La Primavera es de los niños y el Verano de los más adultos. La estación fría que sigue el invierno en nuestras latitudes hace florecer las plantas y una vez que revientan los capullos viene una polinización rápida que culmina entre noviembre y diciembre con los esperados frutos cargados de promesas.
Los poetas y escritores nos hablan del aroma de la zarzamora, el color de las vides, los helados de vainilla, propios del Verano y respecto de la Primavera, nos recuerdan los brotes y los pétalos. Pero, ninguno nos ha hablado de la fruta verde. Y es en este punto que la Primavera se conecta con los niños.
Nada hay más rico que un puñado de sal en una mano y en la otra, varias ciruelas sin madurar. Hay que tener la dentadura bien templada para hincar el diente y saborear los jugos ácidos que inundan la boca. Y no solamente las ciruelas, también las manzanas, los racimos tiernos, la zarzamora pintona.
¡Viva la primavera! por la fruta verde, por la sal y ese placer que acentúa las arrugas. A ninguna empresa se le ocurrió cautivar a los niños con la fruta verde en los supermercados. En tales recintos podría haber una sección abierta con esos productos para escoger. Ninguna envasadora de conservas nos ofrece ciruelas en ese punto a un par de semanas de madurar. No es negocio, me dirán. Sí, pero que da en el gusto, da en el gusto.
Sólo la fruta verde con sal nos recordará nuestro mejor momento de paso por el colegio. Porque esos frutos, que parecieran prohibidos, se comen a escondidas. No es bien visto, a diferencia de una jugosa manzana madura en medio del verano...
1 comment:
Excelente idea. Concuerdo plenamente contigo. Deberían vender frutas verdes en los supermecados.
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