Friday, January 14, 2022

EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO FRENTE A LA MORAL


      ¿Qué será más productivo, los ejemplos al comienzo o los ejemplos al final? 

       Desde los tiempos de Aristóteles, van al final. Así el expositor o el profesor expone su enunciado o el concepto de su saber y una vez que termina viene el ejemplo o los ejemplos para que el oyente comprenda mejor. Es una fórmula que opera muy bien tanto en las salas de clases como en los papers científicos. Para introducir el texto de aquello que ha sido investigado o la tesis misma, el responsable parte con un título que siempre es: abstract. Se escribe en inglés, pero el resumen explicativo del trabajo va en español o en la lengua nacional que corresponda. O sea, se sigue el principio aristotélico, primero el resumen en abstracto, el enunciado general y después el despliegue de lo investigado con sus ejemplos. Así funcionan tanto el mundo académico como el científico aplicando el método inductivo.

Pero, hay un camino opuesto.

Si prestamos un poquito de atención, veremos que hay otros modelos explicativos que se plantean todo lo contrario, al revés y con muy buenos resultados además. Hablo de las enseñanzas morales, en que el expositor primero cuenta el ejemplo, la situación o el caso y al final expone el abstracto o la conclusión general. El mejor nombre para testimoniar este método es Esopo y sus fábulas que no han pasado de moda a lo largo de la historia (560 a de C). Los protagonistas de sus relatos son siempre animales, u hombres dialogando con animales con sus respectivos conflictos particulares, aventuras, etc. los que llegados al desenlace, la enseñanza moral, de valor universal aparece por sí sola. O sea, el abstracto al último. Esta técnica está orientada a los niños. El ejemplo se cuenta primero para motivarlos, después se indica la conclusión. Es el típico método deductivo.

El molde aristotélico es conocimiento puro y simple, nada más; en cambio el planteamiento de Esopo conlleva enseñanza de comportamientos éticos.


   

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