En unos cuantos años más podremos
cambiarnos de vecindario. Nuestro sol y nosotros, su séquito,
dejaríamos de residir en la Vía Láctea para instalarnos en
Andrómeda. Pero, ¿cómo podría ser posible? Explicaremos con un
poquito de ciencia y una pizca de ficción. Porque de poderse, se
podría. Veamos.
La enorme galaxia Andrómeda, vecina y
mucho mayor que nuestra Vía Láctea, se nos está acercando a una
velocidad de 400 mil km/hora. El choque será inevitable. Cuando nos
crucemos –Andrómeda
para acá y Vía Láctea para el otro lado–,
algunas estrellas de ambas galaxias, podrían ser arrastradas por las
combinaciones de fuerzas gravitacionales que se generarán. De ese
modo sería factible que el sol y nosotros fuéramos llevados por la
corriente para establecernos en Andrómeda. Así nuestra actual casa
seguiría su camino sin nosotros. La astrónomos tienen distintas
opiniones, por lo que habrá que esperar.
Ambas galaxias se juntarán en los
próximos 2.000 millones de años.
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