Tuesday, October 28, 2025

EL DISCÍPULO OCULTO

El texto que viene a continuación lo tomé de una cuenta de "X" (Twitter). Es un buen ejemplo literario y de profunda significación en su contenido. Además es una interpretación inédita de lo que ocurrió horas después de la muerte de Jesús en la cruz.

«José de Arimatea bajó un cadáver. Manos todavía pegajosas de sangre. Piel ya fría. Tocó la muerte. La sostuvo. La envolvió. Se volvió ceremonialmente impuro para la Pascua. Un hombre muerto. Esto es lo que la mayoría de los cristianos pasan por alto acerca del entierro de Jesús: José era un hombre rico. Miembro del Sanedrín. Un judío respetado. Y faltaban tres horas para la Pascua. El día más sagrado del año. Pero aun así subió al Gólgota. La ley judía era clara: Tocar un cadáver = impuro durante 7 días. No se puede adorar. No se puede celebrar. No se puede entrar al Templo. José sabía esto. Había pasado toda su vida siguiendo estas leyes. Pero Jesús todavía estaba colgado en esa cruz. Imagínatelo: La multitud se ha ido. Los soldados están borrachos. Las mujeres lloran. José se acerca a Pilato, el hombre que acaba de asesinar a su Señor, y le pide permiso. "¿Puedo tener el cuerpo?" Pilato lo concede. Ahora José tiene que hacerlo realmente. Él camina hacia el Gólgota. Tierra empapada de sangre. Olor a muerte. Tres cruces contra el cielo. Jesús en el medio. Aún. Por fin todavía. José sube la escalera. Agarra el primer clavo. Tirones. Siente el peso de ese momento. El cuerpo de Dios en tus brazos. La sangre aún no está seca. Mancha sus costosas túnicas. Sus manos. Bajo las uñas. Puede saborear el hierro en el aire. Así es la obediencia. Desordenado. Caro. Permanente. Aparece Nicodemo. Otro discípulo secreto. Otro miembro del Sanedrín. Trae 75 libras de mirra y áloes. Eso equivale a unos 150.000 dólares en especias funerarias en el dinero de hoy. Dos hombres ricos. Dos cobardes hasta ahora. Por fin valientes cuando ya es demasiado tarde. Trabajan rápido. Se acerca el sábado. Tienen quizás tres horas. José envuelve el cuerpo. Vierte las especias. Sella la tumba. El sol se está poniendo. Ahora está oficialmente impuro. No podemos celebrar la Pascua mañana. No puedo entrar al Templo durante una semana. Piensa en lo que acaba de renunciar: Su pureza ceremonial. Su celebración de la Pascua. Su reputación (todos lo vieron enterrar a un "blasfemo"). Su posición (el Sanedrín no lo olvidará). Su seguridad (Romanos podrían venir por los discípulos después). Todo por un hombre muerto. Pero esto es lo que la mayoría de los cristianos pasan por alto: José no hizo esto esperando la resurrección. Lo hizo sin esperar NADA. Jesús estaba muerto. Ido. Terminado. Esto no era fe en la resurrección. Esto era amor por un cadáver. Esa es la parte que me destroza. José tocó la muerte, literalmente, sabiendo que significaba renunciar a todo. No porque Jesús le prometió algo. Pero porque Jesús merecía honra incluso en la muerte. El cristianismo moderno quiere una obediencia limpia. Obediencia segura. Obediencia que no te cuesta Pascua. Pero José nos muestra algo diferente: El verdadero discipulado te ensucia las manos. ¿Quieres seguir a Jesús? Entonces deja de evitar las partes desordenadas. Deja de esperar oportunidades limpias. Dejen de exigir que la obediencia sea conveniente. José subió al Gólgota cuando todos los demás se fueron a casa. Envolvió un cadáver cuando podría haberse mantenido limpio. Se perdió el día más sagrado de su vida para honrar a un "criminal" muerto. Arriesgó sin haber ninguna recompensa visible. Eso no es religión. Eso es adoración. ¿El giro? Tres días después, aquella tumba estaba vacía. José entregó su sepulcro a Jesús. Jesús lo dejó vacío. Para siempre. José pensó que estaba enterrando a Dios. Pero, en realidad estaba preparando el escenario para la resurrección. ¿Tu obediencia desordenada? Dios también lo está usando. Incluso cuando no puedas verlo. Así que aquí está la pregunta: ¿Qué estás evitando porque es demasiado desordenado? ¿Qué obediencia estás posponiendo porque te resulta inconveniente? ¿Qué tumba no estás dispuesto a dar? José de Arimatea sostuvo la muerte en sus brazos. Tiene sangre en sus manos. Se perdió la Pascua. Perdió su reputación. Y se ganó su nombre en los cuatro Evangelios. La religión dice "mantente limpio". El discipulado dice "ensuciarse". José eligió el discipulado». 

 

Tuesday, October 07, 2025

PARADOJA

ESPACIO PROFUNDO, en superfície mínima. Los puntos
luminosos son galaxias. Foto NASA
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Lo impensablemente grande que, por paradoja, se ve increíblemente pequeño observan los astrónomos. Los telescopios apuntan hacia objetos muy distantes. Los especialistas eligen un punto oscuro en el cielo –un punto del tamaño de una cabeza de alfiler–, para enfocarse en la esperanza de descubrir algo donde no se ve nada. Al cabo de varias decenas de horas de mantener los equipos encendidos, aparecen puntos luminosos que son registrados.  Son miles los que surgen en lugares donde nosotros sólo vemos negro. Y aquí viene la paradoja: donde todo era oscuridad, había luz. Y cada pizca de luz es una galaxia completa, es decir, cada una es un racimo de miles de millones de estrellas. Lo pequeñísimo es enormemente grande. Y, por añadidura, un punto de cielo negro, es un punto lleno de luces.