El ex presidente chino Jiang Zeming saluda protocolarmente a la bandera japonesa, durante un acto oficial en Tokio, en 1998. Detrás de ese gesto había «mucho paño que cortar», puesto que Beijing estima que Japón ha maquillado la historia de la relación entre ambos países y que de se modo pretende olvidar las atrocidades cometidas por las tropas durante la invasión de la provincia de Manchuria, en 1931. Este acto protocolar no borra la historia, aunque los tiempos hayan cambiado.
En esta fotografía histórica se ve un pelotón de soldados japoneses cruzando la Gran Muralla China, durante la invasión de noviembre de 1931. La imagen tenía un propósito propagandístico, demostrar que los nipones, con su bandera enarbolada, cruzaban a su gusto un símbolo de defensa milenario, que protegía a las dinastías chinas de las amenazas de los pueblos del norte. La humillación molesta hasta el día de hoy al pueblo chino.
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