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MUSEO DE CERA de Las Condes. |
Nada puede confundir más que un museo
de cera. En un silencio casi religioso uno no se sabe si está entre
seres vivos o entre muertos o frente a vivos que parecen estar
petrificados o a muertos con la mirada vidriosa. Extraña sensación
en que el visitante está en un mundo falso que pretende mostrarse
verdadero. Las medidas y las escalas de los personajes en exhibición
corresponden a la realidad. En algunos casos el parecido está tan
bien logrado que sólo el personaje mismo superaría a ese muñeco
que lo imita. El primer museo de cera, el de madame
Tussauds en Londres, demostró ser exitoso desde sus comienzos en
1835, porque ofrecía la ilusión de una reproducción con la
apariencia de un personaje histórico muerto o una celebridad
vigente. El museo de madame Tussauds fue «permisivo»,
porque dio la posibilidad a cualquier plebello ordinario, por
ejemplo, acercarse a la reina Isabel, hecho
que en la realidad resultaría imposible. Estos tipos de museos
venden a la imaginación de la gente común el mundo al que no
accederán nunca: estar cerca de personajes lejanos. Por eso hoy se
han diseminado por el planeta, unos 25,
incluido Chile (Las Condes).
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EN EL MUSEO DE MADAME TUSSAUDS, de Londres, el público se toma fotos junto a la "reina" de Ingaterra. |
Porque viene al caso, tomo prestada y
reproduzco a continuación la opinión del filósofo y escritor
español José Ortega y Gasset sobre estos museos que él escribió
en 1925 y que está publicada en el libro La Deshumanización del
Arte:
«Ante las figuras de cera todos hemos
sentido una peculiar desazón. Proviene ésta del equívoco urgente
que en ella habita y nos impide adoptar en su presencia una actitud
clara y estable. Cuando las sentimos como seres vivos, nos burlan
descubriendo su cadavérico secreto de muñecos, y si las vemos como
ficciones parecen palpitar irritadas. No hay manera de reducirla a
meros objetos. Al mirarlas, nos azora sospechar que son ellas quienes
nos miran a nosotros. Y concluimos por sentir asco hacia aquella
especie de cadáveres alquilados. La figura de cera es el melodrama
puro».
Pero, no seamos aguafiestas, el comentario de Ortega y Gasset fue un juicio desde el punto de vista de un crítico del arte perfectamente comprensible. Nosotros podemos cerrar este post señalando que en museos de esta especie, los visitantes lo pasan regio en la aventura de conocer a «famosos», fotografiarse con ellos y, al mismo tiempo, aprender algo de historia...
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CAUPOLICÁN, según imitación de museo de cera de Las Condes. |
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*Ortega, La Deshumanización del Arte,
pág. 45. (Alianza editorial. Madrid 2019).