Son miles los turistas de todo el mundo que se maravillan y recorren las dunas y las planicies de nuestro Desierto de Atacama. Fotografían los colores increíbles que reflejan los cerros cada atardecer. La desolación de sus paisajes lo convierte en un lugar único en el planeta.
Pero, ese territorio, como de escenografía cinematográfica, está atravesado por torres de transmisión eléctrica, que llevan energía a los centros mineros. Las estructuras están allí y permanecerán por mucho tiempo. El Desierto de Atacama, no obstante, se sobrepone al quiebre paisajístico de los cables. A pesar de las torres, el ojo humano se regocija en la Creación de sus montes, colinas, valles y quebradas. Territorio yermo a simple vista, pero rico en recursos.
Los ecologistas que defienden la Patagonia sin torres eléctricas tienen en el desierto un buen ejemplo para alentar su mensaje. Y esta semana recibieron una ayudita, que posterga sin plazo definido los proyectos de la empresa Hydroaysén.
Como en su momento nadie defendió al desierto de las torres de alta tensión, propongo una cruzada cuyo slogan sea: Desierto de Atacama sin Represas.
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