Informan que Twitter está valorado en dos mil millones de dólares. El nombre de esta entretenida plataforma de comunicaciones modernas, en la que contamos a quien quiera acerca de lo que estamos haciendo, significa gorjeo de pájaro. Curioso, pero la traducción me trajo a la mente una historia.
En Chile los niños que hacían alguna travesura a escondidas sabían que por muy secreta que fuera la broma, la información siempre llegaría a sus padres. ¿Cómo? Difícil saberlo. Pero, de algún modo lo sabían y eso que no se había inventado Twitter.
Cuando el padre o la madre informado enfrentaba al autor de la travesura, lo reprendía o le pedía amistosamente una confesión mayor para conocer bien el asunto. Antes que el aludido preguntara, el papá o la mamá decía: "me lo contó un pajarito".
¿Un pajarito?
Pasaron muchos años hasta que pudiéramos atar cabos: el supuesto pajarito denunciador o parlanchín era un decir para referirse a terceras personas o a evidencias indesmentibles. Y nació Twitter, el que conocemos hoy en día. Me lo contó un pajarito. De algún modo la tecnología no se despega de la naturaleza humana y rescata aquellos cuentos que parecían perdidos. Ahora los niños, a diferencias de antes, podrían culpar a Twitter, aunque no sospechen de terceros o de las evidencias. Hoy como ayer los papás siempre sabrán cuándo se portaron mal con o sin Twitter.
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