No estoy de acuerdo.
Cuando uno escribe un texto, lo piensa varias veces. Cierto que con harta inspiración, se puede escribir atropelladamente. Pero, uno no presenta eso a otra persona, lo lee primero, lo repasa, lo enmienda. Y aquí llego al propósito de esta nota: saber elegir las palabras apropiadas. El vocabulario que nos presenta la lengua es rico. Sin embargo, no todos los sinónimos nos sirven.
Leo a Rilke y a Parménides, pero son traducciones. Así que en realidad leo el trabajo de una persona que eligió vocablos para ajustarlos, lo mejor posible, al sentido de los originales.
Hay palabras que suenan más poéticas que otras, que tienen la connotación precisa para expresar un sentimiento. Conclusión, usted amigo lector escriba a tontas y a locas, concédase el gusto. Pero, si va a publicar, revise, corrija, mida.
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