Wednesday, December 28, 2005

¿Y CÓMO ES SU VOTO?

Voto duro: no es que sea de acero o de concreto. Se le dice así porque representa una voluntad alineada con la decisión del partido. Es el voto que los candidatos ya tienen en el bolsillo. Voto indeciso: que no es ni fu ni fa. Es el elector clave que buscan los candidatos, puesto que es aquel que se decide cuando entra en la cámara secreta para votar. Puede ser el voto más caro de la campaña, especialmente por el desgaste de energía y dinero para captarlo. Pero, tiene la gracia de volcar una elección. Voto esquivo: No es un conejo arrancando a campo traviesa. A diferencia del indeciso, es aquel voto que está decidido, pero carece de convicción, esto es que se puede dar vuelta la chaqueta. Requiere de constantes mensajes de parte del candidato, para no virarse a último momento. Para el aspirante presidencia es un logro harto sufrido. Voto útil: no es que sirva para todo, como por ejemplo, para abanicarse o para encender el fuego para un asado. Es una variante de voto duro que sirve al candidato para el propósito de ganar, nada más. Voto histórico: No se imagine usted un voto convertido en monumento en la Alameda. Lo emite el ciudadano que jamás ha cambiado de posición, siempre a la derecha o siempre a la izquierda. Aquí los candidatos no tienen nada que hacer, chao. Voto acomodaticio: Es como el voto útil, pero al revés, porque le sirve a quien emite el sufragio. Por ejemplo, el elector dice que votará por tal o cual, dependiendo de quién le haga la pregunta. (Los candidatos no deberían confiar en este tipo de voto.) Voto de confianza: Es la preferencia por una persona con quien se simpatiza, sin esperar nada a cambio. Es un voto de gratitud. Voto callado: No es un voto amordazado. Esta tipología la inventó Lavín al decir que contaba con ese elector anónimo, separado del ruido, aquel que no opinaba ni respondía a encuestas. Es parecido al voto duro. (Sin embargo, a juzgar por la experiencia del ex aspirante presidencial de la UDI, no es un voto de fiar, ojo.) Voto de castigo: Puede ser un trago amargo. Es un sufragio orgulloso, cargado de emociones y sentido de venganaza. Lo malo es que este voto nos afecta a todos por igual. Debe ser el sufragio más incómodo para los candidatos y para el sistema. Pero, encierra un mensaje. Voto arrepentido: No es el voto en el confesionario o frente al juez. Normalmente esta calificación se produce después de sufragar, y se da especialmente entre aquellos que votaron por un postulante no electo. Los candidatos en campaña no deberían enfocarse en este tipo. Voto de compromiso: No tiene forma de anillo. Es casi un voto forzado. Se lo reconoce después de sufragar y es generalmente en respuesta a un favor ya recibido, no por una promesa. Las paleteadas de los candidatos ayudan en estos casos, pero puede ser muy oneroso y de saberse, es posible que estalle un escándalo. Voto popular: No es un voto dando un concierto de rock. Así le llaman, imagino, al sufragio que proviene de las poblaciones, de las chusmas. Porque también podría ser el voto que surge espontáneo a causa de la popularidad del candidato, aunque esto no lo creo mucho. Voto no: ¿Quién en Chile no votó por el no? Voto sí: No he oído a nadie decir que sufragó por el sí, a pesar que esa opción obtuvo cerca de 40 por ciento.

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