Wednesday, January 04, 2006
Nunca vuelva al lugar de sus sueños
El septiembre de 2005 se cumplieron cuarenta años de la muerte del notable poeta y dramaturgo español, Alejandro Casona, quien además de teatro y poesía hacía comentarios radiales muy escuchados, por lo entretenidos y por su sentido de trascendencia. Grabados en discos de acetato llegaban de España y aquí los retransmitían algunas emisoras. Por eso, pude oírlos años después de su desaparición. Tenía una voz pausada y profunda.
La infancia la vivió en la casa solariega de sus padres, en Besullo, Asturias. Por su arquitectura y tamaño, la gente del lugar la llamaba la casona. Años después el poeta adoptó el nombre de Alejandro Casona, en honor a la feliz evocación del techo de su niñez. Su apellido original era Rodríguez.
En uno de sus comentarios radiales, abordó este aspecto, que recuerdo nítido. Luego de abandonar su casa muy joven, aquélla fue creciendo en su imaginación y se le aparecía en los sueños como el Paraíso. Este proceso de idealización con fuerte carga emocional del solar, se convirtió en el poeta en un deseo irrefrenable por volver y revivir su niñez.
Pudo cumplir este anhelo obsesivo ya muy mayor. Un día se dio el tiempo para ir a Besullo. Con el corazón latiendo a mil por hora llegó por fin al lugar. Ahí estaba la casona. Pero…
Cuando entró en ella lamentó haber vuelto. Porque el sueño se rompió ahí mismo como una copa de cristal que cae al suelo. La casa real era chata, oscura, vieja y abandonada. No había ni luminosidad, ni aroma de ricos desayunos maternos, sólo soledad y tristeza.
En el comentario radial, Casona dijo algo así: “recomiendo no volver al lugar de los sueños, porque será el fin de la magia, la ruptura y la desaparición de algo muy bello. Usted no eche al suelo esa construcción íntima creada por la imaginación retroalimentada durante largo tiempo. No vuelva allí, nunca”.
Me refiero a este asunto tan subjetivo, porque uno espera todo el año las vacaciones para cumplir anhelos: volver a sitios hermosos, ocultos en el recuerdo y que tienen enorme significación. Y no es tan difícil hacer esto hoy en día. Como dijo Casona, yo le recomendaría a usted que no lo haga, porque cuando llegue va a sentir más pena que alegría. Es el fin del sueño. A mí me ha pasado un par de veces.
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