Monday, August 14, 2006

El Arte, los Valores, los Pingüinos y Marcuse

En una reunión, oigo a Claudio di Girólamo, jefe de la División de Cultura del Ministerio de Educación y gran pintor muralista hablar con un reportero. Hacía declaraciones sobre la libertad, desde el punto de vista del arte. Estas fueron las respuestas que le oí:

“La libertad sin riesgo no existe. La libertad se prueba en el riesgo. La libertad no es tener las veredas más anchas que la calle. Tenemos mucho trecho que correr como raza humana respecto de la libertad. Yo creo que la libertad no se puede conculcar con mil cosas. Pero, también es muy importante que sepamos usarla. Debemos ser sólidos en nuestros principios éticos para usar nuestra libertad”.

“La libertad debemos usarla para la excelencia. La creatividad siempre supone un riesgo de ruptura con las cosas existentes. Pero, la cultura se basa es una especie de espiral donde uno crea valores, después empieza a transgredir esos valores y termina subvirtiendo esos valores que creó para inventar otros nuevos”.

“Mando un mensajito cuando veo los cabros de hoy. Cuando ellos dicen ‘no estamos ni ahí’; no están ni ahí con los valores de ahora, pero están creando los nuevos valores. ¡Ah, sorpresa, nos despertamos frente a la revolución de los pingüinos. Ah, qué espanto! Pero, si se sabía que venía eso. Porque realmente, ellos están creando y me encanta que ellos hayan dado en el clavo, que no se quedaron en el pase escolar gratuito o la PSU, etc. Sino que dijeron aquí hay un problema de calidad en la educación. Y calidad en la educación no es saber más matemáticas o más inglés. Es otra cosa, más calidad en la educación”.

De vuelta en mi casa leo un párrafo del libro Un Ensayo sobre la Liberación, del filósofo y sociólogo alemán Herbert Marcuse publicado en 1969, diez años antes de su muerte. Se refiere a los cambios en el arte y sus juicios son categóricos. Dice:

“La reconstrucción en el arte, después de la primera guerra mundial, fue brutal. El nuevo arte no se rebeló contra un estilo u otro, sino contra el significado del arte tradicional. Su irrupción se vio en la destrucción de la sintaxis, la fragmentación de las palabras y las frases, el uso explosivo del lenguaje ordinario, la composición sin partitura, sonatas para cualquier cosa. Esta revuelta en el arte duró muy poco, sin embargo, porque fue absorbida en galerías de arte, dentro de las cuatro paredes, en la sala de conciertos y en el mercado o adornando los vestíbulos de los prósperos establecimientos de negocios.”

1 comment:

Antonio García said...

Hola:

Planteamos la necesidad de construir una sociedad diferente a la sociedad capitalista , y para ello es necesario criticar el carácter alienante que posee, y señalar que en este tipo de sociedad las personas quedamos reducidas a un dimensión única: la del simple confort material y el interés económico, lo que permite ejercer sobre nosotros un poder que suprime cualquier posibilidad de libertad y contribuye a formar una gran masa de personas falsamente ‘satisfechas’, sin desarrollar un pensamiento propio, estando sujetos al control de la economía sin alcanzar un protagonismo político.

En esta sociedad capitalista en la que vivimos, todo se desencadena a través del principio de placer – motor de la existencia -, transformándose en el instinto de muerte ‘Thanatos’, que se canaliza hacia el dominio de la naturaleza y hacia el dominio de los otros seres humanos. En nuestro tiempo se da un tipo de sociedad alienada que centra su actividad en el dominio tecnológico.

La sociedad tecnológica es la sociedad de la abundancia, que anula al individuo, es una sociedad represiva, que se limita a ‘dominar’ a la naturaleza y a otros hombres, con un carácter práctico, sin juzgar las situaciones humanas.

Vivimos en una sociedad uniforme, radicalmente insatisfecha, dominada por la euforia consumista y el bienestar. La propia estructura represiva de la sociedad, lleva a la deshumanización hasta el extremo de que las personas somos inconscientes sobre este estado de alienación y falta de libertad. Se hace necesario emplear la razón para rechazar la sociedad actual, que sólo puede desembocar en la Catástrofe, y que tiene inscritos los rasgos de su propia destrucción.

saludos