Thursday, October 26, 2006

LOS INSÓLITOS CAMBIOS DE PROFESIÓN


        En una ocasión anterior hablé de los cambios de profesiones o de oficios que practican muchas personas, tendencia que es cada vez mayor. Un amigo de Londres me contó en un mail que su hijo había egresado hace dos años de la universidad como cineasta. Sin embargo, hoy no ejerce ni como productor ni como director de cine, sino que decidió viajar a Francia para iniciarse en el negocio de la fabricación de vinos. O sea, nada que ver.
     Recientemente me encontré con otro amigo a quien no veía desde unos quince años. Era un experto en el mantenimiento de máquinas de escribir. Incluso tenía la representación de una prestigiosa marca y realizaba su trabajo en empresas, en oficinas públicas en casas particulares. Le iba muy bien, además daba ocupación a varias personas en su empresa. Lo saludé efusivamente y se me vino de inmediato a la mente, la actividad suya de aquellos años. Pensé también de un modo rápido que sus ventajas con el conocimiento de las máquinas de escribir debieron ser una tremenda fortaleza con la vorágine de la computación. Lo imaginé dirigiendo alguna pequeña empresa especializada en ordenadores, en el mantenimiento de equipos cibernéticos, proveyendo servicios de Internet, experto en wifi. Hice esta proyección en un santiamén. Y que le iba bien, saltaba a la vista por su vestimenta vanguardista.
       ─¿Cómo te va Patricio con tu empresa? Pienso que con la llegada masiva de la computación, tu negocio de las máquinas de escribir cambió o evolucionó. Cuéntame─, le dije esperando su respuesta.
          Patricio se puso a reír.
       ─No. Nada de eso, el asunto de las máquinas de escribir murió, como tú bien sabes por la llegada de la computación. Por eso, decidí cambiar de oficio, bastante más rentable y más entretenido─, me respondió, mientras yo seguía más intrigado.
       ─Dime, Patricio, en qué estás ahora, entonces.
      ─No lo vas a creer viejo, tengo una empresa de áridos. Me gané una concesión en el río Maipo y estoy feliz vendiendo arena y piedras para la construcción.
     Me quedé pasmado. Cuando nos despedimos, mi amigo se dirigió a su flamante camioneta 4X4.

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