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La
risa no es una manifestación de felicidad, sino de violencia. Porque quien se
ríe, se ríe de alguien. Y, lo más curioso de la risa está en la cara que
pone el que se ríe: muestra los dientes, igual como en la naturaleza hacen los
animales en actos de agresión. Y es interesante también observar que los
animales no ríen, ésta es una característica sólo de la especie humana. Mi comentario se basa en anotaciones de filósofos
modernos como René Girard, por ejemplo. Esta idea de la risa y el presente (estoy escribiendo el 10 de octubre de 2019) apunta a tres desaguisados: bromas estúpidas dichas para reírse, o sea, para agredir. No logro entender los chistes
pronunciados por personas que no deberían usar este recurso ramplón en
tiempos de muchas dificultades para millones de personas. Quienes se atreven, porque les da lo mismo, están en las más altas esferas de la conducción del estado.
Veamos
los casos concretos. Primero, el ministro de economía Fontaine dijo en una
salida de tono humorístico frente al alza de los pasajes en el transporte, que
para ahorrar había que levantarse más temprano (por cierto que más temprano, que
lo que hace un trabajador común y corriente que ya es bastante) y aprovechar la
rebaja «valle» antes de la hora «punta». Dicho esto, risas,
risas…
Un
segundo caso hay que ubicarlo en Hacienda; el titular de ese ministerio Larraín
dijo que los románticos deberían aprovechar que el IPC arrojó una baja en los
precios de las flores (porque todos los otros artículos fueron al alza) y
regalar ramos a las personas de sus amores. Dicho esto, risas, risas…
Y la
tercera broma la gastó el presidente de la república, Piñera. En un encuentro
con un grupo de niños en la casa de gobierno, les dijo en son de broma que si
ellos arrojaban monedas a la fuente de agua de uno de los patios del palacio,
ellos podrían regresar algún día, como afirma la costumbre. Y les dijo algo más o menos así: «Ustedes lanzan
las monedas a la fuente y yo voy y las recojo». Dicho esto, risas risas.
Estos
tres ejemplos demuestran en nuestra realidad aquello que afirman los filósofos
que la risa es violencia, en este caso, del poderoso hacia el
indefenso. Es una lástima que el dolor de los más, sea motivo de escarnio de
los privilegiados. Igualmente viene al caso afirmar que no se trata de falta de
sentido del humor. Es que el terreno del sacrificio y las estrecheces no da
para posturas humorísticas.