Tuesday, February 13, 2007

UN TOQUECITO DE SOFISTICACIÓN


Con mi amigo Mario Reyne entramos en un salón de té, del centro, para hablar de proyectos. Estábamos sentados junto a una simpática mesita y empezábamos a conversar sobre nuestros asuntos, cuando llegó el mesero. Yo un chocolate, dijo Mario. Y yo pedí un té.

¿De qué variedad?, me preguntó el mesero.

Sorprendido por la pregunta, me sentí un poco incómodo, mientras Mario, con los ojos bien abiertos, noqueado por lo que me había dicho el mesero, me miró para ver cuál sería mi reacción. Pensé ágilmente y se me ocurrió responder con otra pregunta:

¿Qué me ofreces?

Los clásicos, señor: breakfast, earl grey, jazmin tea…

Se me vino el alma al cuerpo, por fin había entendido la pregunta inicial y dije con aire de canchero:

En la selección de un té, yo no me equivoco. Un earl grey, por favor.

Mario me seguía mirando más anonadado.

¿Qué pediste?

Un tipo de té, pues Mario, de ese que venden en el supermercado, le dije dándome las ínfulas de un experto.

A mí que no me vengan con esas preguntas, me dijo Mario hablando a lo derecho y haciendo un mohín. Y continuó:

Cada vez que yo pido té, me traen té, del de siempre. ¡Qué sé yo de qué marca o etiquetas por el estilo. Para mí el té es un solo!

Pero, Mario, insistí, es que el earl grey tiene su saborcito como a pimienta, ¿me entiendes?

Mi amigo me miró incrédulo moviendo la cabeza con aire resignación. Y en ese momento nos enfrascamos a conversar nuestros asuntos.

ME CONTARON QUE ASÍ FUE LA RENDICIÓN ALEMANA


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El General alemán Alfred Jodl (tercero a la derecha), flanqueado por el Almirante Von Friedeburg (segundo a la derecha), firma el 7 de mayo de 1945 en Reims, Francia, la rendición alemana, dando fin oficial a la guerra en Europa. Pero el día oficial de la victoria es todavía motivo de debate: los rusos no aceptaron la firma de Reims y exigieron una ratificación en Berlín el 9 de mayo.

(Foto: www.bbc.co.uk)
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En una nota anterior cité a mi amigo Herbert Zegers, fallecido hace años, una excelente persona, quien durante la Segunda Guerra Mundial integró el ejército alemán. Tuve la oportunidad de oírle historias no narradas que él vivió durante ese conflicto en el grado de cabo y en particular acerca del día de la capitulación.

Me dijo que a primera hora de la mañana el día de la rendición del Tercer Reich, el 7 de mayo de 1945, los oficiales de su regimiento citaron a la tropa para una formación a las tres de la tarde. Entre los soldados nadie sabía con qué propósito.

El regimiento de Herbert estaba instalado en el norte de Italia, zona donde fue destinado luego de haberse replegado del frente oriental. La primera parte de esa jornada transcurrió como todos los días con los soldados preparando sus cosas, sus uniformes y su armamento. Después del rancho, a eso de las doce y media, la tropa se concentró en el cuartel a la espera de la formación.

Fue entonces cuando mi amigo Zegers y sus compañeros comenzaron a sospechar que estaba ocurriendo algo fuera de lo común: no se veían los oficiales. Durante el almuerzo él alcanzó a divisar a dos tenientes, a los que después perdió de vista de repente.

“Llegaron las tres de la tarde, --me dijo Herbert-- y todos nos mirábamos unos a otros como diciendo ¡exijo una explicación! Ni el coronel a cargo de nuestro regimiento ni su séquito de oficiales aparecieron por ninguna parte. Así que nos formamos como estaba previsto por orden de un sargento. O sea, nos dimos cuenta que todo el regimiento estaba al mando de un sargento. Se nos cayó la teja que la guerra había terminado y que habíamos perdido. Por eso, nuestros jefes se hicieron humo…”

Entonces le pregunté a Herbert, qué había pasado después de esa formación. Me dijo que el sargento había llamado a romper filas, pero que no dio la orden de dejar el regimiento. Sin embargo, como las certezas de la rendición eran clarísimas, los soldados empezaron a quitarse sus uniformes y trataban de vestirse de paisanos. Al final nadie se acordó de la orden del sargento de no salir del recinto, puesto que el mismo suboficial también se lo había tragado la tierra.

Herbert continuó diciéndome que él se concertó con otro cabo para ir a la cocina, donde ya no había nadie, para tomar la comida que hubiera y salir de allí. Su amigo se había conseguido un jeep. Con el estanque lleno, ambos, vestidos de italianos, salieron velozmente del regimiento por la puerta principal, cuya barrera estaba levantada y no había guardias. Por el espejo retrovisor, Zegers pudo ver como los últimos soldados, hasta entonces sus compañeros, salían corriendo también, en todas direcciones.

En el jeep dejaron el poblado y se fueron por un camino secundario hasta que el vehículo se perdió en el bosque. Subieron un cerro elevado muy poco concurrido y acamparon entre los árboles. Dos semanas después, bajaron asustados y se presentaron ante las autoridades aliadas. Aquellos les tomaron los datos, ellos entregaron el jeep y quedaron en libertad un par de días después. Herbert regresó a su país en un camión, para tratar de hallar a su familia. Me dijo que más de una semana después de la rendición, la aviación aliada seguía atacando zonas urbanas de la derrotada Alemania nazi.

Conocí a Zegers cuando yo era redactor de noticias internacionales en TVN y él era jefe de la agencia DPA en Santiago.

Monday, February 12, 2007

LA CAPITAL TRASTORNADA Y DEFORMADA


     Estudiosos de las comunicaciones afirman que los medios construyen la realidad social y yo agregaría que también la deforman, creando espejismos, convirtiendo como si fueran materias generales, asuntos que son particulares.
      Conversé acerca de esta cuestión con una persona que viajó desde el sur y que no conocía Santiago. De inmediato me interesó saber si las imágenes de la ciudad que había visto por la televisión y, por tanto, la idea que él tenía de la capital eran similares a las que él estaba comprobando por sus propios ojos. Sus respuestas fueron sorprendentes:
      «Primero, cuando el bus se detuvo en el terminal pensé que sentiría más calor del que me recibió en el andén. Me había hecho el ánimo para sofocarme y la verdad es que no era distinto de la temperatura promedio de mi pueblo, unos 27 grados centígrados a esa hora de la tarde».
       Continuó mi huésped:
    «Segunda realidad, pensé que el aire sería más pesado, irrespirable, que habría smog por todos lados y comprobé que la brisa era la misma que mece las galegas de la zona central. Nada nuevo».
     «Tercera realidad, cuando salí a la Alameda me preocupe de abrir bien los ojos, porque los delincuentes y cogoteros estarían esperándome detrás de los quioscos de bebidas o que muchos patudos se acercarían de inmediato a mí a contarme algún cuento del tío. Nada que ver, los santiaguinos resultaron ser tan amables como los habitantes de mi pueblo. Eso que la gente del sur es buena onda es cierto, pero aquí en Santiago, también».
     «Cuando llegué a la estación del metro imaginaba que tendría que luchar codo a codo con agresivos pasajeros para abordar ese medio de transporte. Nada más lejano a la realidad. Después al momento de subir a un taxi, me sorprendió que el vehículo llevara sus vidrios abajo, puesto que yo sabía que los cogoteros quitarían sus pertenencias a los pasajeros y saldrían huyendo. Sin embargo, pude viajar a mi destino en taxi con el codo apoyado en la ventana».
    «Por último, la ciudad es más grande que la que muestra la televisión. El centro es enorme, los edificios son más altos de lo que imaginé y nunca pensé que los carabineros de La Moneda a uno lo trataban tan bien. Las imágenes que me llevo de la capital a mi pueblo, son muy distintas a las que me muestra la televisión».

