Olvídense que la tecnología nos va a resolver todos nuestros problemas. Si bien la ficción científica, expresada en las revistas, las novelas y el cine nos presentan mundos increíblemente imaginativos, no todo será posible.
Esta semana conversé con un galardonado cardiocirujano. Le pedí su opinión sobre el corazón artificial que habían implantado médicos argentinos en una niña hacía dos días. Me explicó que si bien era un adelanto en la cirugía, aún ese aparato no era la solución definitiva.
Y en seguida me dijo algo que me sorprendió por la simpleza: «sin duda con el avance tecnológico, llegará el día en que esos corazones mecánicos serán superiores aún que los mejores que podamos tener latiendo en el pecho».
Moví la cabeza y no estuve de acuerdo. Porque afirmar eso es lo mismo que pensar que la tecnología es un tonel sin fondo, lo que puede ser un grave error. Incluso un extraordinario escritor de ciencia ficción, quien además era químico, Isaac Asimov, pisó el freno:
Dijo que no porque alguna vez imaginamos un modo de volar y después construimos el avión, podremos hacer realidad todo lo que creamos que es posible. Simplemente hay cosas que no se harán nunca, la máquina del tiempo, entre ellas.
Puede ser una actitud arrogante o inocente confiar en que los avances científicos nos traerán todas las soluciones que necesitamos, como un regalo del viejito pascual. Hay progresos que son posibles y otros que no están autorizados.
No comments:
Post a Comment