Presté mucha atención cuando oí decir a mi profesor: “En la Grecia antigua, la ciudad de Atenas produjo creativamente lo que hoy heredamos, la democracia, la tragedia, el teatro, la historia, la ciencia. La otra ciudad importante, Esparta, se desarrolló también, pero a diferencia de Atenas, en doscientos años en esa ciudad no pasó nada”.
¿Nada? Pensé sin atreverme a preguntarle al profesor durante la clase. Pero, comencé a investigar y me encontré con el libro de Jean Pierre Vernant «El Individuo, la muerte y el amor en la antigua Grecia». En el capítulo 9, Vernant se refiere a Esparta. Lo que sostiene allí es que en Esparta pasaron cosas importantes, como la educación, por ejemplo. La educación espartana la conocemos perfectamente hoy y seguirá con nosotros en el futuro. Es la enseñanza de la disciplina, el sentido del honor y el trabajo en equipo.
Al respecto Heródoto dice: «La mejor hazaña individual de un soldado, por muy heroica que sea y que hasta le comporte la muerte, no tiene valor si escapa a la disciplina colectiva de la falange de la que forma parte».
Por su parte Vernant agrega que, en el sentido espartano, para ser el mejor había que destacar entre los demás, pero permaneciendo junto a ellos, solidario con ellos, semejante a ellos.
Una prueba de esa disciplina férrea está contenida en la Batalla de las Termópilas (II Guerra Médica), en el 480 a de C, donde el rey espartano Leónidas resistió durante tres días con trescientos soldados el asedio de miles de tropas persas, hasta que el último hombre fue aniquilado.
El texto al pie de una lápida moderna en ese lugar proclama el sentido del deber de un individuo subrayado por el principio del honor, la gran herencia de los espartanos a la cultura occidental.
El emotivo mensaje de la placa dice:
«Viajero, ve y dile a Esparta que aquí cayeron sus hijos en el cumplimiento de sus leyes».
Al respecto Heródoto dice: «La mejor hazaña individual de un soldado, por muy heroica que sea y que hasta le comporte la muerte, no tiene valor si escapa a la disciplina colectiva de la falange de la que forma parte».
Por su parte Vernant agrega que, en el sentido espartano, para ser el mejor había que destacar entre los demás, pero permaneciendo junto a ellos, solidario con ellos, semejante a ellos.
Una prueba de esa disciplina férrea está contenida en la Batalla de las Termópilas (II Guerra Médica), en el 480 a de C, donde el rey espartano Leónidas resistió durante tres días con trescientos soldados el asedio de miles de tropas persas, hasta que el último hombre fue aniquilado.
El texto al pie de una lápida moderna en ese lugar proclama el sentido del deber de un individuo subrayado por el principio del honor, la gran herencia de los espartanos a la cultura occidental.
El emotivo mensaje de la placa dice:
«Viajero, ve y dile a Esparta que aquí cayeron sus hijos en el cumplimiento de sus leyes».
2 comments:
perfecto.. muy bueno. nelson siempre atento a lo importante. saludos. silvio benjamín
perfecto.. muy bueno. nelson siempre atento a lo importante. saludos. silvio benjamín
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