Dado el tiempo que dispongo por la cuarentena debido a la peste que recorre el planeta, reviso mis archivos. Encuentro cosas curiosas, por ejemplo un tarjetero. Hay nombres y direcciones que seguramente ya no valen. Como ha pasado un buen rato, más de
30 años, creo poder contar algunos detalles.
Las tarjetas de presentación son o fueron de
personas que conocí y con las que interactué por corto tiempo aquí
y allá en el contexto de asuntos de trabajo. Abro el tarjetero, lo recorro con la mirada y vienen a mi
memoria rostros y situaciones. Resumo algunos:
JORGE GESTOSO, anchor (locutor), CNN
Atlanta. Me dice, “tienes que reportear muy bien las elecciones
presidenciales en Chile, ir a lugares interesantes, ver donde vota la
gente políticamente importante”. Pretendió una clase de reporteo,
un poco desubicado Jorge, porque yo era un reportero con harta calle,
quizá con más calle que él (vea usted amigo lector que no me libro del mal de
egos). Debió ser porque CNN quería mi concurso para esa elección. Acartonado
Gestoso, de procedencia uruguaya, elegante eso sí, bueno para las
entrevistas. Pero, su rostro en pantalla nunca trasuntó ni una emoción. Fue el autor de un cliché con el que cerraba el
noticiario de CNN en castellano: “Así es como está el mundo”. Y
me extendió su tarjeta personal, ahí la tengo en estos archivos.
STEVEN BONICA, vicepresidente de
Panasonic, Nueva Jersey. Ingeniero neoyorkino con vínculos
comerciales y políticos. Un gordo inmenso. Tuve 2 reuniones con él
en Nueva York relacionadas con la compra de equipos para Megavisión.
Ambas se realizaron en el sitio que él eligió, restaurantes. Nunca
almorcé mejor en Manhatan. En el primero, carnes asadas; en el
segundo pastas. Jamás pescó el contenido de lo que conversamos, se
concentraba nada más que en el manejo del tenedor. Gracias Steven.
Él hizo aportes de importancia a la instauración de la tv de alta
definición en NY, ocupó además un puesto gerencial en NBC y nos
trató bien en la compra de equipos técnicos para echar a andar
Megavisión.
WES STURR, director de noticias del
canal K2 (K-two) de Casper, Wyoming. Nos estaba esperando ese
mediodía en terminal aéreo de la ciudad, el que a pesar de ser tan
campestre tenía el añadido “Casper Internacional Airport”. No
era más grande que Balmaceda de Coyhaique. Habíamos llegado para
una visita profesional a K2 con otros cuatro periodistas de distintos
países. Nos llevaron en un vuelo particular, por lo que en el
terminal no había pasajeros. Y en esa soledad estaba Wes, bajito,
simpático repartiendo abrazos de bienvenida. En voz baja y sin dejar
de sonreír me dijo casi al oído y con tono cómplice: “la noticia
de la llegada de ustedes ya salió al aire, la produje antes de venir
para acá y antes de que el avión aterrizara”. Tragué saliva,
alguna vez en Concepción con otros periodistas hicimos lo mismo,
redactar por adelantado una situación que todavía no era un hecho.
Un mal provinciano también disperso en Estados Unidos. (Te perdono
Wes, tú querías recibirnos cariñosamente, brindándonos
importancia y por eso arriesgaste la noticia sin confirmarla; gracias
igual).
CARL POSEY, escritor independiente
vinculado a Time-Life.
Trabajamos juntos aquí en Chile para el
Observatorio de Cerro Tololo. Simpático, gran amigo. No hablaba
castellano, a pesar que creo que se hacía el que no sabía. Años
después en que cada cual se fue por su lado, me envió un libro de
su autoría: “Bushmaster Fall”, en la que uno de los personajes
de ficción al que él le puso mi apellido era el peor de los
villanos en Bolivia. Posey es además un buen dibujante de comics con
unos cuentos súper sardónicos. El dibujito que acompaña este texto lo hizo él. Saludos Carl si lees esto.
PATRICIA AKKAD, una mujer de la
sociedad de Los Ángeles, Ca.
contratada por el gobierno, para
atender a tres periodistas internacionales, entre ellos, yo. Usaba el
apellido de su esposo, un norteamericano de ascendencia libanesa.
Patricia era fanánica de los caballos: saltos, steeplechase, polo, en
duro, etc. Todo lo que fuera ecuestre le encantaba. Nos narró su
experiencia en El Líbano, cuando visitó a la familia de su marido.
