Tuesday, January 30, 2007

LAS MANZANAS DEL COMETA

RAY BRADBURY




(Esta nota la escribí en 1982, luego de una entrevista con Ray Bradbury en su casa. La Revista del Domingo de El Mercurio publicó un resumen de ella en 1985. Como por estos días anda otro cometa girando cerca del sol y a la vez se cumplen 21 años de la última pasada de Halley, doy a conocer mi conversación completa con el brillante escritor norteamericano.)



Entrevista con Ray Bradbury

Por Nelson Palma

            «Los astronautas pusieron mil limonadas y mil botellas de cerveza a bordo del cohete Copa de Oro, poco antes de iniciar un riesgoso viaje hacia el deslumbrante sol del mediodía.

           «¡Al Sur! , ordenó el capitán y la tripulación desconcer­tada preguntó por qué, si en el espacio no hay direcciones. El coman­dante les respondió con energía: ¡Cuando uno se dirige al sol y todo se hace amarillo, ardiente y perezoso, entonces uno va en una única dirección!».
    Así, resumido, comienza el cuento LAS DORADAS MANZANAS DEL SOL, uno de los buenos relatos de Ray Bradbury, escrito en 1952.

  El cohete de aquel valiente capitán bradburiano estuvo a punto de sucumbir en ese loco y maravilloso proyecto espacial. Pero, esos astronautas «picaron al león y escaparon del zarpazo». Lograron recoger fuego del sol. Pudieron traer consigo ─agrega la narración─ «un poco de la carne de Dios, la sangre del Universo, el pensamiento deslumbrante, la enceguecedora filosofía que había amamantado a una galaxia, que emplazaba o acallaba vidas y subsistencias...».

      Tal como lo hizo el cohete Copa de Oro, hoy el cometa Halley se dirige al «Sur» . Sin limonadas ni cerveza, ni tripu­lación, se acercará al sol el próximo verano . Y así como ha ocurrido regularmente a lo largo de millones de años , ejecutará una vez más su prueba de muerte: una voltereta tangencial en torno a la corona solar .

     Reflexiones acerca de Dios, del futuro, de viajes galác­ticos y de cometas fueron el fruto de mi reunión con Ray Bradbury, ese escritor genial admirado por millones de lectores de ciencia-ficción en todo el mundo.

MARTE: LA TIERRA DE BRADBURY

     Bastó un contacto telefónico. Bradbury aceptó recibirme esa misma noche en su casa, situada en una calle poco concurrida de Beverly Hills. La hora de la cita me sorprendió buscando su dirección. No había viento ni hacía frío. Se podía ir en jeans, polera y zapa­tillas, así como acostumbraba vestir Douglas Spaulding , el protagonista de EL VINO DEL ESTÍO.

     Una escalera de piedras, que cruzaba un compacto cañaveral, conducía a la puerta de su residencia. El porche estaba apenas ilu­minado por un farol. Desde ahí se tenía una amplia perspectiva del cielo nocturno. Allá arriba titilaban la estrella Polar, la conste­lación de la Osa Mayor y el planeta Marte, la tierra de Bradbury, de todas maneras. Una telaraña colgaba del techo. En el piso, junto a un felpudo, había una caja de cartón llena de libros usados. Se diría que el dueño de casa deliberadamente provocaba a esos bomberos siniestros de FARENHEIT 451, que acudían presurosos a quemar todo tipo de literatura. La noche apacible creaba «clima» para un encuen­tro cercano con un mago-poeta-fabulista.

       Luego de golpear, esperé... Adentro unos pasos hicieron crujir las tablas del piso. La puerta se abrió y apareció un hombre grueso, de lentes, pelo liso y canoso, de enormes manos velludas y de risa sonora. Su tremendo vozarrón fue un tatequieto para el interminable coro de grillos del jardín: «¡Hola, lo estaba esperando, pase, bienvenido!»

LAS PLATEADAS MANZANAS DE HALLEY

     En un sillón antiguo, frente a un tablero de ajedrez, con piezas de ónix y lapizlázuli, Bradbury hizo una breve referencia a Chile: «Me han dicho que se parece a Suiza». Y tras el comentario entró en materia; lamentó que Estados Unidos no lanzara una sonda espacial al encuentro del cometa Halley, como se había planeado hace unos años. La Unión Soviética, Europa Occidental y Japón enviaron naves con ese propósito.

     «Cuando supe que mi país pensaba poner en marcha esa misión ─dijo el escritor con cierta tristeza─, que pretendería incluso tocar el cometa, me sentí realmente entusiasmado. Me lo informó Burns Murray, quien entonces estaba a cargo del Jet Propul­sion Laboratory, JPL (Laboratorio de Propulsión Jet), de Pasa­dena. Le pedí entonces que me diera todos los datos del proyecto. Quería saber la fecha de partida y los propósitos específicos de la sonda, si intentaría tomar el pulso y la temperatura del come­ta. Le sugerí a los científicos que bautizaran la misión con el nombre de Mark Twain, en vista de que el escritor predijo su muerte para la aparición del cometa en 1910 y había nacido justamente durante la visita anterior de Halley. Por eso sostuve que sería maravilloso llamar a ese vuelo espacial con su nombre. Pero todo el entusiasmo se frustró cuando la NASA decidió no gastar dinero en ese programa. Nos faltó romanticismo...».

      El desencanto de Bradbury de no haber alcanzado las pla­teadas manzanas de Halley lo comparten hoy numerosos científicos en el JPL.

     EL COMETA VIENE A PENARNOS

    Bradbury contempla dos pinturas que seguramente le recuer­dan los verdes paisajes de Weakegan, Illinois, donde nació hace 65 años. Piensa tal vez en el corto verano sideral  de Halley. Casi setenta y seis años de invierno para disfrutar apenas de unos cortos meses de estío. Como los habitantes de Venus, de su cuento TODO EL VERANO EN UN SOLO DÍA, que esperaban la aparición del sol, por algunas horas, después de soportar siete años de lluvias. Ese día los niños salieron al campo para celebrar la llegada del efímero verano, salvo Margot, quien fue encerrada en un armario por sus compañeros de colegio y por tanto no participó en la fiesta de luz. Tendría que esperar otros siete años para contemplar lo descrito por ella misma en un verso: «Sol esa flor que se abre sólo una hora».

    Pido a Brabury que en lenguaje poético defina a un cometa. Respira profundo y embiste con su vozarrón:

     «Lo he descrito de varias maneras... es el fantasma del tiempo; es el aliento de Dios; es una pavana, es un funeral blanco, es un canto de réquiem, es el Moby Dick del espacio. El cometa me es familiar por mi experiencia con la ballena de Herman Melville. Hace 31 años el productor John Houston me pidió que hiciera el guión de la película. Desde entonces he escrito tanto sobre el tema que finalmente el cometa desplazó a la ballena. Ahora trabajo en una ópera sobre eso. Un capitán ciego va al encuentro de Halley para atacarlo y vengarse porque un día, cuando él era aún un astronauta joven, ese viajero errante le arrancó los ojos. Tomo toda la mitolo­gía melvilleana y la coloco en el espacio... Yo defino al cometa como la manifestación del misterio del Universo que vuelve a penarnos».

     Un capitán vengativo, sostengo para apoyar la siguiente pregunta: ¿Por qué usted ha resaltado más los defectos que las virtudes humanas en los largos viajes espaciales?

      «No necesariamente. La mayoría de mis cuentos los escribí hace muchos años, cuando era joven. Es la gran tragedia de la juven­tud ser pesimista. Cada joven cree firmemente que el fin del mundo se les viene encima. Pero, he comprobado que eso no es verdad. Yo me he hecho ya bastante mayor y todavía estoy aquí, con una gran cantidad de amigos muy simpáticos. Aprendí la lección del comportamiento óptimo, que se aplica por igual a todos nosotros. La experiencia ganada en el espacio ha sido buena. Fuimos a la luna y no la contaminamos. Ahora soy un gran optimista de los futuros viajes espaciales. No seremos vengativos...».

LEVANTATE Y CAMINA

      Los vuelos orbitales tendrán, según el escritor, algo de la bendita orden de Jesús al paralítico: «¡Levántate, toma tu camilla y vete a casa!» o más apropiadamente a esta situación, ¡arroja tus muletas y ponte a trabajar! Porque para Bradbury no habrá minusválidos allá arriba.

