Thursday, March 22, 2007

HABLEMOS CON MAYÚSCULA DE FÚTBOL



     Oír los comentarios del fútbol en la tele para mí es una frustración, porque son espacios donde no se habla de fútbol. Quienes deben hacerlo, porque para eso reciben un sueldo, escapan el bulto abordando asuntos laterales que lindan con la farándula. Si se trata de hablar de la U, sale a la palestra el fracaso de Bombalet para llegar a la banca o los desatinos del síndico Edwards o del ex diputado Waldo Mora. Pero, nadie hace mención que el mal momento azul es debido a la falta de un buen volante armador del juego, la carencia de velocidad del atacante que avanza por las puntas o la falta de precisión en el cabezazo. Porque eso sí que me interesa como espectador de un programa deportivo.
     Cuando hay que hablar de la selección, sale al baile lo que ha hecho o lo que está haciendo el presidente de la ANFP, un tipo por lo demás introvertido y algo abúlico, con problemas de comunicación, pese a que me han dicho que es periodista. Pero, los comentaristas no dicen, en este caso, por qué pena la falta de David Pizarro, a quien se echa de menos por su capacidad para hilvanar juegos, imponer respeto y dominio en la zona de creación.
     Si se trata de Colo Colo, emerge una supuesta fobia a los aviones del técnico Luis Borghi o el problema de los accesos al estadio Monumental. Se sacan cuentas respecto de los puntos que deben reunir los albos para seguir en la copa Libertadores. No se habla de la aplicación del equipo y su capacidad para superar problemas dentro de la cancha gracias al talento de Alexis Sánchez, las sorpresas de Suazo o el sentido de ubicación en el arco del guardavallas Cejas.
      Si hay que abordar el juego de Lota Schwager, lo primero que hará un comentarista será referirse a que los suelos están impagos, que el presidente del club influye en el técnico; pero no me dicen que el equipo inspirado tiene la habilidad de armar juego desde atrás y que con el control de la pelota a ras de pasto se convierte en un rival peligroso.
    Parece que al hablar de los dirigentes por sus aciertos o sus fallas y no de fútbol, los comentaristas creen hacerse más influyentes e importantes. De ese modo, yo entiendo que ellos no demuestran ningún cariño por la actividad que les da el sustento.
    A ninguno le he oído describir el perfil de juego del equipo tal o cual, las fortalezas del jugador tal o cual, la inteligencia en la entrega del balón de un arquero tal o cual, una fórmula no explotada por un técnico tal o cual…
     Pero, lo que llega a ser patético es lo que se dice durante las transmisiones en vivo. La narración del juego es lo último. Lo primero, por cierto, es el comentario insulso de alguna a situación administrativa del club, del término del contrato de un jugador, de las tensiones entre el entrenador y la dirigencia, del problema de los pasajes del avión, la población en número de habitantes de la ciudad, la fecha de fundación del club y todo lo demás imaginable.
     Entonces el periodismo deportivo está en deuda, porque pese a la carencia de juicios técnicos que evidencian los comentaristas, el fútbol aún sobrevive, por el amor de los hinchas, los simpatizantes y el pueblo futbolero, no por lo que dicen aquellos que tienen el micrófono.
     Por eso, un amigo mío, me cuenta que cuando ve el fútbol por la tele, baja totalmente el audio, para no contaminarse con la mediocridad del sistema. Sabia actitud.

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