UN DÍA PARA SOCIÓLOGOS


    En nuestras clases de Sociología, en la Universidad de Concepción, nos decían que los sociólogos son observadores del comportamiento de la gente en sociedad para conocer sus conductas y poder teorizar sobre los cambios culturales.
      La puesta en marcha del Transantiago marca un cambio de época en el transporte público de la ciudad, que involucrará un cambio de cultura radical entre los usuarios. Estoy claro que no habrá marcha atrás y que quienes protestan hacen uso de su derecho a pataleo, nada más.
      Si estuviera vivo don José Zapiola escribiría en sus «Recuerdos de Treinta Años», que las micros te recogían en la puerta de tu casa y te dejaban en la puerta de tu trabajo, que a bordo podías comprar un helado, una bebida fría o un parche curitas y de cuando en cuando oír algún cover en vivo de Violeta Parra. En una ciudad moderna, eso ya no será posible.
    Quienes somos el jamón del sándwich, o sea, los usuarios, tendremos que adecuarnos. Creo que si se implementa bien, el Transantiago será un salto al futuro, lo que no significará bienestar individual, digamos, en el consumo del transporte. Pero, sí ganaremos en otras cosas: orden en las calles, más educación al subir o al bajar, empleo de los paraderos como es debido, respeto en los horarios. Habrá que caminar más. Pero, eso también es bueno.
     Vuelvo sobre los sociólogos. Como estos días son de transición cultural en el transporte, me imagino que estarán tomando nota en los terminales, en los paraderos, viendo las opiniones por televisión, recogiendo ellos mismos las respuestas a sus encuestas. El trabajo que estos profesionales hagan en la investigación de este cambio servirá para otras modificaciones que el estado tendrá que aplicar en el futuro como el uso racional de la energía, el agua potable y otros servicios.
    El conocimiento que se obtenga de este cambio masivo, radical, que incluye a millones, servirá como modelo para aplicar en el porvenir. Este es un día para los sociólogos, pero no me pregunte usted si ellos están tan interesados, como yo me imagino.

Friday, February 09, 2007

UN EXPLOSIVO TRIÁNGULO AMOROSO EN ÓRBITA TERRESTRE



Como los faranduleros no han hablado del triángulo amoroso entre astronautas, hay un asunto de lo más sabroso porque incluye hasta un intento de asesinato, aquí vamos con el análisis:

Dos mujeres se disputan el amor de un caballero: La víctima de los engaños, la astronauta Lisa Nowak; su rival, una oficial de la fuerza aérea, Colleen Shipman y el caballero, el astronauta Bill Oefelein.

Nowak voló el año pasado en el Discovery y su especialidad era mover el brazo mecánico del transbordador. Shipman es una ingeniera a cargo de los lanzamientos de cohetes en Cabo Cañaveral y Oefelein es un hombre que se desempeña bien en el espacio extraterrestre, pero que no se maneja con las mujeres.

El asunto es muy serio porque informada de la infidelidad del caballero, Nowak decidió deshacerse de Shipman. La esperó en el aeropuerto y la atacó con un producto químico con el propósito de eliminarla. Fue detenida y está presa.

Este descontrol de emociones pudo haber tenido efectos catastróficos. Imaginemos que Shipman se hubiera querido deshacer de Nowak,  pudo haber hecho que el Discovery estallara en el despegue.

Pensemos que la celosa Nowak se hubiera querido tomar desquite de Oefelein. Como experta en el brazo mecánico del transbordador pudo haber conseguido cortar el cable que unía al astronauta a la nave durante una caminata espacial. Oefelein, en ese caso, habría quedado flotando en órbita, sin ayuda, sin oxígeno, sin comida, sin comunicación. Tendríamos el primer cadáver girando para siempre en torno a la tierra.

Por último, si Nowak hubiera matado con sus manos a Oefelein en la estación orbital internacional, habríamos visto el crimen por televisión. Pero, desde el punto de vista jurídico ¿qué tribunal tendría competencia para juzgar un asesinato en el espacio exterior en una nave multinacional?

Ningún escritor de ciencia ficción que conozco imaginó un triángulo amoroso con tanto riesgo potencial. Los expertos deberán abocarse ahora a desarmar triángulos por las buenas y no ser mudos testigos de infidelidades, antes que el problema les estalle en la cara. Afortunadamente la víctima de los devaneos del caballero optó por actuar contra su rival con los pies en la tierra, donde la aplicación de la ley no admite opiniones en contrario.
Yo creo que el juez que ve el caso tiene que citar a los testigos y "tapaderos", ya.

Thursday, February 08, 2007

LOS MÁRTIRES ANÓNIMOS DE LA CARRETERA AUSTRAL

(Foto: www..thikatravel.com)
Muchos turistas en 4x4 recorren hoy la carretera austral. Yo también lo he hecho recientemente, una linda experiencia. Conocí la zona en 1976 cuando el camino no existía.

Una de mis botas de goma se rajó medio a medio cuando pasé por entre la maleza porque una planta como el maguey, de hoja larga, actuó al modo de un cuchillo y me quedé virtualmente con un pie sin protección en el descampado y bajo la lluvia.

Esta experiencia la tuve mientras reporteaba para TVN la construcción de un tramo de la carretera austral, en el sector de Santa Lucía, al sur del lago Yelcho. Quien actuaba como mi guía en esta incursión por esa tierra virgen era un coronel de Ejército de apellido Van Schowen, encargado de las obras. Él me había advertido del peligro del contacto con los tupidos arbustos del sotobosque. Caminábamos saltando charcos, pisando los envaralados sobre los que echarían las piedras de la futura calzada.

A pie subíamos una cuesta para llegar a las faenas donde grupos de trabajadores con hachas y picotas abrían la senda luchando contra la naturaleza. Mientras avanzábamos teníamos a la derecha la montaña y a la izquierda un enorme desfiladero cordillerano que terminaba en un profundo río. El coronel se detuvo y lo mismo hicimos los demás. “Aquí tuvimos que usar dinamita”, contó Van Schowen, “para poder continuar con el camino. El problema fue que varios días después una parte de este cerro se vino abajo y se llevó a dos trabajadores. Están sepultados allá en el fondo por el rodado. Hicimos todo lo que pudimos para recuperar los cuerpos”.

Como la construcción de la Gran Muralla China, el camino Austral también tiene sus mártires. Me quedé pensando en los sufrimientos de esos trabajadores anónimos, cuando el repentino canto de un chucao me devolvió a la realidad. Mi reportaje, que salió al aire en las noticias de las nueve se refirió, en parte, a esos sacrificios.

En Puerto Montt me despedí de Van Schowen, un tipo amable con aires de ser hombre de campo. Años más tarde volví a saber de él, pero en circunstancias muy distintas. El avión en el que volaba cerca de Coyhaique sufrió un accidente y desapareció. Pese a las intensas búsquedas realizadas entonces, la aeronave no fue encontrada, situación que se mantiene hasta hoy. Tampoco fueron hallados sus ocupantes. Corrieron la misma suerte de aquellos trabajadores anónimos. Con la muerte del coronel, muchas historias sobre ese camino se perdieron.
No hace mucho tiempo el alcalde de Cochamó me dijo que quería colocar en el centro de la placita de Río Puelo, un busto en recuerdo de Van Schowen, como un homenaje a un realizador poco conocido de la ruta austral. Le sugerí que ese reconocimiento también podría hacerse extensivo a todos quienes dieron su vida en la construcción de ese hermoso camino de Chile.

