LA ILUSIÓN DE UNA SEGUNDA TIERRA

EL EXOPLANETA KEPLER 186f (descubierto el 2014) se parece mucho a la Tierra. Pero, está a 500 años luz de distancia en la constelación de Cygnus. Sin embargo, el parecido sólo es en el tamaño, porque los colores, las nubes, los océanos y los continentes se los agregó un artista de NASA.

         Dos asuntos capitales buscan los científicos en el cosmos: uno es vida extraterrestre y dos, planetas que se parezcan a la Tierra. El resto es conocimiento puro, el origen del universo, su expansión, los agujeros negros, etc. Sobre esto último, los resultado son importantes. Sin embargo, si uno presta atención a las investigaciones astronómicas que hemos llamado «capitales», los logros son hoy en día más frecuentes en el segundo asunto: la Tierra-2. En el primero, sobre vida allá afuera, no se ha conseguido nada. 

        Con mayor frecuencia los observatorios internacionales informan de planetas parecidos a nuestra Tierra, por lo menos en el tamaño, circundando estrellas lejanas. Los llaman exoplanetas, porque pertenecen a otros sistemas planetarios. Y, nosotros, los legos en astronomía, nos formamos imágenes de cómo serían esos planetas parecidos o iguales, una Tierra-2. Nos pasamos películas.

         Pero, limitémonos a nuestro sistema solar. Marte es un infinito desierto, la luna Europa de Júpiter presenta el aspecto de un mar congelado, Mercurio es una roca caliente, de Venus sabemos poco porque su cielo está eternamente nublado. Pues bien, todo este conocimiento debería hacernos reflexionar acerca de lo que tenemos. Partes de las características de planetas vecinos también están aquí en la Tierra pero bien distribuidos: desiertos, mares congelados, nubes. Cada cosa está en su lugar: los océamos allí, los continentes acá, los nubarrones allá...  Fuera del nuestro, los otros planetas que hemos visto son monotemáticos, en cambio la Tierra es una polifonía equilibrada de elementos. 

        La realidad nos dice que una Tierra-2 (exoplaneta) está demasiado lejos, imposible para alcanzarla. Y los vecinos de nuestro sistema solar no califican. Nada se compara al lugar donde habitamos.