     «Con un grupo de lisiados preparo una película relacio­nada con el futuro de los vuelos espaciales. Cuando se desarrollen la industria y la minería del espacio habrá una ilimitada fuente de trabajo para los impedidos. Podrá producir en el cosmos aquel hombre que perdió el uso de sus piernas por culpa de la polio o por un accidente. Allí no necesitará esas piernas, ni siquiera las manos. Le bastarán los dedos o la punta de la nariz para presio­nar un botón. Ese hombre estará libre de la gravedad para siempre, esa tremenda fuerza que lo posterga aquí abajo. Creo que la idea es fantástica porque devolverá la libertad a los lisiados de una manera asombrosa».

¡NO MATEN A ESE MARCIANO!

    Y salen al tapete las CRÓNICAS MARCIANAS, donde la guerra atómica termina con la vida en la Tierra. Pregunto a Bradbury si él cree que falta poco o mucho para que ocurra una tragedia tan terrible.

    «Las CRÓNICAS MARCIANAS no son una predicción, sino un grito de alerta. Al igual que otros escritores de ciencia-ficción como Julio Verne, H.G.Wells, Aldous Huxley, yo escribo fábulas morales, que pretenden enseñarnos a mejorar el comportamiento de la raza humana. FARENHEIT 451, por ejemplo, enseña a querer la literatura. Todo lo que digo ahí es ¡no quemen esos libros, déjenlos en sus estantes!; no importa en qué país sea, en Chile, Argentina, Alemania, Italia, Rusia, Estados Unidos. En las CRÓNICAS MARCIANAS uso la guerra atómica como una advertencia para que nos portemos bien. Apelo al triste ejemplo de Hernán Cortés en la historia de México para resaltar lo malo que hicimos en el pasado y evitemos repetirlo. Si nos vamos a encontrar con un mar­ciano no lo matemos, como Cortés hizo con los aztecas. Tratémoslo como a un ser humano».

    Hasta el momento no hay noticias de que haya vida en otros mundos. Pregunto a Bradbury si este hecho lo desilusiona.

     «Cuando descendimos en Marte y llegaron las primeras fotos me entrevistaron en un programa de televisión de la NBC junto a Carl Sagan. Entonces el periodista me dijo: «¿Cómo se siente señor Bradbury, usted que ha estado escribiendo acerca de Marte por más de 30 años y ahora que hemos llegado, toda la civilización que usted construyó allí, toda esa gente que usted puso allí no están? ¿Qué siente?». Y le respondí «tonto, tonto, sí hay vida en Marte. Nosotros mismos seremos muy pronto los marcianos».

    Le recuerdo que Isaac Asimov sostiene que el hombre jamás podrá salir del Sistema Solar por la enormidad de las distancias en el espacio .

    «No pienso lo mismo y me sorprende, porque la estrella Alfa Centauro está sólo a cuatro años luz de nosotros. A la velo­cidad de la luz tardaríamos cuatro años en ir allí. Imaginemos que alcanzamos la mitad de esa velocidad, quiere decir que demoraríamos ocho años en llegar a Alfa Centauro. ¿Y por qué no podríamos aún seguir más allá, sin que a los astronautas les tome toda la vida en hacer el viaje? No hay que olvidar que hace muy poco salimos de las cavernas y que hace sólo 16 años llegamos a la luna. Creo que todavía nos queda mucho por aprender y avanzar».

SOMOS HIJOS DE DIOS

        Para construir su obra literaria Bradbury se apoya en la ciencia, pero también en la religión. En su cantata CRISTO APOLO, publicada en el libro FANTASMAS DE LO NUEVO, escribe: «¿Cuántas estrellas de Belén brillan más allá de Orión?¿Visitó (Cristo) mundos más allá de nuestro sueño cálido como la sangre? ¿Bajó a la solitaria orilla de un mar semejante a Galilea? ¿Y hay Pesebres en mundos lejanos que conocieron su luz? Así ha de ser. Y las criaturas liberadas de tanta noche, de cualquier mundo o tiempo o circunstancia deben amar la luz. Cristo camina por el Universo. Allá Cristo es conocido con muchos nombres. Nosotros lo llamamos así. Ellos lo llaman de otra manera. Y allí están en tiempos ante­riores a la crucifixión del Hombre. Allá todavía no ha muerto. ¡En este santo tiempo de Navidad, como Él, tú eres hijo de Dios!».

    Le solicito al escritor que explique su concepto de Dios. Se produce un silencio, como si buscara las palabras precisas...

   «He escrito muchas ideas sobre religión, porque el tema me fascina, como a todo el mundo. Hacemos lo mismo teólogos, científicos, productores de cine o escritores de ciencia-ficción. Buscamos una respuesta a la gran interrogante de nuestro papel en el Universo. Porque hasta aquí todo es un misterio. Los científicos nos permiten sobrevivir día a día. Eso nos deja un enorme espacio para preguntarnos acerca de la Creación o de la fuerza de la vida, si queremos llamarla de alguna manera. Pero, no sabemos nada, por lo que hemos tenido que escribir historias que nos permitan sobre­vivir. Cristo es una de esas historias. Buda, Alá son otras. Yo estoy interesado en mi propia mitología, algunas veces mezclándola con ideas del cristianismo y el islamismo. Para mi es cuestión de revertir las cosas. Es como que la muerte no puede ser manipulada ni tocada; no sabemos lo que es. Creo que aunque escribamos estas historias seguimos en el misterio. La muerte es totalmente imposible, la vida es totalmente imposible y de ambas imposibilidades hacemos metáforas, que es como ponerle manillas a la situación y darla vuelta al revés. Eso es para mí la religión realmente. Es un esfuerzo supremo por resolver lo que no tiene solución. Me siento tan hijo de Dios como lo fue Jesús. Todos somos hijos de la misma cosa, sea lo que fuere. Siendo esto verdad hacemos poesías, escribimos cuentos, entre el misterio y la fascinación».

RUMBO AL NORTE

     Dios, viajes galácticos y cometas prolongaron mi reunión con Ray Bradbury por más de una hora. Al momento de la despedida fue a un antiguo estante de caoba para sacar un libro, que me regaló autografiado: REMEDIO PARA MELANCÓLICOS. Y de paso me mostró con orgullo sus obras traducidas a decenas de idiomas. Todos respetaron por su sentido poético el de FARENHEIT 451, como el original en inglés, con la salvedad majadera de un editor sueco que lo bautizó CELSIUS 233, que es el valor matemático equivalente.

     El escritor se mantiene bien informado del viaje hacia el sur del cometa Halley y admite que difícilmente puede resistir la tentación de seguir escribiendo sobre esa "bola de nieve lanzada por Dios en un invierno remoto", como describió a Halley en un artículo publicado en una revista. Así como el cohete Copa de Oro, cuando alcance su meta Halley virará en 180 grados. Y una noche de abril de 1986, imagino, Bradbury saldrá al porche de su casa para mirar por última vez al cometa . Como su intrépido capitán de LAS DORADAS MANZANAS... pensará que desde el sol y en sentido opuesto, en el espacio hay una sola dirección... y murmurará: «¡El Norte!»

(A su avanzada edad R. Bradbury fue distinguido con la Medalla Nacional de Arte otorgada por la Casa Blanca a artistas excepcionales. El escritor murió el 2012 a la edad de 92 años).
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ESPECIFICACIONES

 Bradbury escribió su cuento con la perspectiva del hemisferio norte, donde el sol transita por el cielo desplazado hacia el hemisferio sur. De allí la metáfora de que ir en esa dirección implica dirigirse al sol. Ese hecho es más evidente en invierno. En nuestro hemisferio, sin embargo, ocurre precisamente todo lo contrario.

 El cometa Halley alcanzará su máxima aproximación al sol el 9 de febrero de 1986. Ese punto se denomina perihelio.

 La primera información que se tiene del cometa Halley data del año 240 antes de Cristo, según antiguos documentos chinos. Aunque no hay seguridades, es probable que estas visitas perió­dicas se remonten a millones de años.

 El perihelio cometario se producirá entre las órbitas de Venus y Mercurio, a unos 88 millones de kilómetros del sol, lejos todavía de ese pálido halo que rodea al disco solar y que se denomina corona.

 El propio Bradbury admite que Douglas Spaulding es él mismo en esa novela autobiográfica EL VINO DEL FSTÍO.

