Wednesday, July 26, 2017

HERNÁN OSSES SANTA MARÍA

 
El periodista y profesor de periodistas Hernán Osses Santa María. A la izquierda el libro que conservo y que él me regaló en los años 70. Contiene el guión de la película "La Dolce Vita".
POR NELSON PALMA


     Un periodista de Concepción, de los diarios y las radios, de los años 60 y los 70, captó con agudeza los movimientos culturales renovadores que llegaban desde Europa en la música popular y en el cine. Fue Hernán Osses Santa María, además formador de periodistas en la Universidad local y en los medios. Él comprendió el significado que tenía para Concepción esa influencia europea y vibró con ella. Pero, también comunicó eso con entusiasmo en su entorno más cercano y lo llevó donde quiera que se desempeñara.

  Para nutrirse acerca de esta valiosa innovación foránea investigaba en revistas como «L’Europeo», «L’Espresso», «Paris Match»; leía guiones de películas magníficas como «La Dolce Vita»; iba al cine para ver con fruición el trabajo de directores y maestros: Rissi, Antonioni, Demy, Truffaut, Passolini, Bergman, Kurosawa, Rosselini, De Sica, Bertolucci.

Instantáneas , escenas y personajes de películas de Fellini. Imágenes "fellinescas" 
al decir de Hernán.
    Si hasta se hizo amigo del distribuidor cinematográfico de Concepción, Marcos Emilfork, con quien departía animadamente sobre la «fábrica de sueños» mientras oían tangos. Uno de sus referentes era el genial Federico Fellini, quien en pasajes de sus producciones ensalzaba lo grotesco, de circos descoloridos. A Hernán le atraía esa estética de lo feo embellecida y expuesta por el artista italiano. O de esa dificultad para distinguir en sus películas entre lo soñado y lo vivido. 
Marcos Emilfork, experto en 
cine y tangos fue un gran 
amigo de H. Osses.

    Por eso, Osses creó el adjetivo «fellinesco» para calificar a la fealdad dialogando con un ambiente de belleza escénica o para significar personajes de pesadillas al estilo del director italiano con los que uno se tropieza de tarde en tarde. Fellini se deleitaba mostrando el contraste casi extremo de sus personajes, por ejemplo, entre Sophia Loren y la inabarcable María Antonietta Beluzzi («Amarcord»). En una ocasión a la salida de un cine, Hernán me comentó: «Pareciera que Fellini nos dijera: 'no busquen la belleza en el pueblo'». Nos reímos juntos un largo rato por la apropiada reflexión. La frase me quedó grabada como apotegma de un maestro. 

    ¡Qué decir de las películas francesas que fueron su pasión! Se deslumbraba con «Los Paraguas de Cherburgo», que interpretaron Catherine Deneuve y Nino Castelnuovo con la dirección de Jacques Demy. Le oí decir que esa película la vio ¡quince veces! Apuesto a que la cifra aumentó después de haberla yo escuchado. Se conocía de memoria cada escena de ese filme. 
Catherine Deneuve en dos escenas de «Los Paraguas de Cherburgo», 
una de las películas francesas preferidas de Hernán Osses.
     En su repertorio no faltaba Luis Buñuel y entre las obras de éste: «El Discreto Encanto de la Burguesía». Le intrigaban las situaciones embarazosas presentadas en esa película, pero también le encantaba su título lleno de ironía. Él lo usaba para referirse con un poquito de sarcasmo a los gustos excéntricos de algunos empingorotados  burgueses de Concepción. 

   A sus estudiantes los motivaba para que crearan un guión cinematográfico y producir un filme en la escuela de periodismo, porque la universidad tenía latas de películas para filmar y que había que usarlas. Quizá él mismo ¿habría querido dirigir una producción? Conversar con Hernán sobre estos asuntos era entrar en esos recovecos de las inquietudes, de los sueños adolescentes. Observarlo como trabajaba, como reporteaba, como instruía a los fotógrafos, a los diagramadores, era algo inspirador.
Arriba, desfile de personajes circenses de la película «8 ½»; abajo, Fellini dirige a
Marcello Mastroiani para la escena final de "La Dolce Vita".
 
