Cardenal Mazarino. |
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No intentes, en ningún caso, atraer la amistad de alguien imitando sus defectos.
(Ponerse a fumar, por ejemplo).
Si quieres contar con la simpatía de la gente de pueblo, promételes gratificaciones materiales, son las que causan efecto. Al pueblo, la gloria y los honores le son indiferentes.
(Esto lo practican algunos candidatos).
Si un inferior te invita a su mesa, acepta y no critiques nada. Compórtate con exquisita cortesía. Sin embargo, aunque la conversación sea distendida, mantén una cierta gravedad en tu actitud. (Nunca tan familiarizados, tampoco).
Cuando acometas una empresa, no te asocies nunca con alguien más competente y capacitado que tú. (Seguro que vas a salir para atrás).
Guarda siempre algunas fuerzas de reserva, para que nadie pueda conocer los límites de tu capacidad. (Buen punto).
Si tienes que abandonar un cargo, evita que tus sucesores posean capacidades visiblemente superiores a las tuyas. (No depende de uno, pero es seguro que serán mediocres).
Abstente de intervenir en discusiones en las que se enfrenten puntos de vista opuestos. (Porque necesariamente vas a tener que matricularte con una de las partes y te ganarás enemigos).
No des la impresión de mirar fijamente a tu interlocutor, evitar adoptar un aire triste y sombrío. No gesticules en exceso, mantén la cabeza erguida y un tono algo sentencioso. Camina a paso regular y conserva en toda ocasión una actitud llena de dignidad. (Haberlo dicho antes).
No confieses nunca a nadie tus inclinaciones íntimas, ni tus repugnancias, ni tus miedos. (Ojo).
No vayas a creer que son tus cualidades personales y tu talento los que harán que se te conceda un cargo. Ten presente que siempre se prefiere confiar un cargo importante a un incapaz que a un hombre que lo merezca. (La pura verdad.)
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