Usted ya sabe que el comité de ética del hospital Royal Free de Londres aprobó la solicitud de permitir el primer trasplante de rostro completo. Hasta ahora sólo conocíamos el caso de la francesa Isabelle Linoire (foto), quien recibió parte del mentón, la boca y la nariz de un donante, luego que quedara desfigurada a raíz de ser atacada por un perro.
Pero, ahora la cuestión es más compleja. En el hospital británico, el reemplazo de un rostro será total. Éticamente no hay problemas, dice el comité y la medicina está lo suficientemente adelantada para la acción. Habría cuatro postulantes para someterse al primer reemplazo completo de rostro por razones más que justificadas, imagino.
La pregunta es qué pasará con la personalidad del paciente. Si bien un trasplante de órgano es una cuestión de vida o muerte, el cambio de cara es eso y mucho más. ¿Qué pasará cuando el trasplantado se mire por primer vez al espejo? Será otra persona, pero con el alma original de la que perdió el rostro. La identidad será completamente nueva.
En un caso como éste la recuperación tendrá un nuevo problema que no será sólo el rechazo biológico al nuevo tejido, sino la potencial no aceptación del paciente al rostro recibido. Pero, pongámonos en el mejor de los escenarios, la nueva cara es una salvación, porque ese paciente podrá rehacer su vida. Y los parientes del donante verán vivo, en otro cuerpo, las facciones del difunto.
Parece que estamos llegando al límite. ¿Será posible más adelante trasplantar el alma?. No me cabe duda. Pero, necesitaríamos de otro Médico.
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