Wednesday, February 07, 2007

UNA MARCHA DE MÁS DE 40 AÑOS

Guerrillero, guerrillero, decía el estribillo de esa marcha revolucionaria, cuyo nombre no sé, pero que imagino debe ser ése: Guerrillero.
La oí en los años sesenta, como cortina musical del noticiario de Radio Habana, Cuba, “territorio libre de América”, como decía el locutor a modo de slogan de ese espacio radial. El estribillo era pegajoso y me quedó grabado.

Como parte de las tareas de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Concepción, había que escuchar los noticiarios: La Voz de América, Radio Moscú, Radio Chilena, Portales, Minería, Simón Bolívar, para aprender a hacer las noticias.

Me propuse en aquellos años buscar y tener esa marcha en mis archivos como una reliquia nostálgica. Comencé por visitar las casas de música de Concepción. En la tienda Rapsodia, instalada en un recodo de la galería Olivieri, su dueño, Bernardo Saldías, me dijo cortante –como hablaba él, que no la tenía. Y no la hallé en ninguna otra tienda del ramo en la ciudad penquista. Tampoco en Santiago, ni en Valparaíso. En mis viajes al extranjero también la busqué sin resultados.

Entonces me propuse intentar en Cuba. Ahí la cosa no podía fallar. Sin embargo, yo nunca fui allí, pero la encargué a amigos viajeros a ese país del Caribe. El primero me trajo de regreso un CD, adquirido en una disquería de La Habana. Instalé rápidamente el compact en mi equipo casero de audio para oír mi marcha… y nada. En su reemplazo el equipo reprodujo canciones de Carlos Puebla y sus Tradicionales tales como “Si no fuera por Emiliana…” La persona que me trajo el CD me explicó que eso era lo único que había en Cuba cercano a lo que yo buscaba. Desilusión.

Cuando el Papa Juan Pablo II fue a La Habana, le hice el encargo al productor Pepe Martínez, de Canal 13, quien viajó para la cobertura. Al regreso, la misma historia: me pasó un CD con música de Silvio Rodríguez “Mi unicornio azul”, pero en el registro no estaba la marcha aquélla. Pepe, muy cordial siempre, me dijo lo mismo: es lo más próximo a lo que me encargaste. Le agradecí, pero...

Hasta que conocí hace un tiempo a una persona cubana, quien me aclaró que esas marchas, que se difundieron en los comienzos de la revolución, nunca estuvieron a la venta. Si lo hubiera sabido a tiempo, pensé, me habría ahorrado cuarenta años de búsqueda. Pero, espérate, me dijo mi amigo tratando de sacarme de mi súbito pesimismo, yo voy a hacer algo. Pasaron varios meses hasta que me topé de nuevo con esa persona, quien sonriente me dijo: “toma aquí está. La encontré en mis archivos”. Se me pusieron los pelos de punta, corrí a mi equipo de audio y puse el CD para salir del empacho. Presioné play y subí el volumen. Los bafles sonaron fuerte:

¡Guerrillero, guerrillero!

SI USTED AYUDA, PUEDE HABER VACANTE


He tenido la oportunidad de revisar antecedentes de personas que buscan trabajo. Me doy cuenta que cada uno hace su currículum vitae con lógica tincada. Unos más originales que otros, pero que no son otra cosa que copias de formatos. Hay ideas en Internet y hay personas que ayudan. Pero, no sé de la existencia de un patrón.

Es obvio que un curriculum debe tener los datos básicos de la persona interesada, sus antecedentes académicos, sus publicaciones si las hay y la experiencia laboral.

¿Es suficiente?, ¿Sirve todo eso para el propósito?

Creo que esos datos no alcanzan para que las personas que adoptan las decisiones se formen una idea cabal a partir de los datos en el papel. Faltan cosas importantes en un curriculum. Por eso es que los ejecutivos echan mano a los psicólogos.

Son los psicólogos que entrevistan a los interesados los que ahondan más para obtener lo que ellos llaman “los insumos” para poder emitir un fallo que declara competente o no apto a la persona para desempeñarse en un puesto tal.

A un curriculum le faltan los otros antecedentes necesarios: cuáles son sus preferencias, qué música le gusta, los libros que ha leído, los que está leyendo, qué tipo de películas, cuáles son sus sueños, cuáles sus hobbies, dónde le gustaría ir, a quién le agradaría conocer. O tal vez, qué cosas no le gustan.

Con estos datos el ejecutivo que escoge entre varios interesados tendría una visión más completa y alcanzaría a captar las vibras de los postulantes, lo que le ayudaría a despertar su intuición y elegir adecuadamente.
Si usted está en esta en la situación de buscar empleo, presente su curriculum a quien corresponda. Le sugiero llenar una segunda página, con el lado simpático de su vida. No está de más, ni nadie lo va a rechazar.

Friday, February 02, 2007

LOS POLÉMICOS KILOS DE TYRA BANKS



      No siempre vamos a hablar de cosas graves. También podemos darnos un recreo y comentar algo del glamour internacional, lo que no es necesariamente frivolidad. En este sentido, les cuento que descubrí a Tyra Banks en un show de televisión norteamericana, no hace mucho. La trama del asunto era que esta mujer dirigía un casting para descubrir a una próxima top model. Me sorprendió su belleza, pero por sobre todo, su personalidad. Era capaz de hacer llorar a jóvenes aspirantes angustiadas por ganar y no se le movía un músculo del rostro ni sus ojos brillaban jamás por la presencia de una lágrima en los momentos emotivos más fuertes.
      Tyra Banks está otra vez en la cresta de la ola porque de los 52 kilos que pesaba, ha subido a cerca de 80. Con todo ese sobrepeso igualmente apareció en la portada de la revista People atacando a sus críticos: «recibo cientos de mails de chicas que me dicen "tú no eres sólo un pellejo, como todas las otras; tú eres bella”», dice Tyra en la publicación.

    Banks quería ser veterinaria, pero justo cuando ingresaba en la universidad la llamaron para modelar. Sus medidas como modelo profesional eran 92-60-92. Su talla de vestidos es 38 y calza 41, según la Wikipedia.
   Dejó de ser supermodelo hace dos años y desde entonces se ha despreocupado un poco de su peso; pero sus admiradores y amigos destacan que su busto natural y su cuerpo no han perdido ni un ápice de la belleza indispensable para cautivar a millones.
   Aparte de supermodelo, Tyra es estrella del cine ─ha actuado en películas de segundo nivel─, ha participado en clips con Michael Jackson y me informo, recién, que también grabó un disco como solista: «Mueve tu cuerpo».
   Los gringos tienen Tyra para rato: porque engorda o porque adelgaza: en las fotos que adjunto aquí: aparece ella como era en 1998 y como era hasta hace muy poco tiempo. La Wikipedia destaca que mide un metro ochenta de estatura y que sus ojos son verdeo o eventualmente grises.

Tuesday, January 30, 2007

LAS MANZANAS DEL COMETA

RAY BRADBURY




(Esta nota la escribí en 1982, luego de una entrevista con Ray Bradbury en su casa. La Revista del Domingo de El Mercurio publicó un resumen de ella en 1985. Como por estos días anda otro cometa girando cerca del sol y a la vez se cumplen 21 años de la última pasada de Halley, doy a conocer mi conversación completa con el brillante escritor norteamericano.)



Entrevista con Ray Bradbury

Por Nelson Palma

            «Los astronautas pusieron mil limonadas y mil botellas de cerveza a bordo del cohete Copa de Oro, poco antes de iniciar un riesgoso viaje hacia el deslumbrante sol del mediodía.