❻ La aproximación de Halley al sol no es precisamente una estación de verano, en los términos de esa temporada planetaria.

 Isaac Asimov:«Civilizaciones Extraterrestres».

 Nuestro hemisferio sur será esta vez el favorecido con la visita del cometa Halley. Desde el norte estará demasiado cerca del horizonte. Resultará imposible verlo desde una ciudad tan luminosa como Los Ángeles y sin instrumentos durante abril de 1986.


Monday, January 29, 2007

LA MARIONETA GIGANTE PUDO LLAMARSE HEIDI


Me sorprendió que los periodistas no se atrevieran a hacer lo que es parte del oficio: bautizar, poner nombres. Está en los textos de las escuelas de periodismo: no le diga perro todas las veces, dígale también “copito”.

Me refiero a la marioneta de grandes proporciones que emocionó a los santiaguinos durante tres días y que fue identificada hasta el cansancio como la pequeña gigante.

Veamos ejemplos del pasado. Al avión presidencial Boeing 707, anterior del actual, lo llamaron “calambrito”. Cierto es que a la Fuerza Aérea le incomodaba y hasta pidió a los periodistas “por favor, señores, les rogamos que no le digan más calambrito a este avión”.

La agrupación de periodista de La Moneda puso el nombre de “la copucha”, a la sala dispuesta para ellos en el palacio de gobierno. En Concepción, recuerdo, que esa sala la llamábamos “la chuchoca”.

A una mujer que asaltaba bancos premunida de un arma automática, la denominaron “la mujer metralleta”.

Tradicionalmente el periodismo tenía esa gracia, de ponerle su apelativo a situaciones, objetos, espacios o personajes. Y hay muchos otros ejemplos, que en este momento no se me vienen a la memoria.

La muñeca caminante a mí me evocó a Heidi, ésa de la canción “abuelito dime tú…”
Yo le habría puesto Heidi.

Pero, a ninguno de mis despiertos y jóvenes colegas se le ocurrió nada. Bueno, a estas alturas, pasó la vieja.

LA COMUNICACIÓN COMO UN REGALO


¿Pastelero a tus pasteles? Lo planteo como pregunta, porque me surgen unas dudas tremendas sobre esta frase, que he escuchado desde la niñez como si tuviera la fuerza de un axioma. Pero, veamos el porqué de las dudas, teniendo en cuenta que sería una materia que no admitiría discusión.

Un pintor puede pintar una tela magistral sobre zapateros cumpliendo su oficio, aunque él mismo no tenga idea de como se hacen o reparan zapatos.

Un escritor puede narrar episodios maravillosos ocurridos en sitios que nunca visitó, como por ejemplo Julio Verne en el caso de su novela El Faro del Fin del Mundo, cuya trama se desarrolla en la isla argentina de Los Estados. Verne describe los lugares y da detalles del tiempo y las mareas y él jamás estuvo allí.

Un periodista científico escribe sobre el lanzamiento del transbordador espacial con lujo de detalles de lo que ocurre con la tripulación, los instrumentos, las sensaciones, y él no se sentó ni en sueños siquiera en el sillín de un astronauta.

Un conductor de televisión con un mínimo de conocimiento de otro idioma puede traducir e interpretar un evento que se desarrolle en ese idioma y llevarlo con claridad y amenidad a sus oyentes distando mucho de ser él mismo un intérprete bilingüe.

Un profesor de enseñanza media puede dar una clase excepcional sobre los recovecos del palacio de Knosos, perteneciente a la cultura minoica, donde moraba el minotauro, sin saber nada de la disciplina de la arquitectura.

Creo que estos ejemplos son suficientes para explicar mis dudas, que a la postre son certezas:

a) Un zapatero que sepa sólo ese oficio, por muy bueno que sea en eso, no podría pintar un cuadro donde se vean otros zapateros trabajando. b) Un marino aventurero sin gracia para escribir e imaginar no va a crear la fascinante historia del Faro del Fin del Mundo, aunque tenga una casa con vista al mar en la isla de Los Estados. c) Un astronauta podrá escribir varios volúmenes con sus memorias, pero seguramente no va a tener la capacidad de resumir la emoción de un despegue al espacio, con la fuerza que lo haría un periodista. d) Un traductor o intérprete bilingüe difícilmente va a manejar la emotividad indispensable para el público, él simplemente hará bien su pega: traducir o interpretar. Y e) por último, un arquitecto por muy avezado que sea en su profesión difícilmente entusiasmará a alumnos de enseñanza media hablándoles de arquitectura como lo haría un profesor inspirado.

¿Pastelero a tus pasteles?

Y aquí llegamos al punto: con los profesionales o maestros a secas, encontraremos que hacen muy bien su trabajo, pero con ellos no pasará nada si no hay otros que comuniquen lo que ellos hacen. Porque los médicos, los arquitectos, los zapateros, etc., cuando hablan de su especialidad lo hacen como si estuvieran dirigiéndose a sus colegas. A mi entender, la esencia de este asunto está en la comunicación. De allí que si usted quiere comunicar algo, no busque a los expertos en ese algo, busque comunicadores. Quienes poseen habilidades para comunicar, tienen ganado medio Cielo. Por eso es que en algunas partes a los comunicadores se les llama simplemente, talentos.

Thursday, January 25, 2007

ESAS IMÁGENES QUE NO VEMOS CON LOS OJOS

       Revisé imágenes almacenadas en mi memoria, del mismo modo, como cuando uno trajina en viejos documentos en busca de algo. Y me sorprendió encontrar situaciones visuales que yo no había visto nunca. O sea, imágenes concretas que yo jamás presencié, pero que son archivos perfectamente mantenidos, almacenados, clasificados en mi cerebro. Son fotos o secuencias de películas que jamás se reflejaron en mi retina, sobre situaciones que no ocurrieron en ninguna parte.
      Aproveché una visita a mi oftalmólogo para comentarle estas cosas y preguntarle como una curiosidad. Y me dio una respuesta más sorprendente aún:«el cerebro crea imágenes sin la participación de tu voluntad. Lo hace solo y son imágenes reales. Es lo que pasa con los sueños».
      O sea, en ese instante se me planteó la necesidad de reordenar mi banco de imágenes: separar aquellas que vi con mis ojos, de aquellas que vi sin haber abierto los ojos. Y así puedo explicarme las causas de algún tipo de locura, en que el enfermo llega a ser incapaz de separar las películas producidas de aquellas que monta el cerebro solito, sin que nadie se lo pida.
      Lo peligroso del caso es que las imágenes son reales, aunque los hechos que describen no hayan tenido lugar. Esto se puede prestar fácilmente para confusión y nosotros, ser víctimas de esta triquiñuela cerebral.
    Aclarado este asunto sutil, pero importante, podemos comprender por qué tanta gente, incluidos los políticos y la televisión, son capaces de afirmar como verídicas tanta sarta de tonteras y mentiras. La tele, incluso, se da licencias para reproducir situaciones hipotéticas para respaldar lo que quiere decir.

LAS IMÁGENES Y LOS SUEÑOS

           Sentimos que los sueños son una asociación de imágenes. Pero, por razones de lógica el sueño no puede ser una sucesión de imágenes, sino que debe ser otro tipo de cosas. No deberíamos referirnos a eso que los sueños nos muestran, sino a lo que los sueños nos dicen. Heidegger y Foucault abrieron la era de la representación. Se supone, por tanto, que entre nosotros y el cosmos existe una tercera instancia: el campo de la imagen, de la visión y de lo que se va a ver. Este asunto está presente en la escuela fenomenológica. Cuando Edmund Husserl, a inicios del siglo XX, explica su fenomenología lo hace a través de un paradigma visual.

        La filosofía desde la antigüedad está rodeada por la imagen y el deseo de ver. El mito de la caverna de Platón habla de la apariencia y la realidad. Aristóteles trata de los sentidos y explica que el preferido de los seres humanos es la visión. Porque de los cinco (sentidos) es el que más nos hace conocer las cosas. Así, pensar sería un poco ver. Esta unión entre el pensar y el ver es tan potente que se manifiesta en nuestro lenguaje cotidiano. Por ejemplo, cuando le pregunto a alguien si comprendió lo que le dije, le digo: «¿ves lo que te quiero decir?». Vivimos dentro del paradigma visual.

