La frase más bella, más significativa, más potente, más autorizada, más favorable que todo oído humano desearía oír está escrita en los Evangelios. La pronunció Jesús cuando en un lugar cerrado y en medio de una aglomeración de gente le fue presentado un paralítico en una camilla, al que hicieron ingresar al recinto por el techo, ya que no se podía de otra forma, para que el Señor lo sanara. La conmovedora frase pronunciada por Cristo antes de curarlo de la parálisis se encuentra en Lucas 5, 20:
«Al ver Él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados».
La cita también se halla en Marcos 2, 5.
¡Oh Dios! ¡Cómo nos gustaría oír esas palabras de los labios del mismo Jesús en un encuentro personal con Él! Respecto de esa frase divina, una vez leí una reflexión maravillosa de alguien. Y era la siguiente: «Cuando Dios te ha perdonado ¿quién podría condenarte?» ... Amén.
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