           «¡Al Sur! , ordenó el capitán y la tripulación desconcer­tada preguntó por qué, si en el espacio no hay direcciones. El coman­dante les respondió con energía: ¡Cuando uno se dirige al sol y todo se hace amarillo, ardiente y perezoso, entonces uno va en una única dirección!».
    Así, resumido, comienza el cuento LAS DORADAS MANZANAS DEL SOL, uno de los buenos relatos de Ray Bradbury, escrito en 1952.

  El cohete de aquel valiente capitán bradburiano estuvo a punto de sucumbir en ese loco y maravilloso proyecto espacial. Pero, esos astronautas «picaron al león y escaparon del zarpazo». Lograron recoger fuego del sol. Pudieron traer consigo ─agrega la narración─ «un poco de la carne de Dios, la sangre del Universo, el pensamiento deslumbrante, la enceguecedora filosofía que había amamantado a una galaxia, que emplazaba o acallaba vidas y subsistencias...».

      Tal como lo hizo el cohete Copa de Oro, hoy el cometa Halley se dirige al «Sur» . Sin limonadas ni cerveza, ni tripu­lación, se acercará al sol el próximo verano . Y así como ha ocurrido regularmente a lo largo de millones de años , ejecutará una vez más su prueba de muerte: una voltereta tangencial en torno a la corona solar .

     Reflexiones acerca de Dios, del futuro, de viajes galác­ticos y de cometas fueron el fruto de mi reunión con Ray Bradbury, ese escritor genial admirado por millones de lectores de ciencia-ficción en todo el mundo.

MARTE: LA TIERRA DE BRADBURY

     Bastó un contacto telefónico. Bradbury aceptó recibirme esa misma noche en su casa, situada en una calle poco concurrida de Beverly Hills. La hora de la cita me sorprendió buscando su dirección. No había viento ni hacía frío. Se podía ir en jeans, polera y zapa­tillas, así como acostumbraba vestir Douglas Spaulding , el protagonista de EL VINO DEL ESTÍO.

     Una escalera de piedras, que cruzaba un compacto cañaveral, conducía a la puerta de su residencia. El porche estaba apenas ilu­minado por un farol. Desde ahí se tenía una amplia perspectiva del cielo nocturno. Allá arriba titilaban la estrella Polar, la conste­lación de la Osa Mayor y el planeta Marte, la tierra de Bradbury, de todas maneras. Una telaraña colgaba del techo. En el piso, junto a un felpudo, había una caja de cartón llena de libros usados. Se diría que el dueño de casa deliberadamente provocaba a esos bomberos siniestros de FARENHEIT 451, que acudían presurosos a quemar todo tipo de literatura. La noche apacible creaba «clima» para un encuen­tro cercano con un mago-poeta-fabulista.

       Luego de golpear, esperé... Adentro unos pasos hicieron crujir las tablas del piso. La puerta se abrió y apareció un hombre grueso, de lentes, pelo liso y canoso, de enormes manos velludas y de risa sonora. Su tremendo vozarrón fue un tatequieto para el interminable coro de grillos del jardín: «¡Hola, lo estaba esperando, pase, bienvenido!»

LAS PLATEADAS MANZANAS DE HALLEY

     En un sillón antiguo, frente a un tablero de ajedrez, con piezas de ónix y lapizlázuli, Bradbury hizo una breve referencia a Chile: «Me han dicho que se parece a Suiza». Y tras el comentario entró en materia; lamentó que Estados Unidos no lanzara una sonda espacial al encuentro del cometa Halley, como se había planeado hace unos años. La Unión Soviética, Europa Occidental y Japón enviaron naves con ese propósito.

     «Cuando supe que mi país pensaba poner en marcha esa misión ─dijo el escritor con cierta tristeza─, que pretendería incluso tocar el cometa, me sentí realmente entusiasmado. Me lo informó Burns Murray, quien entonces estaba a cargo del Jet Propul­sion Laboratory, JPL (Laboratorio de Propulsión Jet), de Pasa­dena. Le pedí entonces que me diera todos los datos del proyecto. Quería saber la fecha de partida y los propósitos específicos de la sonda, si intentaría tomar el pulso y la temperatura del come­ta. Le sugerí a los científicos que bautizaran la misión con el nombre de Mark Twain, en vista de que el escritor predijo su muerte para la aparición del cometa en 1910 y había nacido justamente durante la visita anterior de Halley. Por eso sostuve que sería maravilloso llamar a ese vuelo espacial con su nombre. Pero todo el entusiasmo se frustró cuando la NASA decidió no gastar dinero en ese programa. Nos faltó romanticismo...».

      El desencanto de Bradbury de no haber alcanzado las pla­teadas manzanas de Halley lo comparten hoy numerosos científicos en el JPL.

     EL COMETA VIENE A PENARNOS

    Bradbury contempla dos pinturas que seguramente le recuer­dan los verdes paisajes de Weakegan, Illinois, donde nació hace 65 años. Piensa tal vez en el corto verano sideral  de Halley. Casi setenta y seis años de invierno para disfrutar apenas de unos cortos meses de estío. Como los habitantes de Venus, de su cuento TODO EL VERANO EN UN SOLO DÍA, que esperaban la aparición del sol, por algunas horas, después de soportar siete años de lluvias. Ese día los niños salieron al campo para celebrar la llegada del efímero verano, salvo Margot, quien fue encerrada en un armario por sus compañeros de colegio y por tanto no participó en la fiesta de luz. Tendría que esperar otros siete años para contemplar lo descrito por ella misma en un verso: «Sol esa flor que se abre sólo una hora».

    Pido a Brabury que en lenguaje poético defina a un cometa. Respira profundo y embiste con su vozarrón:

     «Lo he descrito de varias maneras... es el fantasma del tiempo; es el aliento de Dios; es una pavana, es un funeral blanco, es un canto de réquiem, es el Moby Dick del espacio. El cometa me es familiar por mi experiencia con la ballena de Herman Melville. Hace 31 años el productor John Houston me pidió que hiciera el guión de la película. Desde entonces he escrito tanto sobre el tema que finalmente el cometa desplazó a la ballena. Ahora trabajo en una ópera sobre eso. Un capitán ciego va al encuentro de Halley para atacarlo y vengarse porque un día, cuando él era aún un astronauta joven, ese viajero errante le arrancó los ojos. Tomo toda la mitolo­gía melvilleana y la coloco en el espacio... Yo defino al cometa como la manifestación del misterio del Universo que vuelve a penarnos».

     Un capitán vengativo, sostengo para apoyar la siguiente pregunta: ¿Por qué usted ha resaltado más los defectos que las virtudes humanas en los largos viajes espaciales?

      «No necesariamente. La mayoría de mis cuentos los escribí hace muchos años, cuando era joven. Es la gran tragedia de la juven­tud ser pesimista. Cada joven cree firmemente que el fin del mundo se les viene encima. Pero, he comprobado que eso no es verdad. Yo me he hecho ya bastante mayor y todavía estoy aquí, con una gran cantidad de amigos muy simpáticos. Aprendí la lección del comportamiento óptimo, que se aplica por igual a todos nosotros. La experiencia ganada en el espacio ha sido buena. Fuimos a la luna y no la contaminamos. Ahora soy un gran optimista de los futuros viajes espaciales. No seremos vengativos...».

LEVANTATE Y CAMINA

      Los vuelos orbitales tendrán, según el escritor, algo de la bendita orden de Jesús al paralítico: «¡Levántate, toma tu camilla y vete a casa!» o más apropiadamente a esta situación, ¡arroja tus muletas y ponte a trabajar! Porque para Bradbury no habrá minusválidos allá arriba.