       La imagen pertenece al mundo de la presentación o de la representación. Pero, cuando estudiamos más de cerca ese mundo, nos damos cuenta de varias limitaciones. Enumeremos. Las potencialidades no se pueden representar. Por ejemplo, un niño y su proyección adulta (potencialmente adulto). Vemos a un niño o a un adulto. Si en realidad pudiéramos representar esa potencialidad la anularíamos como tal y la haríamos actual. Otros objetos que no se pueden representar son las negaciones. Por ejemplo un futbolista, digamos Messi. ¿Cómo lo representamos en otro rol que no sea futbolista sin que se nos venga la imagen del Messi futbolista? No se puede. Un tercer tipo de objeto que no se puede llevar a la pantalla es la significación cultural. Por ejemplo, la cruz. En imagen vemos directamente dos palos que se entrecruzan, pero no vemos que represente a Dios. ¿Qué representa una cruz? Eso necesariamente tenemos que contarlo. Debemos distinguir la representación de la significación.

          Sartre entra en un bar para juntarse con Pedro, pero Pedro no está. Sartre comprueba la ausencia recurriendo a una comparación discursiva: la imagen del bar con Pedro y del bar sin Pedro. La ausencia no es visual, es un relato. Otro ejemplo, el caso de una foto de Nueva York actual. ¿Notaría usted que faltan las torres gemelas? Es necesario que alguien nos lo recuerde y lo diga.

          Vamos a los sueños, Bergson: «Nuestros sueños se elaboran casi como nuestra visión del mundo real». Freud analiza los sueños en forma revolucionaria usando el vocabulario «las imágenes oníricas». Pero, si lo estudiamos con más cuidado, el sueño está más cerca de la categoría de relato. Es una historia que nos estamos contando y no una película que estemos viendo.

        Los sueños están llenos de negatidades, de faltas, de ausencias, de frustraciones. Si el sueño nace de un deseo se lo vincula con una falta. En los sueños siempre hay personas que no encuentran lo que buscan, que pierden objetos. Nunca podremos representar que alguien haya perdido algo. O que una persona esté esperando a otra. Cuando en el sueño estamos con un familiar, padre, madre u otro, sabemos que es nuestro padre o nuestra madre u otro, pero nunca vemos sus caras. Sólo sabemos que son ellos.

         Llegamos a la conclusión que el psicoanálisis no trabaja el sueño como imágenes sino el sueño como un relato, en consecuencia las imágenes oníricas que cita Freud no existirían como imágenes. El sueño no es una producción representativa sino una producción significativa. La vida psíquica humana en general no se debe asemejar a un teatro o a una representación sino que se debe asemejar con un texto o con un gesto de escritura.

        Por razones ontológicas (del ser) los textos tienen acceso a más objetos que los que puedan mostrarse en pantallas. Es la superioridad del libro sobre las imágenes, porque el libro accede a todos esos mundos de las negaciones y de las ausencias a los que una cámara nunca podrá llegar.

[NP (Interpretación, adaptación y transcripción del curso La Imagen, Vinolo, 2020)].


Monday, January 22, 2007

HEROICO ES ALGO MUY GRANDE, NO UN EMPATE ORDINARIO

         Veo con estupefacción que el periodismo recicla una vez más viejos clichés, que no ayudan a que nos superemos de veraz para soñar en entrar en las grandes ligas.
       ¿Se fijaron?
       Los diarios, las teles, las radios dijeron lo mismo: “heroico”, para referirse al simple empate de la selección joven ante su similar de Brasil. Si a eso lo calificaron así, qué palabra deberíamos buscar para una acción verdaderamente heroica, me pregunto. ¿Cómo tendríamos que referirnos al salto al abordaje del Huáscar del capitán Prat?
       Heroica es una acción en que se apuesta la vida por un propósito superior, no un partido de fútbol en igualdad de condiciones.
        A donde quiero llegar es a lo siguiente: Si los periodistas seguimos destacando como heroico un empate pobre ante un rival de muchos méritos, es que ni siquiera imaginamos un triunfo.
Si el triunfo no está en nuestro horizonte como una cosa posible, entonces no sé que hacemos en los campeonatos. Para salir de la mediocridad debemos pensar que podemos ganar, que esa posibilidad es parte de las reglas de juego.
       Pero, no me vengan a decir los medios masivos que un empate o eventualmente un triunfo ante un grande es algo heroico. Si seguimos con esa cantinela no despegaremos jamás. Y si no despegamos, los invito a leer y escuchar futuros resultados heroicos.

Friday, December 29, 2006

CUENTO: LA FRAGILIDAD DEL TEXTO



4 de enero del año 102.456

     Veamos qué pasó con Jorg, un joven de 20 años que decidió viajar por el hemisferio sur, un territorio desconocido del planeta, devastado el año 2018 por una catástrofe natural. Jorg es descendiente lejanísimo de Jurgen Froest, uno de los diez seres humanos sobrevivientes a aquel desastre. Jurgen se salvó porque cuando la bola de fuego cayó del cielo destruyendo la humanidad casi por completo, él estaba en un minisubmarino investigando las profundidades oceánicas en el Ártico… (Continúa más abajo).

4 de enero del año 2006

     Otra de todas las incertidumbres de nuestro tiempo se refiere a los soportes o los formatos de nuestros trabajos. Si haces un video, muy pronto no podrás verlo porque la tecnología en su evolución va dejando botados en el camino los medios que ella misma creó: el filme, el magnetoscopio, el u-matic, el beta, el vhs, y lo demás. Es un trabajo no contemplado por los tecnoinventores eso de tener que ir haciendo los traspasos, las conversiones y las compresiones para rescatar lo poco y nada que hace uno. De ese modo, muchas, muchísimas producciones pasan al olvido.
      Si escribes o tomas una foto, lo mismo. Mi hijo me entregó un trabajo de hace tiempo que yo tenía en su computador. Me lo hizo llegar en un CD. Y su primera advertencia fue «respáldalo, porque un rayón en el disco y chao trabajo».
     Imagínese usted lo vulnerable que son los soportes con los que trabajamos y lo rápido que pasan de moda. Con el papiro no ocurría lo mismo, puesto que hasta el día de hoy es posible encontrar textos históricos originales, guardados, que retan el paso de los siglos. Tienen tres mil o más años y ahí están con sus signos impresos. Lo que más se le acerca es el papel, capaz de soportar el tiempo, el polvo, la humedad… menos el fuego.
    Y éste es el punto. ¿Qué pasaría si de pronto desde el espacio cayera una gigantesca bola incendiaria que calcinara todo el planeta? Primero, todos moriríamos. Tal vez se salve un puñado de personas. Pero, no quedaría rastros de nuestra civilización basada en el papel y en los soportes electrónicos conocidos. Toda la cultura quedaría chamuscada, hecha cenizas como lo ocurrido con la biblioteca de Alejandría.

(…Continuación del relato inicial).

     En su recorrido por el mundo misterioso del sur, aquel caluroso verano del año 102.456, Jorg encontró una piedra con vestigios del pasado remoto, junto a un peñón amarillento y reseco en un amplio valle olvidado entre altas montañas. En esa roca redondeada que salía de la tierra y se levantaba como 1.20 metros, se podían ver inscripciones que él no entendía. Por eso, copió los caracteres para estudiarlos después. «Sin duda aquí existió alguna comunidad prehistórica», pensó el joven mientras guardaba el registro, tomaba las coordenadas y hacía fotografías del curioso lugar. La reliquia que acababa de descubrir era ni más ni menos que la carta de don Pedro de Valdivia tallada en piedra, que los santiaguinos miramos indiferentes cada vez que pasamos junto al cerro Santa Lucía. Porque absolutamente nada más quedó de nosotros como testimonio de nuestra existencia después de la caída de la gran bola de fuego el año 2018.

