dicho, es de una belleza simpar, pero lo que oculta en su corazón es algo terrible: el mayor agujero negro imaginado, un monstruo de verdad.

Tuesday, May 28, 2019

LA PERSONALIDAD DE DIÓGENES

La célebre escena del filósofo frente al rey Alejandro, en Corinto, Grecia.
        A la sociedad actual le hace falta un Diógenes de Sinope, el filósofo cínico que vivió en la Grecia Clásica entre el 412 y el 323, a de C. Era un hombre que despreciaba la riqueza y todos los amaneramientos sociales. Vivía en un tonel, primero en Atenas, y luego en Corinto, al sur del país.
      Una mañana estaba sentado junto a «su casa» siendo él un hombre muy conocido y comentado por todo el mundo. Fue así que se le acercó el rey Alejandro Magno, quien dirigiéndose a Diógenes, le dijo «pídeme lo que quieras y te lo concederé». A lo que el filósofo le respondió «quítate, hazte a un lado, que me estás tapando el sol».
        Lo único que tenía era su tonel o tinaja, una manta, un bastón, una linterna y una bolsa, donde guardaba un cuenco. Un día vio que un niño tomaba agua de una fuente usando sólo sus manos. Entonces dijo «este muchacho me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas». Así que sacó el cuenco de la bolsa y lo botó.
       Comía en la calle, lo que la gente le daba. Un día estaba lavando una hojas de lechuga para hacerse un almuerzo. En esta tarea lo vio Platón, quien le ofreció que sirviera de consejero al rey, como él, y que así no tendría que estar en esos menesteres. Diógenes le contestó: «Si tú supieras lavar hojas de lechuga como lo hago yo, no tendrías que doblegarte ante un poderoso».         
         Hay muchos otros testimonios en la historia que nos hablan de la firme personalidad de este filósofo que no nos legó  ningún texto, porque no escribió. Pero, en el mundo antiguo ganó un enorme respeto por su consecuencia de rechazo a los placeres de la vida en sociedad. Ni riqueza, ni fama, ni reconocimientos. Nada, lo despreció todo. Nos faltan hombres como él, que enfrenten a los poderosos con su ejemplo. La ciudad de Corinto, donde murió, le erigió una estatua junto al mar. 

Sunday, May 26, 2019

EL PLÁSTICO NO TIENE LA CULPA

Imagen tomada de Internet.
             Hay argumentos muy poderosos para justificar la eliminación del plástico de nuestra vida diaria, en particular las bolsas que daba el comercio para llevar las compras. Pero, un estudio reciente, saca a la luz argumentos muy poderosos también para denunciar que esa medida es un error.  Y estas últimas razones se ven bien convincentes. La primera de ellas es que la presencia horrible de basura de plástico por todas partes, mayormente en los mares, no es culpa del plástico, sino de nuestra mala educación de arrojarlo todo en forma descuidada y de la falta de políticas para tratar las basuras. Porque, dice el estudio, las ventajas del plástico son enormes.
                    Es cuestión de ver y hacer cálculos: un envase de plástico pesa diez veces menos que uno de vidrio, o sea si la opción es esta última hay que gastar más petróleo o electricidad en el transporte. Si el reemplazo fuera el papel, en el caso de las bolsas, exigirá cortar más bosques y consumir más agua para producir papel. Dicen que la carne envasada al vacío y sellada en plástico dura 30 días más que si no lo fuera... Y para qué seguir, el estudio es largo.
                    En definitiva, este asunto del plástico y el micro plástico desparramado al destajo como basura por todas partes de la tierra, difícil de degradar, tiene que ver con nuestros hábitos y cultura. Además de una política de clasificación de la basura y de iniciativas privadas para ver de qué forma se puede reciclar todo eso. Cortar a lo derecho y prohibir las bolsas de plástico no es una buena idea, al parecer, sino es favorecer el negocio de otros, de los que viven cortando árboles o contaminando el planeta quemando fósiles...