     «Con un grupo de lisiados preparo una película relacio­nada con el futuro de los vuelos espaciales. Cuando se desarrollen la industria y la minería del espacio habrá una ilimitada fuente de trabajo para los impedidos. Podrá producir en el cosmos aquel hombre que perdió el uso de sus piernas por culpa de la polio o por un accidente. Allí no necesitará esas piernas, ni siquiera las manos. Le bastarán los dedos o la punta de la nariz para presio­nar un botón. Ese hombre estará libre de la gravedad para siempre, esa tremenda fuerza que lo posterga aquí abajo. Creo que la idea es fantástica porque devolverá la libertad a los lisiados de una manera asombrosa».

¡NO MATEN A ESE MARCIANO!

    Y salen al tapete las CRÓNICAS MARCIANAS, donde la guerra atómica termina con la vida en la Tierra. Pregunto a Bradbury si él cree que falta poco o mucho para que ocurra una tragedia tan terrible.

    «Las CRÓNICAS MARCIANAS no son una predicción, sino un grito de alerta. Al igual que otros escritores de ciencia-ficción como Julio Verne, H.G.Wells, Aldous Huxley, yo escribo fábulas morales, que pretenden enseñarnos a mejorar el comportamiento de la raza humana. FARENHEIT 451, por ejemplo, enseña a querer la literatura. Todo lo que digo ahí es ¡no quemen esos libros, déjenlos en sus estantes!; no importa en qué país sea, en Chile, Argentina, Alemania, Italia, Rusia, Estados Unidos. En las CRÓNICAS MARCIANAS uso la guerra atómica como una advertencia para que nos portemos bien. Apelo al triste ejemplo de Hernán Cortés en la historia de México para resaltar lo malo que hicimos en el pasado y evitemos repetirlo. Si nos vamos a encontrar con un mar­ciano no lo matemos, como Cortés hizo con los aztecas. Tratémoslo como a un ser humano».

    Hasta el momento no hay noticias de que haya vida en otros mundos. Pregunto a Bradbury si este hecho lo desilusiona.

     «Cuando descendimos en Marte y llegaron las primeras fotos me entrevistaron en un programa de televisión de la NBC junto a Carl Sagan. Entonces el periodista me dijo: «¿Cómo se siente señor Bradbury, usted que ha estado escribiendo acerca de Marte por más de 30 años y ahora que hemos llegado, toda la civilización que usted construyó allí, toda esa gente que usted puso allí no están? ¿Qué siente?». Y le respondí «tonto, tonto, sí hay vida en Marte. Nosotros mismos seremos muy pronto los marcianos».

    Le recuerdo que Isaac Asimov sostiene que el hombre jamás podrá salir del Sistema Solar por la enormidad de las distancias en el espacio .

    «No pienso lo mismo y me sorprende, porque la estrella Alfa Centauro está sólo a cuatro años luz de nosotros. A la velo­cidad de la luz tardaríamos cuatro años en ir allí. Imaginemos que alcanzamos la mitad de esa velocidad, quiere decir que demoraríamos ocho años en llegar a Alfa Centauro. ¿Y por qué no podríamos aún seguir más allá, sin que a los astronautas les tome toda la vida en hacer el viaje? No hay que olvidar que hace muy poco salimos de las cavernas y que hace sólo 16 años llegamos a la luna. Creo que todavía nos queda mucho por aprender y avanzar».

SOMOS HIJOS DE DIOS

        Para construir su obra literaria Bradbury se apoya en la ciencia, pero también en la religión. En su cantata CRISTO APOLO, publicada en el libro FANTASMAS DE LO NUEVO, escribe: «¿Cuántas estrellas de Belén brillan más allá de Orión?¿Visitó (Cristo) mundos más allá de nuestro sueño cálido como la sangre? ¿Bajó a la solitaria orilla de un mar semejante a Galilea? ¿Y hay Pesebres en mundos lejanos que conocieron su luz? Así ha de ser. Y las criaturas liberadas de tanta noche, de cualquier mundo o tiempo o circunstancia deben amar la luz. Cristo camina por el Universo. Allá Cristo es conocido con muchos nombres. Nosotros lo llamamos así. Ellos lo llaman de otra manera. Y allí están en tiempos ante­riores a la crucifixión del Hombre. Allá todavía no ha muerto. ¡En este santo tiempo de Navidad, como Él, tú eres hijo de Dios!».

    Le solicito al escritor que explique su concepto de Dios. Se produce un silencio, como si buscara las palabras precisas...

   «He escrito muchas ideas sobre religión, porque el tema me fascina, como a todo el mundo. Hacemos lo mismo teólogos, científicos, productores de cine o escritores de ciencia-ficción. Buscamos una respuesta a la gran interrogante de nuestro papel en el Universo. Porque hasta aquí todo es un misterio. Los científicos nos permiten sobrevivir día a día. Eso nos deja un enorme espacio para preguntarnos acerca de la Creación o de la fuerza de la vida, si queremos llamarla de alguna manera. Pero, no sabemos nada, por lo que hemos tenido que escribir historias que nos permitan sobre­vivir. Cristo es una de esas historias. Buda, Alá son otras. Yo estoy interesado en mi propia mitología, algunas veces mezclándola con ideas del cristianismo y el islamismo. Para mi es cuestión de revertir las cosas. Es como que la muerte no puede ser manipulada ni tocada; no sabemos lo que es. Creo que aunque escribamos estas historias seguimos en el misterio. La muerte es totalmente imposible, la vida es totalmente imposible y de ambas imposibilidades hacemos metáforas, que es como ponerle manillas a la situación y darla vuelta al revés. Eso es para mí la religión realmente. Es un esfuerzo supremo por resolver lo que no tiene solución. Me siento tan hijo de Dios como lo fue Jesús. Todos somos hijos de la misma cosa, sea lo que fuere. Siendo esto verdad hacemos poesías, escribimos cuentos, entre el misterio y la fascinación».

RUMBO AL NORTE

     Dios, viajes galácticos y cometas prolongaron mi reunión con Ray Bradbury por más de una hora. Al momento de la despedida fue a un antiguo estante de caoba para sacar un libro, que me regaló autografiado: REMEDIO PARA MELANCÓLICOS. Y de paso me mostró con orgullo sus obras traducidas a decenas de idiomas. Todos respetaron por su sentido poético el de FARENHEIT 451, como el original en inglés, con la salvedad majadera de un editor sueco que lo bautizó CELSIUS 233, que es el valor matemático equivalente.

     El escritor se mantiene bien informado del viaje hacia el sur del cometa Halley y admite que difícilmente puede resistir la tentación de seguir escribiendo sobre esa "bola de nieve lanzada por Dios en un invierno remoto", como describió a Halley en un artículo publicado en una revista. Así como el cohete Copa de Oro, cuando alcance su meta Halley virará en 180 grados. Y una noche de abril de 1986, imagino, Bradbury saldrá al porche de su casa para mirar por última vez al cometa . Como su intrépido capitán de LAS DORADAS MANZANAS... pensará que desde el sol y en sentido opuesto, en el espacio hay una sola dirección... y murmurará: «¡El Norte!»

(A su avanzada edad R. Bradbury fue distinguido con la Medalla Nacional de Arte otorgada por la Casa Blanca a artistas excepcionales. El escritor murió el 2012 a la edad de 92 años).
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ESPECIFICACIONES

 Bradbury escribió su cuento con la perspectiva del hemisferio norte, donde el sol transita por el cielo desplazado hacia el hemisferio sur. De allí la metáfora de que ir en esa dirección implica dirigirse al sol. Ese hecho es más evidente en invierno. En nuestro hemisferio, sin embargo, ocurre precisamente todo lo contrario.

 El cometa Halley alcanzará su máxima aproximación al sol el 9 de febrero de 1986. Ese punto se denomina perihelio.