Wednesday, December 20, 2006

LAS DEUDAS DEL ARTE



      ¿Qué pasa con el arte? Porque con el arte oficial, ése que exponen en La Moneda, no pasa nada. Ni va a pasar, porque está comprometido. Tampoco con el arte de la galerías o de los museos. Esas obras están allí como los trajes confeccionados a la venta en las boutiques. Pueden ser hermosos, pero carecen de enjundia, de un mensaje de rebeldía.
         Centro este punto de vista en la música popular porque no escucho nuevos versos del estilo de “pateando piedras” a pesar que nuestra sociedad está llena de causas para originar un arte que interprete a miles de personas, que provoque algo, que haya un remezón.
         Y a los cantautores les recuerdo por ejemplo, el caso de los deudores habitacionales. Puede que entre estas personas haya pillos, pero debe haber un gran número que es auténtico, que no puede pagar. Estos últimos se merecerían una canción por sus protestas, sus huelgas de hambre, sus sacrificios, porque no los escuchan en ninguna parte. Para eso están los artistas, para interpretar a esa gente.
         El grupo Los Prisioneros sintonizó con la mayoría de Chile que reclamaba el retorno de la democracia. Sus canciones tenían sentido e interpretaban un reclamo justo, una necesidad.
        Cuando uno vive en democracia, como ahora, pareciera que todo está bien y se nos olvida que la democracia es perfectible. Puedo agregar, a más abundamiento, otras causas, como las tasas de interés, la usura, los gastos de cobranza, para que estalle el arte irreverente.
          El arte que denuncia, el que provoca, aquel que no entra en La Moneda, que no va a las galerías o no tiene espacio en las salas de concierto es el arte que espera mucha gente para perfeccionar esta democracia.

Monday, December 11, 2006

TV UN DÍA DE DESCANSO PARA LOS TRABAJADORES DE TV

(foto emol)

     Mi propuesta no obedece a ninguna campaña, sino que es fruto de la observación, la experiencia y el sentimiento.
Veamos de qué trata esto.
El año 1942, bajo el gobierno de Presidente Juan Antonio Ríos, se instauró el 21 de septiembre como día del trabajador radial. Las razones que se esgrimieron para silenciar las radios ese día cada año, eran ─diríamos─ humanitarias. Se tuvo en cuenta que los comunicadores radiales trabajaban todo el año, incluidos todos los festivos. Pero, se consideró que el 18 y el 19 de septiembre los dejaban exhaustos. La inauguración de las ramadas, el Tédeum, la Parada Militar, etc. Por tanto, se concedió el 21 de septiembre.
     ¿Qué ha pasado con la televisión?
    Para quienes ven televisión, les parecerá normal las coberturas que esos medios hacen de las noticias más inesperadas, más insólitas o de mayor revuelo.
   La muerte de Pinochet era una cuestión anunciada. Sólo había que esperar. Nadie quería caer en la tentación del cuento de Pedrito y el lobo. De ese modo, cualquier editor de televisión del área de noticias que asumía un turno de fin de semana, rogaba porque ese acontecimiento no le tocara a él. Para ellos, esa posibilidad se convirtió en un factor de tensión permanente. Había que estar alerta las 24 horas. Porque de no estarlo, el riesgo era sufrir el golpe periodístico de parte de la competencia, o sea, una pesadilla.
    El epítome de la tensión se produjo el domingo. Conocido el hecho de la muerte, los editores se lanzaron a informar. Simultáneamente todos los que estaban libres, dejaron sus casas, sus familias y se fueron lo más rápido que pudieron a sus canales a apoyar. Ese día el trabajo de comunicaciones se convirtió en una locura. Sin embargo, sólo gracias a ese sacrificio tuvimos en nuestras pantallas todo lo que pudimos ver. Les aseguro que la actividad ha sido demoledora para los periodistas de televisión, durante estos tres días, con turnos de trasnoche.
    Es impensable proponer que haya un día en que sólo un canal emita noticias y que los otros descansen y así, alternativamente a lo largo de los años. Eso no va a ocurrir jamás al menos durante este milenio. Pero, si imagináramos que esa posibilidad existiera, yo propongo que se instaure el 13 de diciembre como el día del periodista de televisión, esto es con descanso total o un día de campo con sus familias. ¿Por qué? Porque ese día habrá finalizado una tensión profesional que los tuvo en ascuas por años.
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✱ El día siguiente del funeral de Pinochet.

Wednesday, December 06, 2006

AGUA EN MARTE, CURIOSA CIRCUNSTANCIA


Científicos de la NASA anuncian haber descubierto agua en estado líquido en el planeta Marte. La presencia de ese recurso en esa condición es un antecedente que nos conduce a pensar de inmediato en que también podrían hallar alguna forma de vida elemental.

La noticia me sorprendió, como me hubiera sorprendido en otros tiempos, cuando yo soñaba con las Crónicas Marcianas o Las Doradas Manzanas del Sol, de mi poeta norteamericano predilecto: Ray Bradbury. Sólo que esta vez, la sorpresa me duró muy poco.

Yo diría que me asombré por no más de veinte segundos. ¿Por qué si es una noticia tan sobresaliente? Porque, antes de compenetrarme en los detalles, miré el contexto.

¿No le parece curioso a usted que esta tremenda noticia salga a la luz, justo ahora, con todos los líos que tiene el gobierno de la Casa Blanca?

Pensemos: el presidente George W. Bush debió cambiar a su ministro de defensa, Ronald Rumfeld por Robert Gates, a raíz de su derrota política en las últimas elecciones. Gates dijo ayer ante los senadores que aprobaron su designación, que Estados Unidos estaba perdiendo la guerra en Irak. Y lo dijo casi en el mismo momento en que el mandatario afirmaba que la estaban ganando. Una gruesa contradicción de fondo.

Y para agravar aún más las cosas, en esta debacle surge en la palestra un equipo de especialistas que recomienda a la administración una retirada militar gradual de Irak.

Ése es el contexto en que se ha dado la noticia del agua en Marte. La sorpresa tiene, según mi modesto punto de vista, el propósito de ponerle paños fríos al grave problema que enfrenta la administración. Encontrar agua líquida en Marte hoy es sospechoso, porque creo que lo sabían de antes y esperaron el momento para lanzar la “bomba”.

Por eso después de los dos títulos de Bradbury que recordé en primer momento al leer lo del agua, se me vino a la mente otro título del mismo autor, cuando intuí las intenciones políticas detrás del anuncio: Remedio para Melancólicos.

Thursday, November 23, 2006

LOS MAGNATES DE LAS HISTORIETAS


Forbes es una revista de economía que publica, de cuando en cuando, las listas de los hombres más ricos del mundo. Esta vez sus creativos dieron a conocer la nómina de los multimillonarios de ficción, esos personajes creados por artistas que aparecen en las revistas de historietas o en los cartoons y que son héroes y antihéroes para una infinita cantidad de personas en todo el planeta.

Uno de los que está en la lista es Tío Rico McPato. Forbes dice que el tío del Pato Donald subió varios puestos en el ranking de los ricos gracias al alza del oro en la Bolsa de Londres, casi un 12% e hizo los cálculos de sus ganancias.

Otro personaje, tal vez el más millonario de todos, es Oliver “Daddy” Warbucks, un general retirado del ejército estadounidense. “Daddy” ha hecho su fortuna inmensa gracias a las guerras de Afganistán e Irak puesto que su actividad es el comercio de armas.

Y hay otros multimillonarios. Pero, centrémonos en los dos primeros.

Son personajes de ficción, me dirá usted y no le demos más vuelta al asunto. Pero, yo lo invito a que le veamos el lado serio de la publicación, no en vano es Forbes, con todas sus letras.

Los ricos de ficción no son gente muy sana. McPato vive sólo preocupado de cuidar su fortuna y su único placer es nadar en una piscina de monedas de oro. Es un tipo enfermo de avaro y más encima gruñón. Es simpático sólo en escasas ocasiones. Pero, lo peor es que engrosa su fortuna gracias a la especulación. No es un emprendedor. No crea fuentes de trabajo.

De Warbucks se concluye claramente que su riqueza también es fruto de la especulación, puesto que trafica con armas en medio de serios conflictos bélicos. Tampoco lo cita la revista como un empresario creativo, honesto y magnánimo. Su negocio sólo ha producido dolor y muerte.

Mi conclusión es que la revista Forbes resalta que en el mundo de la ficción para ser multimillonarios hay que actuar como ellos, esto es, sujetos mediocres o malos de frentón. ¿Sugiere, acaso, alguna conexión con la realidad?

Wednesday, November 22, 2006

POR FAVOR NO COMPRE



Entiendo el marketing como una técnica creativa para vender un producto y veo esta disciplina muy cercana a la retórica aristotélica. Por tanto, los profesionales del marketing estudian y se esfuerzan por saber nuestros gustos y por tratar de colocar sus productos en nuestras mentes. Es lo que ellos llaman posicionamiento.

