Thursday, August 20, 2020

LA REVOLUCIÓN DE LOS VIEJOS


         Hará unos 30 años leí un artículo en una revista internacional, que se titulaba «La Revolución Gris». No recuerdo exactamente las palabras, ni menos el texto, pero sí el significado de ese título, que por lo demás me gustó. Lo hallé imaginativo, creativo.
       Los neurolingüistas dicen que nuestra memoria no retiene frases ni oraciones sino que guarda contenidos, o sea significados. Así, entonces, traeré al presente eso que recuerdo y a lo que le hallé harto sentido entonces, pero ahora más por el paso de los años. La idea de la nota era que en cualquier momento iba a estallar una revolución social que iniciarían los viejos. De allí, eso de gris, por las canas.
       El autor de ese texto observaba que los jóvenes se habían quedado dándose vueltas en lo mismo y que fueron los abuelos los que tomaron la vanguardia. El artículo agarró vuelo por la contradicción. Porque de los jóvenes esperamos ideas nuevas que hagan avanzar la historia. Pero, la nota planteaba la cuestión al revés, que los viejos empujarían el carro. Esto es raro, de allí mi interés por cómo se iba a resolver la trama. El artículo de hace 30 años mencionaba una serie de aspectos en que los líderes eran viejos y cuyos argumentos hoy carecen de interés. Para el propósito de esta nota el título fue más valioso que todo lo que venía más abajo por las coincidencias.
        Porque de nuevo estamos frente al mismo tema. Baste con ver la campaña presidencial en Estados Unidos: el actual presidente Donald Trump, tiene 74 años (nació en 1946) y su oponente demócrata es Joe Biden, con 77 (nació en 1942). Los dos son lo suficientemente viejos para preguntarnos ¿Y los jóvenes? No están ni aparecen en el horizonte. En cambio en 1960, por ejemplo, la cosa fue distinta, ganó la presidencia de ese país John Kennedy, a los 43 años, uno de los presidentes más jóvenes que haya tenido esa nación. ¿Qué nos pasa, ahora? Nada, ni podemos hacer nada aunque estemos hasta más arriba de la coronilla con la avinagrada revolución gris... querámoslo o no.


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