 La primera información que se tiene del cometa Halley data del año 240 antes de Cristo, según antiguos documentos chinos. Aunque no hay seguridades, es probable que estas visitas perió­dicas se remonten a millones de años.

 El perihelio cometario se producirá entre las órbitas de Venus y Mercurio, a unos 88 millones de kilómetros del sol, lejos todavía de ese pálido halo que rodea al disco solar y que se denomina corona.

 El propio Bradbury admite que Douglas Spaulding es él mismo en esa novela autobiográfica EL VINO DEL FSTÍO.

❻ La aproximación de Halley al sol no es precisamente una estación de verano, en los términos de esa temporada planetaria.

 Isaac Asimov:«Civilizaciones Extraterrestres».

 Nuestro hemisferio sur será esta vez el favorecido con la visita del cometa Halley. Desde el norte estará demasiado cerca del horizonte. Resultará imposible verlo desde una ciudad tan luminosa como Los Ángeles y sin instrumentos durante abril de 1986.


Monday, January 29, 2007

LA MARIONETA GIGANTE PUDO LLAMARSE HEIDI


Me sorprendió que los periodistas no se atrevieran a hacer lo que es parte del oficio: bautizar, poner nombres. Está en los textos de las escuelas de periodismo: no le diga perro todas las veces, dígale también “copito”.

Me refiero a la marioneta de grandes proporciones que emocionó a los santiaguinos durante tres días y que fue identificada hasta el cansancio como la pequeña gigante.

Veamos ejemplos del pasado. Al avión presidencial Boeing 707, anterior del actual, lo llamaron “calambrito”. Cierto es que a la Fuerza Aérea le incomodaba y hasta pidió a los periodistas “por favor, señores, les rogamos que no le digan más calambrito a este avión”.

La agrupación de periodista de La Moneda puso el nombre de “la copucha”, a la sala dispuesta para ellos en el palacio de gobierno. En Concepción, recuerdo, que esa sala la llamábamos “la chuchoca”.

A una mujer que asaltaba bancos premunida de un arma automática, la denominaron “la mujer metralleta”.

Tradicionalmente el periodismo tenía esa gracia, de ponerle su apelativo a situaciones, objetos, espacios o personajes. Y hay muchos otros ejemplos, que en este momento no se me vienen a la memoria.

La muñeca caminante a mí me evocó a Heidi, ésa de la canción “abuelito dime tú…”
Yo le habría puesto Heidi.

Pero, a ninguno de mis despiertos y jóvenes colegas se le ocurrió nada. Bueno, a estas alturas, pasó la vieja.

LA COMUNICACIÓN COMO UN REGALO


¿Pastelero a tus pasteles? Lo planteo como pregunta, porque me surgen unas dudas tremendas sobre esta frase, que he escuchado desde la niñez como si tuviera la fuerza de un axioma. Pero, veamos el porqué de las dudas, teniendo en cuenta que sería una materia que no admitiría discusión.

Un pintor puede pintar una tela magistral sobre zapateros cumpliendo su oficio, aunque él mismo no tenga idea de como se hacen o reparan zapatos.

Un escritor puede narrar episodios maravillosos ocurridos en sitios que nunca visitó, como por ejemplo Julio Verne en el caso de su novela El Faro del Fin del Mundo, cuya trama se desarrolla en la isla argentina de Los Estados. Verne describe los lugares y da detalles del tiempo y las mareas y él jamás estuvo allí.

Un periodista científico escribe sobre el lanzamiento del transbordador espacial con lujo de detalles de lo que ocurre con la tripulación, los instrumentos, las sensaciones, y él no se sentó ni en sueños siquiera en el sillín de un astronauta.

Un conductor de televisión con un mínimo de conocimiento de otro idioma puede traducir e interpretar un evento que se desarrolle en ese idioma y llevarlo con claridad y amenidad a sus oyentes distando mucho de ser él mismo un intérprete bilingüe.

Un profesor de enseñanza media puede dar una clase excepcional sobre los recovecos del palacio de Knosos, perteneciente a la cultura minoica, donde moraba el minotauro, sin saber nada de la disciplina de la arquitectura.

Creo que estos ejemplos son suficientes para explicar mis dudas, que a la postre son certezas:

a) Un zapatero que sepa sólo ese oficio, por muy bueno que sea en eso, no podría pintar un cuadro donde se vean otros zapateros trabajando. b) Un marino aventurero sin gracia para escribir e imaginar no va a crear la fascinante historia del Faro del Fin del Mundo, aunque tenga una casa con vista al mar en la isla de Los Estados. c) Un astronauta podrá escribir varios volúmenes con sus memorias, pero seguramente no va a tener la capacidad de resumir la emoción de un despegue al espacio, con la fuerza que lo haría un periodista. d) Un traductor o intérprete bilingüe difícilmente va a manejar la emotividad indispensable para el público, él simplemente hará bien su pega: traducir o interpretar. Y e) por último, un arquitecto por muy avezado que sea en su profesión difícilmente entusiasmará a alumnos de enseñanza media hablándoles de arquitectura como lo haría un profesor inspirado.

¿Pastelero a tus pasteles?

Y aquí llegamos al punto: con los profesionales o maestros a secas, encontraremos que hacen muy bien su trabajo, pero con ellos no pasará nada si no hay otros que comuniquen lo que ellos hacen. Porque los médicos, los arquitectos, los zapateros, etc., cuando hablan de su especialidad lo hacen como si estuvieran dirigiéndose a sus colegas. A mi entender, la esencia de este asunto está en la comunicación. De allí que si usted quiere comunicar algo, no busque a los expertos en ese algo, busque comunicadores. Quienes poseen habilidades para comunicar, tienen ganado medio Cielo. Por eso es que en algunas partes a los comunicadores se les llama simplemente, talentos.

Thursday, January 25, 2007

ESAS IMÁGENES QUE NO VEMOS CON LOS OJOS

       Revisé imágenes almacenadas en mi memoria, del mismo modo, como cuando uno trajina en viejos documentos en busca de algo. Y me sorprendió encontrar situaciones visuales que yo no había visto nunca. O sea, imágenes concretas que yo jamás presencié, pero que son archivos perfectamente mantenidos, almacenados, clasificados en mi cerebro. Son fotos o secuencias de películas que jamás se reflejaron en mi retina, sobre situaciones que no ocurrieron en ninguna parte.
      Aproveché una visita a mi oftalmólogo para comentarle estas cosas y preguntarle como una curiosidad. Y me dio una respuesta más sorprendente aún:«el cerebro crea imágenes sin la participación de tu voluntad. Lo hace solo y son imágenes reales. Es lo que pasa con los sueños».
      O sea, en ese instante se me planteó la necesidad de reordenar mi banco de imágenes: separar aquellas que vi con mis ojos, de aquellas que vi sin haber abierto los ojos. Y así puedo explicarme las causas de algún tipo de locura, en que el enfermo llega a ser incapaz de separar las películas producidas de aquellas que monta el cerebro solito, sin que nadie se lo pida.
      Lo peligroso del caso es que las imágenes son reales, aunque los hechos que describen no hayan tenido lugar. Esto se puede prestar fácilmente para confusión y nosotros, ser víctimas de esta triquiñuela cerebral.
    Aclarado este asunto sutil, pero importante, podemos comprender por qué tanta gente, incluidos los políticos y la televisión, son capaces de afirmar como verídicas tanta sarta de tonteras y mentiras. La tele, incluso, se da licencias para reproducir situaciones hipotéticas para respaldar lo que quiere decir.

