"Dos maneras de protegerse de un ataque violento". |
Un amigo me dijo que la trágica historia de la Universidad Virginia Tech habría sido otra, si alguno de los estudiantes abatidos por las balas del criminal --o al menos uno de los tantos testigos presentes en el campus--, hubiese tenido un arma.
Pero, los hechos fueron como fueron, y hoy solamente oímos lamentaciones. Si al igual que el sujeto que compró las armas y las municiones para realizar su juego infernal, otro estudiante, en sus cabales, hubiera adquirido una pistola o un revólver para portarlo en su mochila, habría sido capaz de dejar al asesino fuera de combate antes de que aquel matara a todos los que mató.
La misma persona que me hizo este comentario, me recordó un antiguo adagio estadounidense que dice que es mejor tener un arma para enfrentar al mal, que adquirirla después de los acontecimientos.
Sin embargo, le rebatí diciendo que si siguiéramos esta lógica, al final todos deberíamos portar armas. Y mi amigo, muy juicioso y ya de edad mayor, me respondió que efectivamente sería lo mejor, porque así los delincuentes o los asesinos lo pensarían dos veces antes de actuar.
El sudcoreano que disparó en Estados Unidos procedió con la cobardía propia de un enajenado que sabe que sus víctimas estaban indefensas. En realidad, el razonamiento de mi amigo tiene mucho sentido.
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