Sin embargo, me encuentro con que esa disciplina tiene su contraparte, que yo llamaría el antimarketing. Es decir, cómo ofrecer un producto al consumidor y al mismo tiempo hacer esfuerzo para que éste no lo compre.

Veamos, las nuevas cajetillas de cigarrillos traen unas fotos súper dramáticas de personas que han sufrido cáncer a causa del consumo del tabaco. Y las imágenes están ahí en el cartón mirando de frente al fumador como diciéndole “deja el vicio, mírame, yo era igual que tú”.

Lo novedoso de este ejemplo de antimarketing es que los cigarrillos siguen vendiéndose.

Veamos un segundo caso. Entro en un supermercado, de una gran cadena nacional de estos negocios, cuyo nombre se inicia con L. Tomo las cosas que necesito y me dirijo a una caja. Cuando llega mi turno, la cajera sonriente me pregunta “¿Señor, tiene la tarjeta P?”. Me explica que la tarjeta P la extiende el supermercado para clientes frecuentes y que tiene muchos beneficios. Me respondo que no la tengo.

La cajera termina de hacer la suma y me apresto a pagar con dinero en efectivo. La mujer presiona el enter final y la pantalla arroja dos cifras: La primera dice sin tarjeta P: 8.456 pesos. Y más abajo, la segunda cifra, con tarjeta P: 7.654 pesos. Evidentemente tengo que pagar la cifra de arriba, la más alta. Pero, el sólo hecho de que me muestren la diferencia, me irrita, me causa indignación. Porque lo lógico sería que me cobraran menos porque estoy pagando con plata fresca. Pero, es al revés. Siento que ellos quieren obligarme a pedir su maldita tarjeta. ¡Qué lateros! Salgo del recinto pensando “este es otro ejemplo de antimarketing. Juro que no vuelvo más”.

Al día siguiente, sin recordarlo estoy en el mismo local y respondiendo la misma pregunta No tengo la tarjeta P y pagando más que si la tuviera.

Como ven, mis amigos, el antimarketing también vende, lo he comprobado tantas veces.

Friday, November 17, 2006

CRUCERO POR LOS CANALES PATAGÓNICOS

El buque amarrado en Puerto Bories.



PRIMER DÍA: CENA EN EL QUINCHO

Ese viernes teníamos que presentarnos a las 7:00 de la mañana en el aeropuerto. El vuelo a Punta Arenas zarpaba a las 9:00, con escala de media hora en Puerto Montt. Fueron casi tres horas y media de vuelo en total, por lo que, llegamos al terminal aéreo Carlos Ibáñez del Campo a las 13:00 horas, donde nos esperaba un confortable bus calefaccionado, que de inmediato nos condujo a Puerto Natales. Los 240 kilómetros de distancia entre ambos puntos nos tomó alrededor de tres horas. El transporte terrestre nos dejó en el muelle privado de la empresa naviera, junto al antiguo puerto Bories, a diez metros del imponente Skorpios III a eso de las 4 de la tarde.

Los pasajeros subimos la estrecha escala que conduce a la primera cubierta del crucero, donde el personal nos recibió con apretones de mano. Solícitos nos enseñaron nuestra cabina, nos entregaron la llave y minutos después trajeron las maletas. Esa noche tuvimos una cena de bienvenida en el Quincho, que es un restaurán protegido del viento a escasos metros del muelle particular. Fue la ocasión para conocer al capitán Constantino Kochifas, quien viajaría con nosotros en el crucero 86. Fuera de programa el capitán nos llevó a Angélica y yo a conocer el casino de Puerto Natales, que para mí fue una sorpresa mayúscula. Era un recinto cerrado con máquinas de juego, ruletas, póker, apuestas, música en vivo y mujeres bonitas.
Angélica, durante el desayuno.
Nuestra primera noche en el Skorpios III transcurrió junto al embarcadero particular de esa empresa de turismo, porque antes de zarpar por los canales, teníamos una interesante primera excursión por tierra al día siguiente.


SEGUNDO DÍA: GUANACOS TUTELARES
Así, el sábado a las 9:00 horas subimos al bus que no llevaría a la Cueva del Milodón y al parque Torres del Paine. El almuerzo fue un sabroso picnic frente a esa obra monumental de la Naturaleza. Carne picada, ensaladas, vino y piscosour al abrigo del bus que nos servía de defensa frente al viento persistente. Manadas de guanacos pastaban en las colinas circundantes indiferentes a las galernas australes. Luego del almuerzo, el bus rodeó el macizo cordillerano avanzando hacia el sur y llegamos a un mirador desde donde se podían observar, si las nubes lo permitían, los llamados cuernos del Paine.

Regresamos de esta excursión a las 18 horas y cuando abordamos el Skorpios III oí alguna instrucción en el sentido que zarparíamos de inmediato.

Un fuerte viento sur weste soplaba esa tarde en el fiordo de Última Esperanza con una velocidad de 50 nudos. La superficie del mar, como cristal verde botella, lucía olas encrestadas que avanzaban hacia Puerto Natales al ritmo de las rachas. El Skorpios III soltó amarras y mecido por la espuma fría orientó su proa al sur oeste. A los pocos minutos, con el vendaval por la popa, realizó una pasada tangencial junto a la costanera natalina. Así comenzaba el crucero de 1.400 kilómetros por canales y fiordos de la Patagonia chilena, que han denominado la ruta Kaweshkar, o de los alacalufes.

La cena la sirvieron a las 20:30 horas y mientras unos siguieron conversando, otros nos recogimos a dormir, puesto que el viaje por la Cueva del Milodón, las Torres del Paine y el par de horas en el casino nos había dejado algo agotados.


TERCER DÍA: LOS HIELOS DE AMALIA

El glaciar Amalia.
En realidad fue el primer día de navegación total. O sea, tuvimos tiempo para recorrer y conocer los distintos rincones del buque, conversar con su tripulación, oír de primera fuente cómo se operaba el crucero en el puente de mando, observar la lluvia ocasional, mirar el vuelo de algunas aves.

Desde las cubiertas apreciamos los desfiladeros a pique de las montañas que flanquean los canales, mientras el crucero seguía con su proa al norte. A media tarde se produjo nuestro primer encuentro con un glaciar. Era el Amalia, uno de los ventisqueros más meridionales de Campo de Hielo Sur. Su frente de caída al mar tiene casi un kilómetro.


El buque anclado en Pío XI.
Tras permanecer en esa zona por más de una hora, el Skorpios III giró en redondo y lentamente abandonó la vasta superficie de mar cuajada de hielo y de témpanos pequeños. Realizada la operación, la nave retomó su rumbo norte a través de canales ignotos para millones de chilenos.
 
El bar de popa del Skorpios III.
El Skorpios III entró en el desolado fiordo Antrim bajo un fuerte aguacero. Nueve millas río arriba estaba la caleta donde la nave se abastecería de agua, captada directamente de una cascada que caía vertical desde una montaña de unos 900 metros de altura. Junto con acopiar el líquido, el crucero ató a su popa una nave menor hecha para excursiones, la Hércules. La utilizaríamos al día siguiente.

Cena y después una sesión de karaoke, para los que tenían la garganta más afinada. Esa noche dormimos tranquilamente con el barco surto en el fiordo Antrim. A las 4:00 AM, el Skorpios III soltó amarras y reinició su navegación al norte. La operación fue tan suave que nadie se dio cuenta cuando retomamos la marcha.

CUARTO DÍA: FOTOS Y MÁS FOTOS

Mientras me servía el desayuno con abundantes y exquisitas opciones gastronómicas en el comedor, vi pasar un grupo de témpanos de color azulino claro. Por el parlante oí la voz del capitán Kochifas, quien nos informaba que el Skorpios III había llegado a su primer destino de ese día, el formidable glaciar Pío XI.

Recibe ese nombre porque así lo bautizó el sacerdote e investigador científico Alberto de Agostini, en la primera mitad del siglo XX. A los periodistas se nos dio la oportunidad de embarcar en un bote a motor, mientras que el resto de los turistas internacionales hizo el mismo recorrido en la embarcación techada Hércules, especialmente diseñada por Kochifas para hacer este tour.