LAS IMÁGENES Y LOS SUEÑOS

           Sentimos que los sueños son una asociación de imágenes. Pero, por razones de lógica el sueño no puede ser una sucesión de imágenes, sino que debe ser otro tipo de cosas. No deberíamos referirnos a eso que los sueños nos muestran, sino a lo que los sueños nos dicen. Heidegger y Foucault abrieron la era de la representación. Se supone, por tanto, que entre nosotros y el cosmos existe una tercera instancia: el campo de la imagen, de la visión y de lo que se va a ver. Este asunto está presente en la escuela fenomenológica. Cuando Edmund Husserl, a inicios del siglo XX, explica su fenomenología lo hace a través de un paradigma visual.

        La filosofía desde la antigüedad está rodeada por la imagen y el deseo de ver. El mito de la caverna de Platón habla de la apariencia y la realidad. Aristóteles trata de los sentidos y explica que el preferido de los seres humanos es la visión. Porque de los cinco (sentidos) es el que más nos hace conocer las cosas. Así, pensar sería un poco ver. Esta unión entre el pensar y el ver es tan potente que se manifiesta en nuestro lenguaje cotidiano. Por ejemplo, cuando le pregunto a alguien si comprendió lo que le dije, le digo: «¿ves lo que te quiero decir?». Vivimos dentro del paradigma visual.

       La imagen pertenece al mundo de la presentación o de la representación. Pero, cuando estudiamos más de cerca ese mundo, nos damos cuenta de varias limitaciones. Enumeremos. Las potencialidades no se pueden representar. Por ejemplo, un niño y su proyección adulta (potencialmente adulto). Vemos a un niño o a un adulto. Si en realidad pudiéramos representar esa potencialidad la anularíamos como tal y la haríamos actual. Otros objetos que no se pueden representar son las negaciones. Por ejemplo un futbolista, digamos Messi. ¿Cómo lo representamos en otro rol que no sea futbolista sin que se nos venga la imagen del Messi futbolista? No se puede. Un tercer tipo de objeto que no se puede llevar a la pantalla es la significación cultural. Por ejemplo, la cruz. En imagen vemos directamente dos palos que se entrecruzan, pero no vemos que represente a Dios. ¿Qué representa una cruz? Eso necesariamente tenemos que contarlo. Debemos distinguir la representación de la significación.

          Sartre entra en un bar para juntarse con Pedro, pero Pedro no está. Sartre comprueba la ausencia recurriendo a una comparación discursiva: la imagen del bar con Pedro y del bar sin Pedro. La ausencia no es visual, es un relato. Otro ejemplo, el caso de una foto de Nueva York actual. ¿Notaría usted que faltan las torres gemelas? Es necesario que alguien nos lo recuerde y lo diga.

          Vamos a los sueños, Bergson: «Nuestros sueños se elaboran casi como nuestra visión del mundo real». Freud analiza los sueños en forma revolucionaria usando el vocabulario «las imágenes oníricas». Pero, si lo estudiamos con más cuidado, el sueño está más cerca de la categoría de relato. Es una historia que nos estamos contando y no una película que estemos viendo.

        Los sueños están llenos de negatidades, de faltas, de ausencias, de frustraciones. Si el sueño nace de un deseo se lo vincula con una falta. En los sueños siempre hay personas que no encuentran lo que buscan, que pierden objetos. Nunca podremos representar que alguien haya perdido algo. O que una persona esté esperando a otra. Cuando en el sueño estamos con un familiar, padre, madre u otro, sabemos que es nuestro padre o nuestra madre u otro, pero nunca vemos sus caras. Sólo sabemos que son ellos.

         Llegamos a la conclusión que el psicoanálisis no trabaja el sueño como imágenes sino el sueño como un relato, en consecuencia las imágenes oníricas que cita Freud no existirían como imágenes. El sueño no es una producción representativa sino una producción significativa. La vida psíquica humana en general no se debe asemejar a un teatro o a una representación sino que se debe asemejar con un texto o con un gesto de escritura.

        Por razones ontológicas (del ser) los textos tienen acceso a más objetos que los que puedan mostrarse en pantallas. Es la superioridad del libro sobre las imágenes, porque el libro accede a todos esos mundos de las negaciones y de las ausencias a los que una cámara nunca podrá llegar.

[NP (Interpretación, adaptación y transcripción del curso La Imagen, Vinolo, 2020)].


Monday, January 22, 2007

HEROICO ES ALGO MUY GRANDE, NO UN EMPATE ORDINARIO

         Veo con estupefacción que el periodismo recicla una vez más viejos clichés, que no ayudan a que nos superemos de veraz para soñar en entrar en las grandes ligas.
       ¿Se fijaron?
       Los diarios, las teles, las radios dijeron lo mismo: “heroico”, para referirse al simple empate de la selección joven ante su similar de Brasil. Si a eso lo calificaron así, qué palabra deberíamos buscar para una acción verdaderamente heroica, me pregunto. ¿Cómo tendríamos que referirnos al salto al abordaje del Huáscar del capitán Prat?
       Heroica es una acción en que se apuesta la vida por un propósito superior, no un partido de fútbol en igualdad de condiciones.
        A donde quiero llegar es a lo siguiente: Si los periodistas seguimos destacando como heroico un empate pobre ante un rival de muchos méritos, es que ni siquiera imaginamos un triunfo.
Si el triunfo no está en nuestro horizonte como una cosa posible, entonces no sé que hacemos en los campeonatos. Para salir de la mediocridad debemos pensar que podemos ganar, que esa posibilidad es parte de las reglas de juego.
       Pero, no me vengan a decir los medios masivos que un empate o eventualmente un triunfo ante un grande es algo heroico. Si seguimos con esa cantinela no despegaremos jamás. Y si no despegamos, los invito a leer y escuchar futuros resultados heroicos.

Friday, December 29, 2006

CUENTO: LA FRAGILIDAD DEL TEXTO



4 de enero del año 102.456

     Veamos qué pasó con Jorg, un joven de 20 años que decidió viajar por el hemisferio sur, un territorio desconocido del planeta, devastado el año 2018 por una catástrofe natural. Jorg es descendiente lejanísimo de Jurgen Froest, uno de los diez seres humanos sobrevivientes a aquel desastre. Jurgen se salvó porque cuando la bola de fuego cayó del cielo destruyendo la humanidad casi por completo, él estaba en un minisubmarino investigando las profundidades oceánicas en el Ártico… (Continúa más abajo).

4 de enero del año 2006

     Otra de todas las incertidumbres de nuestro tiempo se refiere a los soportes o los formatos de nuestros trabajos. Si haces un video, muy pronto no podrás verlo porque la tecnología en su evolución va dejando botados en el camino los medios que ella misma creó: el filme, el magnetoscopio, el u-matic, el beta, el vhs, y lo demás. Es un trabajo no contemplado por los tecnoinventores eso de tener que ir haciendo los traspasos, las conversiones y las compresiones para rescatar lo poco y nada que hace uno. De ese modo, muchas, muchísimas producciones pasan al olvido.
      Si escribes o tomas una foto, lo mismo. Mi hijo me entregó un trabajo de hace tiempo que yo tenía en su computador. Me lo hizo llegar en un CD. Y su primera advertencia fue «respáldalo, porque un rayón en el disco y chao trabajo».
     Imagínese usted lo vulnerable que son los soportes con los que trabajamos y lo rápido que pasan de moda. Con el papiro no ocurría lo mismo, puesto que hasta el día de hoy es posible encontrar textos históricos originales, guardados, que retan el paso de los siglos. Tienen tres mil o más años y ahí están con sus signos impresos. Lo que más se le acerca es el papel, capaz de soportar el tiempo, el polvo, la humedad… menos el fuego.
    Y éste es el punto. ¿Qué pasaría si de pronto desde el espacio cayera una gigantesca bola incendiaria que calcinara todo el planeta? Primero, todos moriríamos. Tal vez se salve un puñado de personas. Pero, no quedaría rastros de nuestra civilización basada en el papel y en los soportes electrónicos conocidos. Toda la cultura quedaría chamuscada, hecha cenizas como lo ocurrido con la biblioteca de Alejandría.