“Los libaneses son muy buenas personas, es gente muy sencilla. La
casa donde nos alojamos tenía piso de tierra”. Eso debió ser
incómodo para una mujer conspicua que provenía del rutilante
Hollywood, donde tenía residencia.
PALOMA ROALES-NIETO, amiga de Patricia,
española, nunca
entendí la razón de su asistencia a nuestra
reunión en Los Ángeles, seguramente por el castellano, para que nos
sintiéramos cómodos. Paloma era más joven y dijo estar llena de
proyectos no de trabajo, sino de vacaciones. Nos contó que al día
siguiente viajaría por una semana a un resort en Cabo San Lucas, en
la baja California. Hablaba con la tupé de una madrileña segura de
sí misma por su aspecto y una buena billetera. Sin embargo, no tenía
tarjeta, así que escribió sus coordenadas en la esquina del papel
de una agenda. Saludos Paloma si llegaras a leer esto.
VLADIMIR A. EVSTIGNEEV, comentarista de
Radio Moscú. Nos hizo un par de notas miceláneas de la capital de
Rusia para Megavisión. Un día aterrizó en Chile nada más que para
cobrar sus servicios. Cuando le pedí que hiciera algo más
noticioso, más contingente me respondió medio asustado: “hombre,
no puedo, tú no conoces a mis jefaturas. En mi país eso es muy
complicado. Ni te imaginas lo que me podría pasar si la jefatura me
sorprende en eso”. Desde aquel mismo día no le compramos más
notas desde Rusia. Vladimir era un hombre rudo pero que evidenciaba
un temor sin límites disfrazado de respeto hacia sus mandamases.
Insoportable era oírlo hablar por mucho rato porque arrastraba las
erres.
GERARDO PALLARES, productor senior de
Canal 54, en Sunset
Boulevard, Los Ángeles, Ca. Qué tipo más
agradable. Era una persona mayor, delgado, respetable. Tuvo la
gentileza de mostrarme su canal que transmitía programación
orientada a público latino. Como en Chile recién nacía Megavisión
y yo tenía algo que ver en eso, le pedí a Gerardo una idea para
ganar audiencias. Me dijo como él lo había hecho con buenos
resultados: “Instálate en una plaza de Santiago, pon allí tus
camiones para transmitir en forma directa y arma un fiestón, una
gran fiesta con artistas conocidos y espacios para bailar. Te aseguro
que eso funciona. Verás como la gente te va a querer y seguirá tus
emisones”. Años más tarde supe que Pallares se había retirado de
la actividad.
DAN BRADLEY, editor de noticias TV8,
Tampa, Florida. Dos días pasé en Tampa para conocer este canal de
televisión, porque se nos dijo que era exitoso y parecía serlo.
Bradley me atendió muy bien y me dio
luces de cómo ellos hacían
los noticiarios. Él se instaló en esa ciudad ribereña del Golfo de
México atraído por el clima. Provenía del estado de Montana. “No
volveré nunca más a mi tierra, aquí estoy feliz. Trabajo en las
mañanas y en la tarde me voy a pescar en mi lancha. Detesto el
invierno”. Y en eso le contradije: “Pero, una buena cancha de
esquí, harta nieve, un parador no anda mal”. Me miró con las
cejas fruncidas y me respondió: “No, no, no. Mándame una postal”. El primer día me dio su tarjeta de presentación con una recomendación manuscrita al reverso: “Bern's Steak, caro; Shell's Seafood, barato; Colonade Seafood, razonable”. Fue un dato práctico cuando uno no sabe dónde ir a comer, en una ciudad desconocida. Gracias Dan.
MARÍA CARRABIS, ejecutiva de
marketing, Cesars Palace, Las Vegas. Me recibió en su oficina detrás
del mesón de recepción que
queda al fondo de las máquinas
tragamonedas de juego ingresando al hotel desde la entrada que da a
Las Vegas Boulevard. ¿Qué hacía yo allí? Asistir a la
exposición anual de la NAB, una muestra de tecnología de televisión y comunicaciones. Mi encuentro con María fue corto, formal,
intercambio de tarjetas de presentación. “Sea usted bienvenido.
Cuidese de las tentaciones de esta ciudad. No tenga miedo, acá no
pasan esas cosas que uno ve en las películas. Juegue, apueste y
gane mucho dinero”. Esa fue la despedida. ¿Se cumplió su último
deseo para conmigo? Al revés.
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