    Escribía con una velocidad superior a la de un periodista promedio; y, lo cautivante que era luego leer sus rápidas y atildadas crónicas, notas, lecturas de fotografías; titulaba, despachaba, iba a los talleres a observar el desarrollo del proceso del diario. Estamos hablando de la prensa escrita.

     Verlo desempeñarse en la radio era un Hernán en una dimensión fuera de lo común: preciso, seguro, de buen vocabulario, utilizaba expresiones que desdeñaban el lugar común o la frase cliché, con ideas innovadoras, de una fina capacidad de observación que le conferían su talento profesional y su calidad humana.

La voz de Catherine Spaak en el programa de
radio "«Simón Bolívar» de Concepción.
     Pero, volvamos a su pasión por la corriente cultural europea. Hernán descubrió la música popular que provenía de ese continente con el oído de un discjockey. En los espacios que producía ─en la radio “Simón Bolívar”, que ya no existe─ introducía esas canciones novedosas, recién salidas y a la venta en las disquerías de Roma, París o Berlín que difundía el programa Paris Ritmo, de la Radio y Televisión Francesa. Así en horario matinal del domingo podíamos oír a Catherine Spaak, Edoardo Vianello, Silvie Vartan, Bobby Solo, Doménico Modugno, Adriano Celentano; con comentarios suyos sobre esas grabaciones musicales intercalados entre tema y tema. Ese espacio radial creado por Hernán fue entretenidísimo y de alta sintonía.

    De regreso en el diario, moviendo el dial de una radio Hallicrafters de la segunda guerra mundial Osses sintonizaba la Deutche Welle (La Voz de Alemania) , la RAI (Radio y Televisión Italiana) o el servicio de noticias dictadas de La Voz de América. Se informaba a través de los medios disponibles entonces. Hernán era un periodista documentado no sólo de lo expuesto, también del fútbol, de la política, de los nuevos movimientos políticos que nacían en el seno de los centros de educación superior. 
La estética del contraste en el cine italiano, admirada por Hernán. A la izquierda 
Antonietta Beluzzi («Amarcord»); a la derecha, Sophia Loren («Boccaccio 70»).
   Como profesor universitario contagió con los ideales periodísticos a muchos de sus alumnos en el Curso Propedéutico (Periodismo 114, así se llamaba su asignatura) y fue por eso que una cantidad selecta de ellos optó por seguir esa profesión precisamente cuando la balanza de las dudas  juveniles podía inclinarse hacia cualquier lado. Un profesor como pocos, un amigo incondicional, una persona inspiradora, hombre generoso para brindar oportunidades, comprensivo, con sentido del humor, con conocimientos, con técnica. No encontraremos otro ser humano con sus características de excepción en los años que nos quedan. Tal es mi testimonio sobre Hernán Osses cuando han pasado apenas unas semanas de su partida.
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En la revisión de estilo de este texto participó el periodista Max Wenger.


EL TESTIMONIO DE LUIS GARCÍA DÍAZ, 
«EL MAESTRO»
     
El periodista y abogado Luis García Díaz, conocido con el seudónimo de «El Maestro», retrató una imagen de lo que fue Hernán Osses Santa María, en un texto de su libro «Setenta y tantos» publicado el 30 de mayo de 1992.  Luego de asumir como director del diario La Patria en reemplazo de Jorge Gómez Torres, recuerda García Díaz:
     «Tuve entonces la suerte de contar con la cooperación de Hernán Osses Santa María, para mi gusto el periodista más capaz y de más alta creatividad que ha surgido en Concepción».
   Y agrega el Maestro García para reafirmar lo escrito en el párrafo anterior:
    «A Hernán Osses se le ocurrió que el diario (La Patria), a despecho de sus falencias, debía publicar un suplemento dominical  y todos nos metimos de cabeza en la idea para sacar virtualmente de la nada un producto que, ciertamente, fue modelo de categoría y esfuerzo periodístico».