Ruido es siempre una interferencia, que altera o interrumpe un mensaje, por lo tanto es algo negativo. Se presenta en las conexiones telefónicas, en las conversaciones, en los mails, en los memos, etc. El ruido mete su cola donde haya dos o más personas dispuestas a comunicarse.
Los expertos tienen presente este factor indeseado y para los asesores comunicacionales, que hacen de esa actividad su modo de subsistencia, es el peor enemigo de su profesión. Ven ruido en todas partes. Admito que me contaminó esta cultura, hasta que le encontré, sin quererlo, el lado positivo al problema.
Veamos. No hace mucho, cuando me presentaba como periodista de mi empresa --una pyme de las comunicaciones--, la persona, muy importante, a la que debía entrevistar me dijo: “mañana lo recibo a las 8”.
Al día siguiente me presenté y antes de iniciar la entrevista, le expliqué como trabajaba mi empresa y el señor importante se sorprendió. Recién se dio cuenta que yo no provenía de donde él pensaba. Me confundió con una televisora de alcance nacional muy conocida porque había escuchado mal ¿Qué pasó? Fue ruido, simplemente ruido en la comunicación lo que lo confundió.
¿Me habría dado la entrevista si hubiera prestado más atención? La respuesta no la imagino, pero como ven, el ruido también puede ser benigno, algunas veces.
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