El poderoso frente del glaciar Pio XI tiene casi seis kilómetros de extensión. Arroja sus témpanos milenarios en una serie de caídas aleatorias, por lo que hay que estar con las cámaras encendidas todo el tiempo para no perderse uno de esos derrumbes helados. El ventisquero arroja en el fiordo Eyre sus hielos, los que llegan allí luego de una lenta procesión mortuoria que les toma años desde Campos de Hielo Sur, en un recorrido de unos 70 kilómetros.

El capitán Kochifas nos explicó que los hielos han ido avanzando y que además de su altura de 120 metros, están enterrados en el lecho rocoso del glaciar convertido en morrenas. El Skorpios III realizó pasadas de ida y vuelta frente al enorme glaciar como si se tratara de una parada naval silenciosa. La oportunidad fue más que suficiente para saturar los SDs de nuestras cámaras con fotos y más fotos, centenares de fotos.

El buque giró en 90 grados y la proa apuntó nuevamente al oeste. Adiós glaciar Pío XI, el más opulento y gracioso de los ventisqueros. Pero esta calificación no quiere decir que el resto de los que visitamos no tuvieran sus encantos particulares.

El almuerzo consistió en comida chilena, una rica cazuela de vacuno con empanadas de horno y fritas, de pino, de mariscos y de queso.

Esa tarde, el Skorpios III navegó bajo fuerte lluvia. El segundo oficial desde el puente entabló comunicación con la autoridad del territorio marítimo en Puerto Edén para anunciar su proximidad al lugar. "Gracias por el aviso", dijo el representante de la Armada. El crucero ingresó en las quietas aguas de una rada en la isla Wellington donde se emplaza la pequeña caleta de pescadores y mariscadores, Puerto Edén. Los pasajeros bajamos a la localidad, para estirar las piernas a lo largo de las calles de pasarelas de madera.

Gabriela Paterito vende artesanía en un pequeño kiosco instalado junto a la pasarela. Ella es la última representante pura de la raza alacalufe o kaweshkar. Fue una buena ocasión para hablar con ella y conocer el pensamiento y el sentimiento de gente que vive en esas soledades.
Puerto Edén, isla Wellington.
Zarpamos de Puerto Edén, el punto más septentrional de nuestro recorrido y se inició el regreso al sur. A última hora de la tarde se nos dio la oportunidad de descender en otro ventisquero, para hacer fotografías, esta vez tocando el hielo con las manos.

Cena acompañada de vino tinto y a dormir. Esa noche el Skorpios navegó hasta el amanecer, mecido por una suave brisa del sur que rizó la superficie marina y coronó de espuma la cresta de las olas.


QUINTO DÍA: "QUEDARSE PARA ADENTRO"

Visita al fiordo Calvo. El Skorpios III avanzó por sus propios medios todo lo que más pudo por un mar blanco de témpanos y hielo molido. Detuvo su andar en un punto específico, desde donde se contempla un complejo de glaciares cayendo sobre el mar quieto. La tripulación nos invitó a abordar una nave menor con techo llamada Capitán Constantino, una suerte de rompehielos, o "4X4" del mar, para poder acercarnos a los glaciares, única forma de lograrlo.
El "4X4" hizo lo suyo visitando los glaciares Fernando y Constantino. Después ingresó en una zona de mar congelado, encerrada entre altas cumbres y ventisqueros. El capitán Kochifas nos habló de ese sitio la víspera. Nos había dicho que la quietud y la belleza de ese lugar conmueven el alma e invitan a una comunicación superior. Él denominó ese punto desconocido “Campo de Oración”.

(En la séptima foto se pueden captar la paz y el silencio que reinan en "Campo de Oración", en el fiordo Calvo.)

Un espacio sobrecogedor por su belleza, por su soledad, por su fuerza, por su blancura. Allí uno queda, como se dice, “para adentro”. Es tal la belleza que despliega la Naturaleza que no se me vinieron las palabras para expresar mis silenciosas emociones. Fue entonces, inmerso en esta contemplación mística, que uno de los tripulantes me alcanzó un vaso de wisky. Con hielo “milenario”, me dijo el guía. El wisky tiene doce años y el hielo on the rock, un millón de años. Salud. "Cuando usted esté en su casa", continuó el guía, "brindará con wisky de doce años también, pero con hielo formado apenas diez minutos antes en el refrigerador". Absolutamente, no hay comparación.

El Capitán Constantino nos llevó lentamente de vuelta al Skorpios III y a la pasada se acercó al borde de uno de los acantilados. Excelente momento para posar junto a la cascada Mega, llamada así porque fue un equipo de esa televisora que la avistó primero. En seguida, pasamos rozando el farellón, sobre el que anidaban decenas de cormoranes o patos liles.

En el Skorpios III nos esperaba un almuerzo mexicano, tacos, guacamol y vino blanco.

Zarpe de fiordo Calvo en la tarde justo cuando asomó el sol y los glaciares brillaron con fuerza en todo el arco espectral del campo visible.


(En la octava fotografía, arriba, estamos Angélica y yo junto a la cascada Mega, en fiordo Calvo.)

SEXTO DÍA: UN TREN EN LA SOLEDAD

Navegación durante la mañana avanzando hacia el sur. En nuestra marcha desfilaron fiordos y glaciares. Recuerdo uno bellísimo por su particular blancura contrastada con el negro de la roca circundante y las morrenas: el ventisquero Zamudio.

El barco se detuvo en el fiordo de Las Montañas y quedamos a la espera de una caminata por un pequeño valle que termina en el glaciar Bernal. La lluvia nos impidió en primer momento bajar, pero, por otra parte, quedarnos a bordo se convirtió en una excelente ocasión para gozar del espectáculo que nos brindó la lluvia fría sobre el canal, sobre el buque y sobre los montes de ñires y otras especies nativas en la costa.

Al cabo de unas horas, tomamos la decisión de hacer la caminata no obstante la lluvia. Subimos a los botes y desembarcamos en una playa de piedras. Un pequeño sendero improvisado nos permitió vadear un lago de agua dulce, producto de deshielos y aguaceros. Por último, llegamos a la base misma del Bernal. Cuando regresamos al barco estábamos mojados hasta el tuétano, pero fue nuestra opción.

El Skorpios III retomó su viaje al sur enfrentando fuertes lluvias. Al final de la tarde y en plena navegación, el capitán Kochifas encontró una boya roja en medio del canal. Ese era el punto preciso para girar a la derecha. La nave detuvo su andar junto a la isla de los reyes. A partir de ese punto era posible la comunicación por teléfono celular. De ese modo también retomábamos el contacto con la civilización.

La cena del capitán, una tradición de los crucero, la tuvimos esa noche anclados a la gira frente a la isla de los reyes. Vestidos formalmente nos presentamos en el comedor pasadas las 21 horas. La mesa estaba delicadamente adornada con exquisiteces. Brindamos con champaña y después hubo baile. En la oscuridad miré a través de la ventana. Lejos a la distancia, divisé una fina línea de luces en el horizonte invisible, como si se tratara de un tren de pasajeros. Pensé: "un tren, imposible en estas latitudes. Debe ser un barco iluminado que navega hacia el sur". Tal sería mi cara de curiosidad, que el capitán me dijo como adivinando mi pensamiento: “son las luces de Puerto Natales, que está a veinte millas de distancia en dirección noreste”.

Pasamos la noche anclados allí.

EL ÚLTIMO DÍA : ADIÓS CON CENTOLLAS
A la mañana siguiente nos despertamos con el Skorpios III ya amarrado al terminal privado de Puerto Natales, que se emplaza a un kilómetro de distancia de puerto Bories, un antiguo terminal naviero que floreciço por el negocio de la lana y los corderos, hoy convertido en museo. Ultimo desayuno. El capitán nos sorprendió una vez más, esta vez con un regalo: un kilo de centolla para los periodistas invitados. Los abrazos y el adiós nos hicieron meditar en la posibilidad de volver algún día. El bus climatizado nos recogió al pie de la escalerilla del crucero y cerca de las 10 de la mañana ya estábamos dirigiéndonos al aeropuerto de Punta Arenas. Como nuestro avión salía a las 3 y media de la tarde, tuvimos tiempo para dar una vuelta por Punta Arenas, visitar a la carrera la zona franca, tomarnos unas fotos en la plaza junto a la pata del indio y otras en el mirador de la ciudad. El almuerzo fue un rico chacarero con una Austral en el centro.

A las 20.30 horas del jueves, estábamos desembarcando en Pudahuel. Ese fue el final de un viaje encantador, un regalo de un gran amigo de los periodistas, el capitán Constantino Kochifas.

