Monday, February 23, 2009

MI FRÁGIL PASEO POR EL PARAÍSO

          ¿Se ha asomado usted al Paraíso? La pregunta tiene sentido si aceptamos por Paraíso una sensación de bienestar única que nos alcanza por una milésima de segundo, en raros momentos de nuestras vidas. No es droga. Es una emoción de alegría parecida a la que uno siente, algunas veces, después haber sonreído honestamente. Es un sentimiento superior que nos invade como un relámpago y que no podemos retener. Al quedar registrado en la memoria como una fotografía, lo revisamos a voluntad, pero es una imagen, un reflejo, no lo que fue la sensación vivencial.

        Esa experiencia inenarrable y brevísima la he tenido tres veces en toda mi vida. Si tratara de analizarla, creo que múltiples factores se conjugan al unísono tanto dentro del sujeto como en su entorno. Por ejemplo, la salud, el cariño de las personas, el sonido o la música, la luz del sol inclinada, la brisa, el movimiento de las hojas de los árboles, el estado de ánimo, el paisaje, la gente haciendo lo suyo, la paz. Sin embargo, aun si se dieran todos estos factores al unísono ese estallido de bienestar al que me refiero no se produce necesariamente. Es, más bien, un pulso que nos alcanza y que proviene de no sabemos dónde.

       Es una experiencia tan sutil, fina, frágil, única, esquiva, concentrada, volátil, hermosa, pacífica, inspirada, suprema, añorable, evocadora... Pero todos estos adjetivos hay que imaginarlos en un solo golpe de voz y no yuxtapuestos como aquí, debido a que el lenguaje tiene estas limitaciones. Así, mi intento por describir la señalada experiencia resulta en una osadía. Creo que quizá podría lograrlo si lo escribiera durante la experiencia misma y en estado de inspiración excelsa, hecho que no resultaría tampoco si eso apenas dura un chispazo. Lo tratan de plasmar los poetas. Sin embargo en tal caso no resulta, a mi entender, porque cada uno interpreta después los versos a su modo.

         De todas las palabras enumeradas en el párrafo anterior, la que más me habla de esa vivencia o estado del alma es la evocación alegre. Porque noto que el sentimiento me recuerda "algo" muy apreciado por mi alma, que existe o que existió. ¿Lo habré vivido yo mismo alguna vez o es una idealización, como si uno dispusiera de un santiamén, por gracia divina, para asomarse al Paraíso?


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