La zona costera de la Región de Atacama tiene sus sorpresas para los visitantes novatos.
La desembocadura del río Copiapó es una explanada de un centenar de hectáreas donde florece el tímido humedal, de vegetación muy baja con escasos pajonales. Desde el fin de la quebrada por donde el ínfimo hilo de agua se abre paso hasta la orilla del mar no hay más de 400 metros. Lo curioso, sin embargo, es la huella que el cauce dejó en las rocas cuando alguna vez en la prehistoria bajó rugiendo arrastrando millones de metros cúbicos de agua dulce. Hoy en día esa afirmación no pasa de ser una hipótesis sostenida únicamente por la sinuosidad de las líneas esculpidas en las capas de piedra tosca de la ribera, a unos 40 metros de altura de donde hoy está el río.
Un segundo hito novedoso es el pueblo fantasma de Puerto Viejo, en la orilla sur del río Copiapó. Fantasma sólo en la época invernal, porque cuando llegan las vacaciones se transforma en un bullente
campamento multicolor con miles de veraneantes. El pueblo se formó con el paso de los años, a través de una invasión pacífica de gente de Copiapó. Los ocupantes se organizaron de alguna manera y se auto asignaron sus metros cuadrados. Puerto Viejo es un modelo de toma sin banderas de partidos políticos y sin desalojos. Sin embargo, dicen en Bahía Inglesa que muy pronto estallará el conflicto, porque últimamente apareció una persona que dice tener el título de propiedad sobre todo el enorme predio ocupado. Si el supuesto dueño inicia acciones, es posible que veamos a Carabineros expulsando a los orondos veraneantes de Puerto Viejo, quienes se construyeron unas modestas casitas en la playa sin pagar ni un peso por sus metros cuadrados.
La última sorpresa de un rápido recorrido por la costa es la Playa de La Virgen. Pero, la novedad no es la pequeña bahía de arenas blancas y aguas turquesa, sino una roca situada al lado del camino de tierra que conduce a la playa. La arenisca, los vientos y la camanchaca esculpieron esta roca de
dos metros y medio de altura, a lo largo de millones de años. Y hoy, la obra de la Naturaleza está terminada. Dependiendo del ángulo con que se la mire, parece la escultura de una mujer joven sentada con un niño en los brazos. La imagen parece tener el pelo largo suelto sobre la espalada. El rostro mira hacia la guagua en su regazo y el vestido es largo como una túnica que se introduce en la arena. Tal vez por eso, la playa ha sido bautizada de La Virgen. La visión es sorprendente.(Foto1: ribera prehistórica del río Copiapó en su desembocadura. Foto 2: Puerto Viejo desolado en invierno, sin sus veraneantes. Foto 3: Piedra de La Virgen a pocos metros de la playa del mismo nombre)
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