Friday, December 02, 2005

LA DESCONOCIDA CHILENA QUE SEDUJO A ORTEGA Y GASSET





      Ortega y Gasset vuelve a la palestra porque por estos días se cumplen cincuenta años de su muerte.
         El gran filósofo que visitó Chile en 1928, regresó a España enamorado de nuestro país.
       Esto último lo resaltaron los expositores en el coloquio sobre el más grande pensador de la lengua castellana, realizado en el ex Congreso Nacional, y al que asistí interesado por saber algo más de ese autor. Hablaron el embajador de España, José Antonio Martínez de Villarreal Baena; el presidente del Senado Sergio Romero; el senador Antonio Viera Gallo y el licenciado de la Universidad de Valencia, Jesús Connil.
     Terminadas las exposiciones, se levantó un señor de entre la audiencia y dijo dirigiéndose a los ilustres integrantes de la testera: «En mis tiempos, nos reuníamos decenas de admiradores de Ortega y Gasset para conversar sobre su pensamiento. Es curioso, pero hoy aquí no veo a ninguno. Sin embargo, señores eruditos, la noticia que debo darles es que José Ortega y Gasset se enamoró de una chilena. Eso ustedes no lo sabían. A ella yo la conozco y sus iniciales son I.G.».
    Oído esto, el embajador se quedó pasmado; Sergio Romero sonrió; Viera Gallo prefirió ordenar sus papeles; y Conill paró la oreja y anotó.
    El personaje quiso explayarse sobre su primicia, pero no lo dejaron. Por eso calló y no dio más datos. Yo lo miré desde mi asiento y me pareció un tipo creíble. Sí, pensé, debe ser cierto. Ortega y Gasset tiene que haberse enamorado de una compatriota cuando vino a Santiago. Y lo justifico: uno, porque las chilenas son muy seductoras y dos, porque el filósofo tuvo que ser coherente con lo que predicó.
    El mismo licenciado Conill lo había descrito minutos antes: «Ortega y Gasset sostiene que a diferencia de los animales, el hombre es un ser fantástico, que vive de sueños. El hombre es emoción, es pasión, es puro deseo. La vida sexual se basa en esas fantasías tan humanas…».
     Entonces cobra sentido I.G. en las palabras del propio filósofo: «Para mí Chile es uno de los pocos países deliciosos que quedan». ¿Si fue así, por qué no, ella y Ortega y Gasset juntitos?

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