(…Continuación del relato inicial).

     En su recorrido por el mundo misterioso del sur, aquel caluroso verano del año 102.456, Jorg encontró una piedra con vestigios del pasado remoto, junto a un peñón amarillento y reseco en un amplio valle olvidado entre altas montañas. En esa roca redondeada que salía de la tierra y se levantaba como 1.20 metros, se podían ver inscripciones que él no entendía. Por eso, copió los caracteres para estudiarlos después. «Sin duda aquí existió alguna comunidad prehistórica», pensó el joven mientras guardaba el registro, tomaba las coordenadas y hacía fotografías del curioso lugar. La reliquia que acababa de descubrir era ni más ni menos que la carta de don Pedro de Valdivia tallada en piedra, que los santiaguinos miramos indiferentes cada vez que pasamos junto al cerro Santa Lucía. Porque absolutamente nada más quedó de nosotros como testimonio de nuestra existencia después de la caída de la gran bola de fuego el año 2018.

Wednesday, December 20, 2006

LAS DEUDAS DEL ARTE



      ¿Qué pasa con el arte? Porque con el arte oficial, ése que exponen en La Moneda, no pasa nada. Ni va a pasar, porque está comprometido. Tampoco con el arte de la galerías o de los museos. Esas obras están allí como los trajes confeccionados a la venta en las boutiques. Pueden ser hermosos, pero carecen de enjundia, de un mensaje de rebeldía.
         Centro este punto de vista en la música popular porque no escucho nuevos versos del estilo de “pateando piedras” a pesar que nuestra sociedad está llena de causas para originar un arte que interprete a miles de personas, que provoque algo, que haya un remezón.
         Y a los cantautores les recuerdo por ejemplo, el caso de los deudores habitacionales. Puede que entre estas personas haya pillos, pero debe haber un gran número que es auténtico, que no puede pagar. Estos últimos se merecerían una canción por sus protestas, sus huelgas de hambre, sus sacrificios, porque no los escuchan en ninguna parte. Para eso están los artistas, para interpretar a esa gente.
         El grupo Los Prisioneros sintonizó con la mayoría de Chile que reclamaba el retorno de la democracia. Sus canciones tenían sentido e interpretaban un reclamo justo, una necesidad.
        Cuando uno vive en democracia, como ahora, pareciera que todo está bien y se nos olvida que la democracia es perfectible. Puedo agregar, a más abundamiento, otras causas, como las tasas de interés, la usura, los gastos de cobranza, para que estalle el arte irreverente.
          El arte que denuncia, el que provoca, aquel que no entra en La Moneda, que no va a las galerías o no tiene espacio en las salas de concierto es el arte que espera mucha gente para perfeccionar esta democracia.

Monday, December 11, 2006

TV UN DÍA DE DESCANSO PARA LOS TRABAJADORES DE TV

(foto emol)

     Mi propuesta no obedece a ninguna campaña, sino que es fruto de la observación, la experiencia y el sentimiento.
Veamos de qué trata esto.
El año 1942, bajo el gobierno de Presidente Juan Antonio Ríos, se instauró el 21 de septiembre como día del trabajador radial. Las razones que se esgrimieron para silenciar las radios ese día cada año, eran ─diríamos─ humanitarias. Se tuvo en cuenta que los comunicadores radiales trabajaban todo el año, incluidos todos los festivos. Pero, se consideró que el 18 y el 19 de septiembre los dejaban exhaustos. La inauguración de las ramadas, el Tédeum, la Parada Militar, etc. Por tanto, se concedió el 21 de septiembre.
     ¿Qué ha pasado con la televisión?
    Para quienes ven televisión, les parecerá normal las coberturas que esos medios hacen de las noticias más inesperadas, más insólitas o de mayor revuelo.
   La muerte de Pinochet era una cuestión anunciada. Sólo había que esperar. Nadie quería caer en la tentación del cuento de Pedrito y el lobo. De ese modo, cualquier editor de televisión del área de noticias que asumía un turno de fin de semana, rogaba porque ese acontecimiento no le tocara a él. Para ellos, esa posibilidad se convirtió en un factor de tensión permanente. Había que estar alerta las 24 horas. Porque de no estarlo, el riesgo era sufrir el golpe periodístico de parte de la competencia, o sea, una pesadilla.
    El epítome de la tensión se produjo el domingo. Conocido el hecho de la muerte, los editores se lanzaron a informar. Simultáneamente todos los que estaban libres, dejaron sus casas, sus familias y se fueron lo más rápido que pudieron a sus canales a apoyar. Ese día el trabajo de comunicaciones se convirtió en una locura. Sin embargo, sólo gracias a ese sacrificio tuvimos en nuestras pantallas todo lo que pudimos ver. Les aseguro que la actividad ha sido demoledora para los periodistas de televisión, durante estos tres días, con turnos de trasnoche.
    Es impensable proponer que haya un día en que sólo un canal emita noticias y que los otros descansen y así, alternativamente a lo largo de los años. Eso no va a ocurrir jamás al menos durante este milenio. Pero, si imagináramos que esa posibilidad existiera, yo propongo que se instaure el 13 de diciembre como el día del periodista de televisión, esto es con descanso total o un día de campo con sus familias. ¿Por qué? Porque ese día habrá finalizado una tensión profesional que los tuvo en ascuas por años.
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✱ El día siguiente del funeral de Pinochet.

Wednesday, December 06, 2006

AGUA EN MARTE, CURIOSA CIRCUNSTANCIA


Científicos de la NASA anuncian haber descubierto agua en estado líquido en el planeta Marte. La presencia de ese recurso en esa condición es un antecedente que nos conduce a pensar de inmediato en que también podrían hallar alguna forma de vida elemental.

La noticia me sorprendió, como me hubiera sorprendido en otros tiempos, cuando yo soñaba con las Crónicas Marcianas o Las Doradas Manzanas del Sol, de mi poeta norteamericano predilecto: Ray Bradbury. Sólo que esta vez, la sorpresa me duró muy poco.

Yo diría que me asombré por no más de veinte segundos. ¿Por qué si es una noticia tan sobresaliente? Porque, antes de compenetrarme en los detalles, miré el contexto.

¿No le parece curioso a usted que esta tremenda noticia salga a la luz, justo ahora, con todos los líos que tiene el gobierno de la Casa Blanca?

Pensemos: el presidente George W. Bush debió cambiar a su ministro de defensa, Ronald Rumfeld por Robert Gates, a raíz de su derrota política en las últimas elecciones. Gates dijo ayer ante los senadores que aprobaron su designación, que Estados Unidos estaba perdiendo la guerra en Irak. Y lo dijo casi en el mismo momento en que el mandatario afirmaba que la estaban ganando. Una gruesa contradicción de fondo.

Y para agravar aún más las cosas, en esta debacle surge en la palestra un equipo de especialistas que recomienda a la administración una retirada militar gradual de Irak.

Ése es el contexto en que se ha dado la noticia del agua en Marte. La sorpresa tiene, según mi modesto punto de vista, el propósito de ponerle paños fríos al grave problema que enfrenta la administración. Encontrar agua líquida en Marte hoy es sospechoso, porque creo que lo sabían de antes y esperaron el momento para lanzar la “bomba”.

Por eso después de los dos títulos de Bradbury que recordé en primer momento al leer lo del agua, se me vino a la mente otro título del mismo autor, cuando intuí las intenciones políticas detrás del anuncio: Remedio para Melancólicos.