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Presento mis disculpas si lo que diré
a continuación no es de su gusto. Creo que en Chile el fútbol por televisión es
un fiasco porque, a lo menos, una de las condiciones señaladas no se cumple. No
me referiré a la visión sino a la audición. Por eso, sé de mucha gente que lo
dice por redes sociales, que prefiere ver un partido en modo “mudo” (o mute) por la deficiente calidad del
relato y el comentario. A ese extremo.
Quiero ser mesurado en las
calificaciones y haré un esfuerzo por ser justo. Los relatores de la TV chilena
no siguen las jugadas ni añaden valor a lo que estamos viendo. Los
comentaristas usan clichés y rara vez emiten un juicio informado que haga
meditar al espectador. Tampoco se atreven a meterse en las cabezas de los
jugadores, es decir, intuir lo que aquellos están pensando y verbalizarlo, por tanto, que
los auditores le encuentren sentido a por qué los hombres en la cancha hacen
tal o cual cosa. Cuando ninguno de estos aspectos de la audición se cumple, el espectáculo se vuelve pobre aunque la
vista sienta agrado. Sin embargo, el espectáculo tiene que ser completo. Por
eso, muchos que hacen el mute en el control.
Creo que este problema tiene remedio.
Y he aquí mis sugerencias para relatores y comentaristas: infórmense, lean
antes de los partidos textos complementarios sobre los equipos, los clubes, las
ciudades a las que representan. Investiguen en la historia que sea pertinente.
Revisen las anécdotas, atrévanse a interpretar aquello que el espectador no
alcanza a traducir, anticípense a situaciones, conecten el fútbol o las
jugadas con otras actividades parecidas. Y, sobre quienes narran, no griten, usen
la riqueza del vocabulario sin cursilerías, creen giros nuevos, recurran a los
juegos de palabras. Creo que si hicieran al menos una parte de esto,
volvería mucha gente a ver y oír fútbol chileno en la televisión. Porque en la
actualidad los partidos no son tan malos por los jugadores, sino por el relato
y el comentario.