EL CID CAMPEADOR |
Rodrigo y Jimena estaban enamorados y luego de casados tuvieron dos hijas, doña Elvira y doña Sol. Esa era la familia del Cid Campeador, cuya vida –sus éxitos y peripecias– pudimos conocerla en la educación media gracias a la lectura obligada del texto épico Poema de Mio Cid. Los episodios narrados de forma muy amena (el poema fue escrito alrededor del 1200) cuentan las exitosas andanza del Cid (señor en árabe) por el levante español, después de haber sido expulsado de Castilla por el rey don Fernando VI. El texto también habla de las bodas –las primeras, un desastre, y las segundas, una bendición– de las hijas del Cid, etc. No abundaré en el contenido...
Siguiendo al personaje, me encontré con la obra de teatro El Cid, del dramaturgo francés Pierre Corneille (la que se representó en 1637). La trama ronda en torno al drama que se planteó entre los enamorados, don Rodrigo y doña Jimena por un problema gravísimo, de vida y de muerte, que empujó a la novia a odiar al Cid. Y no cuento más. Me encantó el relato del teatro de Corneille.
Y en Chile, en pleno siglo XX nuestro poeta Vicente Huidobro escribió la novela Mio Cid Campeador, la que a diferencia de Corneille, el poeta chileno va aún más atrás en el tiempo, se sitúa antes del nacimiento del Cid, cuando se conocen sus padres Diego Laínez con doña Teresa Álvarez, hija de Rodrigo Álvarez de Asturias Y no sigo.
La historia del Cid bien se merece en nuestros tiempos una reposada lectura de repaso.
No comments:
Post a Comment