Foto tomada de www.lamenteesmaravillosa.com |
El lenguaje humano es un misterio. Su origen está perdido en
la prehistoria, según nos dice Bertrand Russell. Y nos agrega que ni siquiera
podemos estar seguros si primero fue el habla o la escritura. Para los efectos
de la ciencia, se acepta como el inicio de la Historia la invención de la
escritura y se sugiere, en forma arbitraria, una fecha indeterminada unos
3.000 años antes de Cristo.
El habla y la escritura son las dos caras de la moneda de la
lengua. Este complejo entramado de las palabras y sus significados es un
terreno donde muchas ciencias convergen. Por
ejemplo, están los lingüistas que van más a la forma que al fondo; los
fonólogos que se preocupan del sonido de la voz. Los psicólogos que buscan
conductas detrás del lenguaje. Los gramáticos analizan las estructuras de la lengua. La lista es larga. Pese a los esfuerzos por desenredar todo esto, hay todavía una nebulosa en la relación entre pensamiento y palabras.
Lo que sí está claro es que la escritura es definitivamente
externa a la persona que la usa. La escritura representa al sonido que emite la voz, el que a su vez representa al pensamiento. Sin
embargo, hay un aspecto interesante en todo esto que comparto con mis lectores.
En el caso de la escritura, por ejemplo, no hay ninguna forma gráfica que diga
que la palabra tal o cual deba pronunciarse con una entonación determinada. En
cambio sí hay la obligación de escribir las palabras por separado (*). Quien escribe debe crear espacios entre palabra y palabra. En cambio en el lenguaje
oral no existe ningún fonema que marque esos espacios de separación. O sea, cuando hablamos, simplemente pegamos todas las palabras…
-------
Ideas extraídas del libro "De la Gramatología", de Jacques Derrida, edit. Siglo XXI, 1971, cap. II Linguística y Gramatología.
* (Salvo, por razones técnicas, una dirección web, ejemplo la lectura de foto de arriba).
* (Salvo, por razones técnicas, una dirección web, ejemplo la lectura de foto de arriba).