Tuesday, August 08, 2006

FIDEL CASTRO TUVO QUE ESPERAR UN TREN

Playa Blanca observada desde Lota.


«¿Un Tren?», dijo Fidel Castro acercando su boca al micrófono en un escenario al aire libre en Playa Blanca, al sur de Coronel, al oír que la multitud congregada en una vega junto a la carretera le gritaba que esperara, que no iniciara su discurso todavía, puesto que venía un tren atrasado de Lota con mineros que querían oír al comandante. «Ah, un tren. Buenos esperemos», añadió levantando las manos.
       La máquina Diesel hizo rechinar sus ruedas metálicas para frenar y permitir la bajada de los trabajadores. De ese modo aumentó considerablemente el número de personas en la audiencia. El incidente del tren le dio tiempo al inquieto reportero del Diario Color de Concepción, Salvador Schwartzmann para abrirse paso en la multitud, hacerse amigo de los guardaespaldas y lograr llegar hasta el mismo lugar donde estaba el comandante. Le habló y con su mano estirada le logró entregar un ejemplar de su diario, antes de ser barrido por los guardias de civil, los carabineros, los comités de seguridad de los trabajadores y la multitud. El fotógrafo captó esa escena de Fidel abriendo el Diario Color, que salió en portada al día siguiente.
       Esta imagen se me viene a la memoria, cuando veo que el diario El Sur inicia una serie de publicaciones con las 29 horas del jefe cubano en la zona. Sólo en Concepción se habla de la zona para involucrar una difusa área geográfica que va desde el Itata hasta Curanilahue, más o menos.
     Fidel estuvo en tres puntos de alto voltaje para la época, noviembre de 1971. Primero, con los mineros ahí en Playa Blanca; después con miles de pobladores que se habían tomado vastos terrenos para construir sus casas en Cuatro Esquinas, y que ellos llamaron «vivificante Campamento Lenin» y, por último, en la Universidad de Concepción.
     A esta fecha, 2006, treinta y cinco años después de ese suceso político, Playa Blanca sigue siendo un balneario que recibe a un número infinito de turistas de todos los pelajes, pero no a presidentes ni a comandantes. El Campamento Lenin, ¿alguien se acuerda?, hoy es una población con casas de material sólido, centros comerciales y escuelas. Y que yo sepa, hace tiempo que ya no se llama así. Las escalas del foro de la Universidad de Concepción están limpias de letras con pintura rojinegra. Aunque es posible ver alguna imagen del Che en un muro universitario, el trazo de su rostro carece de ideología. El Diario Color, que intentó un periodismo moderno y tecnológico en Concepción, desapareció.
       Los tiempos han cambiado a concho en Chile. ¿Y Fidel? algo ha actualizado, como que ahora usa terno y corbata para algunas ocasiones; pero en esencia sigue siendo el mismo.

PD: Castro murió en La Habana, el 25 de noviembre de 2016. Tenía 90 años.

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