Monday, June 15, 2020

CIERTA POLÍTICA SE PARECE A LA PORNOGRAFÍA


          Es fácil imaginar que los protagonistas de producciones de pornografía deban dejar guardado su pudor en el camarín antes de actuar. Voluntariamente desprovistos de vergüenza, tienen  la cancha abierta para participar en cualquier exceso con sus cuerpos, ya sea en un estudio, ya sea en la calle. Si alguien se atreviera a representarles su falta de decoro, de seguro responderían “es una actividad profesional, como otra cualquiera”.
           Es triste admitir que en el campo de la política la cosa no parece tan distinta. Para actuar como un político profesional, un protagonista tiene que estar dispuesto a desprenderse del pudor. De ese modo me puedo explicar que algunos de ellos ni se pongan colorados al ser sorprendidos in fraganti; por ejemplo, que les demuestren contradicciones inadmisibles, acciones de cohecho, “raspado de la olla” u otros. Al contrario, responden en forma sonriente, subrayando la ironía; o mostrando acritud y alguna frase rebuscada.
         Para trabajar en política hay que despojarse de la vergüenza y demostrarlo. Porque, me da la impresión que sólo así se puede subsistir en ese medio tóxico. El sentir pudor, achuncharse, ponerse colorado es propio de los que no estamos en la élite.
        Por eso creo que el pudor o la vergüenza es un don que recibió el ser humano para no pasarse de la raya, para mirarse al espejo, corregirse y mantener la compostura moral. En política o en pronografía da lo mismo.

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