Thursday, March 03, 2011

TELEFONÍA: CUANDO LOS CLIENTES SON ESCLAVOS


    Cuando las empresas tienen la sartén por el mango dictan la legalidad, eligen la forma en que entregarán el servicio y convierten al usuario en un estúpido. Frente a esas empresas el cliente no es una persona a quien hay que tratar de igual a igual, no. Si éste no se ajusta a las reglas creadas por el proveedor a aquel le da lo mismo. Y el cliente no se puede ir porque la necesidad por el servicio es demasiado grande; es pura dependencia. Paga hasta las ganas, pero para la empresa, uno más o uno menos es lo mismo. Es una relación asimétrica e injusta. Al cliente ni siquiera le queda el derecho a pataleo. Señor o señora váyanse, no los queremos más aquí.
     Es lo que ocurre con las empresas de telefonía móvil. Como vivimos en un mundo globalizado e integrado, quien es dueño de las comunicaciones tiene el poder y con él puede ganar lo que quiera y tratar a sus clientes como le venga en gusto. Hoy nadie puede vivir sin un celular, en consecuencia la comunicación es más vital que el agua. Como los usuarios están desarticulados y atomizados no les queda más que responder como corderos a las reglas impuestas por la empresa. ¿De guata? Sí, de guata. Y ahí estamos todos. A la asimetría, agreguemos la dependencia, como la del narco adicto ante el traficante.
      Y como tercer aspecto hay que hacer lo que ellos digan: haga la cola aquí, espere su turno allá. No, esta no es la ventanilla, póngase en la otra fila. No tenemos línea para la tarjeta de débito, pague con efectivo. Sí, claro, como usted guste; no faltaba más disculpe, dice uno finalmente. O sea, a la asimetría y a la dependencia agreguemos la última: la esclavitud.
    ¿Y dónde están nuestros políticos, a quienes el estado paga para que traten de producir la felicidad de los ciudadanos? Porque ése es el fin último de la política, proponerse alcanzar la felicidad del pueblo. No veo que nuestros parlamentarios estén aprobando leyes justas para el público ante las compañías telefónicas, percibo que aprueban las que benefician a ellas. En consecuencia el marco legal no genera el justo escenario de igualdad entre usuario y prestador de servicios, crea un marco de desigualdad que favorece la prepotencia de las empresas y menoscaba la dignidad del que necesariamente tiene que echarse la mano al bolsillo, pagar y obedecer como un cordero. Si no actúas como un estúpido te vas al limbo.

1 comment:

curiepero said...

Esta compañía nos roba en varios idiomas y múltiples monedas.