Thursday, April 27, 2006

LA AUTENTICIDAD VALE MÁS QUE UN PERSONAJE DE CARTÓN



      El gerente de una empresa de comunicaciones, a quien considero un gran amigo, un día me habló de su fórmula para que el equipo humano bajo su mando alcanzara el éxito y lo disfrutara. Puede que no sea tan simple, me dijo, pero hay que crear un compromiso entre todos para hacer bien el trabajo, una especie de complicidad positiva. Si uno no está, el otro cubre su puesto.
      Es un estilo de gestión que da buenos resultados. Sin embargo, hay uno muy distinto que compruebo con cierta frecuencia y que, como sea, también da buenos frutos. Es la relación jefe-empleado no sustentada en la complicidad defendida por mi amigo, sino en la adulación.
     Esto es, cuando el jefe hace algo, dice algo, anuncia algo, el empleado lo halla genial, extraordinario, increíble. Y así, al revés, el jefe responde con una sonrisa, un chiste, unos golpecitos en la espalda. Nada hay más mentiroso en esta forma de interactuar. Aristóteles afirma que la adulación funciona, porque el jefe necesita retroalimentarse. Pero eso no siempre tiene que ser así. Lo que vale es lo auténtico, lo espontáneo, lo sincero.
     Hay una nueva oleada de gerentes inclinados al mesianismo. Hablan con energía, su discurso es fuerte en la emoción, transmiten identidad por la camiseta, el orgullo de pertenecer a la empresa, sonríen a diestra y siniestra esperando el aplauso de sus subordinados. Hartos fuegos artificiales. Es gente que se cree el cuento. Pero, son reiterativos, predicadores, hablan del sueño de tocar el cielo. Esos personajes no me gustan, porque son superficiales, gente de cartón, muy próxima al fascismo.
    De estos dos estilos, me quedo con el primero, donde la amistad calza en la idea de complicidad para alcanzar los objetivos empresariales de crear riqueza, producir y alcanzar el bienestar de todos.

1 comment:

Lupezz said...

Coincido plenamente contigo, ahora la tarea está en domesticar la amistad y abandonar las pelotudas adulaciones.