(En la última foto aparece el grupo de periodistas invitados por la empresa Skorpios, posando en el muelle privado desde donde zarpan los cruceros.)

Tuesday, November 14, 2006

LOS FRUTOS PROHIBIDOS


La Primavera es de los niños y el Verano de los más adultos. La estación fría que sigue el invierno en nuestras latitudes hace florecer las plantas y una vez que revientan los capullos viene una polinización rápida que culmina entre noviembre y diciembre con los esperados frutos cargados de promesas.

Los poetas y escritores nos hablan del aroma de la zarzamora, el color de las vides, los helados de vainilla, propios del Verano y respecto de la Primavera, nos recuerdan los brotes y los pétalos. Pero, ninguno nos ha hablado de la fruta verde. Y es en este punto que la Primavera se conecta con los niños.

Nada hay más rico que un puñado de sal en una mano y en la otra, varias ciruelas sin madurar. Hay que tener la dentadura bien templada para hincar el diente y saborear los jugos ácidos que inundan la boca. Y no solamente las ciruelas, también las manzanas, los racimos tiernos, la zarzamora pintona.

¡Viva la primavera! por la fruta verde, por la sal y ese placer que acentúa las arrugas. A ninguna empresa se le ocurrió cautivar a los niños con la fruta verde en los supermercados. En tales recintos podría haber una sección abierta con esos productos para escoger. Ninguna envasadora de conservas nos ofrece ciruelas en ese punto a un par de semanas de madurar. No es negocio, me dirán. Sí, pero que da en el gusto, da en el gusto.

Sólo la fruta verde con sal nos recordará nuestro mejor momento de paso por el colegio. Porque esos frutos, que parecieran prohibidos, se comen a escondidas. No es bien visto, a diferencia de una jugosa manzana madura en medio del verano...

Monday, November 13, 2006

KOCHIFAS: EL FUTURO DE MAGALLANES


Siempre me gustó hablar con gente que tuviera un pie puesto en el futuro. Y se me presentó la excelente oportunidad de conversar sobre asuntos del mañana, con un hombre que nunca dejó de mirar para adelante, pero con un prolijo y profundo conocimiento del pasado. Hablé con él en su buque, el crucero Skorpios III, en el fiordo de las Montañas, muy al sur de la península de Taitao. He aquí lo que me dijo el armador chileno de apellido griego Constantino Kochifas (foto).

--Me vine a vivir a Puerto Natales, que tiene mejor clima que Puerto Montt. Natales mira hacia las Torre del Paine, hacia Campos de Hielo Sur, es una localidad llena de futuro. La región de Magallanes tiene 132 mil kilómetros cuadrados y 155 mil habitantes. Yo vi crecer a Puerto Montt desde los 24 mil habitantes a los 200 mil que es hoy. Por tanto, ahí todo está muy congestionado. Faltan caminos para el transporte de carga, por eso los camiones entran en la ciudad, con todos los problemas que eso implica.

--¿Y cuál es el futuro de Magallanes?

--No me cabe ninguna duda que Magallanes tendrá un millón de habitantes en los próximos cincuenta años. Y una de las grandes actividades económicas será la producción de alimentos marinos como el salmón, los mariscos y otros. Como los mares cada vez se están quedando más vacíos, la humanidad mirará hacia acá por la producción alimenticia. Se necesitarán barcos, plantas procesadoras de la carne de pescado, astilleros, etc. Esta zona generará unos 600 mil puestos de trabajo para entonces. Y, no dejemos de considerar la producción de carne de res y de ovinos. La calidad de estos productos magallánicos es extraordinaria.

--¿Y el turismo?

--Bueno ese es un asunto muy importante también. En los viajes de los Skorpios cada vez más chilenos están conociendo estas bellezas de su país. Cuando se termine de construir el tramo de carretera entre Balmaceda y Caleta Tortel, podremos recoger los pasajeros allí en Balmaceda, los embarcaremos en Tortel y los traeremos a Natales navegando por canales muy interesantes donde desembocan unos quince o veinte glaciares y vice-versa. Cuando la Dirección de Aeronáutica Civil nos habilite el aeropuerto, podremos hacer conexiones áreas entre Natales, Buenos Aires, Sao Paulo y Caracas o Europa. Será más fácil venir a esta región, sin tener que aterrizar en Punta Arenas y cubrir los 250 kilómetros en bus hasta Natales como ocurre hoy en día.

El capitán Kochifas cita a la historia para proyectar el futuro:

--'No se olviden de Magallanes', le dijo a Manuel Bulnes, el general Bernardo O’Higgins, quien nunca visitó estos parajes. Pero, estaba informado porque los datos y los detalles se los dio el capitán inglés Fitzroy. El llamado del Padre de la Patria tiene plena vigencia, Magallanes está lleno de promesas para el futuro de Chile.

Y Constantino Kochifas sabe del porvenir por su experiencia, como que inició esta nueva cultura de conocer el Chile ignoto de los canales australes. Hace treinta años transportaba a ocho turistas en una embarcación chica rumbo a San Rafael. Hoy traslada a miles cada temporada y el negocio sigue creciendo. Le creo cuando se adentra en el futuro, porque me lo dice con fe. Está seguro que la cosa será de ese modo.

Las actuales excursiones por la ruta Kaweshkar, que incluye los destinos de Campos de Hielo Sur y Puerto Edén a través de canales y fiordos australes a bordo del Skorpios III, se realizan entre septiembre y mayo.

(Una información completa sobre estos viajes y sus precios está disponible en www.skorpios.cl)

DE LA CUEVA DEL MILODÓN A LA CAVERNA DE PLATÓN




La cueva del milodón está a 24 kilómetros al oriente de Puerto Natales. Cuando la visité, gracias a una invitación de Constantino Kochifas, soplaba un viento con rachas de 140 kilómetros por hora. El boquerón de la entrada tiene unos 80 metros de ancho por 30 de alto y la profundidad horizontal es de 300 metros.

Desde el ángulo más profundo es posible ver la claridad del día y se puede observar cómo se agitan los árboles del parque de la entrada por acción de la ventolera. Pero, allí adentro hay paz y un suelo arenoso e irregular. El silencio es roto por momentos únicamente por alguna filtración de agua en la roca.

Las autoridades del turismo instalaron en su interior una réplica en hierro de un ejemplar de milodón, un animal de casi tres metros de altura, de piel lanuda, hocico de caballo, garras de oso y cola de canguro. Vivió en esa zona hace unos diez mil años y como en la cueva se hallaron algunos huesos, se pensó que ésa era su madriguera, harto grande por lo demás.

Personalmente creo que los milodones vivían en ese sector de bosques e incluso más allá, pero que no usaban la cueva para recogerse a dormir. Dormían en grupos, echados entre las hojas debajo de los árboles con algún centinela de la manada alerta a la presencia amenazadora de los tigres dientes de sable, que también moraban por esos páramos prehistóricos.

Por eso cuando recorrí la cueva del milodón pensé en ese plantígrado vegetariano y corpulento como un oso gigante pero, aun más, pensé en Platón.

Caminando por el interior miré la claridad del día que ingresaba a raudales por el boquerón de la entrada y pude comprobar que haciendo gestos con las manos, éstas se reflejaban vagamente en el fondo irregular de la cueva. Claro, en ese momento me acordé de la alegoría de la Caverna, descrita brillantemente en libro séptimo de La República.

Allí donde yo estaba parado estarían los esclavos atados desde niños e imposibilitados de girar la cabeza hacia la salida. Según el mito, sólo podían mirar hacia el fondo y contra ese fondo veían el reflejo del universo exterior, siluetas de seres humanos recortadas por el fuego lejano. Ése sería su mundo, hasta que liberado uno de ellos y tras haber conocido la realidad exterior, sus compañeros de suplicio difícilmente le iban a creer el cuento porque para ellos, el mundo era sólo reflejos y sombras en movimiento porque lo habían aprendido desde niños.

Si Platón hubiera estado allí --como lo estuve yo-- habría descrito aún con más fuerza y con más detalles el mundo de las imágenes o de los reflejos de la realidad. Aquella alegoría griega parece, para mí al menos, un anticipo visionario de lo que sería nuestra televisión de hoy: sólo imágenes y reflejos truncos de la realidad observada por esclavos.