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Foto tomada de internet.
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En un nivel profesional
mantenerse informado de la realidad, estar al día, es una exigencia
social, imprescindible para un encuentro con otros. Otorga un tipo de
autoridad y estatus. Si la persona informada conoce detalles de eso
de que habla y es capaz de relacionarlos con otros hechos actuales,
cuanto más respetada puede llegar a ser. Pero, aparte de eso, no
brinda nada más.
Esta necesidad de que la
gente estuviera al día, la satisfizo el periodismo y, mucho más
tarde, su hermana defectuosa, la farándula. Ambos hallaron su nicho
en ese vacío. A su sombra nacieron los medios. El concepto estar al
día da para más, pero, mejor analicemos.
Desde las profundidades
de los tiempos y hasta hace apenas dos siglos, el ser humano no sabía
eso de estar al día. Vivía la vida plena con sus limitaciones, sin
estar informado. Hará unos mil años alejadas comunidades en China
sabían que el soberano de Pekín era fulano de tal. Si lo
derrocaban, lo sabrían 30 años después, justo cuando el soberano
golpista había muerto. Y no pasaba nada. Los incas sabían lo que
ocurría en los confines del imperio gracias a la información que le
traían los chasquis después de recorrer por meses el territorio.
Los hechos acaecidos en las colonias americanas y los edictos del rey
en Europa se sabían con tres o cuatro meses de diferencia.
Resumo, el ser humano
nunca estuvo al día. Concluyo, pues, que tal añadido de nuestra
cultura tecnológica, es innatural.
Conocí a personas que
se esforzaban por estar al día, que sufrían porque otros sabían
del presente aún más. Una tortura, puesto que los hechos cambian
constantemente. Lo que sabes hoy mañana ya estará obsoleto. La
actualidad es una rueda que va por una pendiente sin detenerse. Ir a
su ritmo todo el tiempo es agotador. Conocí a un gran amigo que se enfermó tratando de ir a la rapidez de la actualidad, el pobre entró en depresión, de la que logró salir harto tiempo después, otra prueba de mi postura sobre este absurdo.
Dijimos más arriba que
los medios se fortalecieron a la sombra del periodismo. Finalmente
son los medios los que nos imponen la actualidad, una actualidad que
construyen ellos según sus intereses o su ideología.
Se puede vivir sin estar
informado de la actualidad, nadie ha muerto por eso.
Tengo la convicción que es más provechoso para el espíritu estar
al día con los contenidos de la literatura, la filosofía, el arte o
la historia en vez que de aquello que publican los diarios a su
antojo.