Tuesday, October 04, 2022

CELOS POR EL MAÑANA


                Uno debería estar feliz de vivir en el tiempo que nos tocó. Aunque a medida que pasan años parece que nos vamos quedando fuera de las tendencias. El arte contemporáneo cambia, los gustos se modifican, hasta la comida ya no es la misma, algunas costumbres se olvidan, porque vienen otras nuevas. Así va evolucionando la vida. Pero, estamos contentos con nuestro tiempo. Sin embargo, quisiéramos estar igualmente en todos los tiempos posibles. Me explico. Me hubiera gustado haber sido testigo de grandes acontecimientos en la historia, de esos que cambiaron el rumbo de la humanidad. Por ejemplo, haber visto a Jesús y presenciado algunos de sus milagros. La resurrección de Lázaro debió ser una experiencia estremecedoramente feliz. Haber conocido los imperios que existían en las Américas antes de las llegada de los europeos, fascinante. Me detengo aquí para no desvirtuar el sentido de este pensamiento. Eso pudo ser enriquecedor para el conocimiento individual, pero, mejor estamos donde estamos, en nuestro tiempo, donde nuestra vida calza. Sin embargo, si nos proyectamos hacia el futuro, la cosa es parecida aunque de otra manera. ¿Habremos superado nuestros problemas de convivencia? Esa es una pregunta sin respuesta ahora, pero hay otras cosas que indudablemente ocurrirán: una medicina superior, el conocimiento de las causas de enfermedades, la prevención contra virus mortales, viajes más rápidos y menos contaminantes, nuevas formas de gobierno, colonización de planetas cercanos, quizá logremos captar señales inteligentes de civilizaciones de fuera del sistema solar... Y para qué seguir. Igualmente, en el fondo de nuestro corazón, preferimos nuestro tiempo. Sin embargo, he encontrado al menos una opinión distinta. Le leí a una persona un comentario al que le hallé mucho sentido. Dijo esa persona: «Estoy celoso de aquellos que vivirán en el futuro. ¡Porque quisiera ser testigo de lo nuevo que se avisora en los años que vienen  y yo no estaré!».

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