Saturday, September 18, 2010

VOCES DEL AYER EN CONCEPCIÓN

            Mientras de prisa compraba lo último para las fiestas y temeroso que el supermercado cerrara por tres días, oí la oferta del minuto:
         «¡Atención, mucha atención porque esta es otra Jumbo oferta relámpago para usted!»

      La voz del locutor resonó fuerte en el ambiente caótico del establecimiento. Pero, fue lo suficientemente evocadora y me condujo al portal de los recuerdos: de las voces olvidadas de las radios de Concepción. Porque el registro que acababa de oír, mientras el público se abalanzaba sobre la ganga del momento, era la de Petronio Romo (foto), locutor penquista fallecido en abril de 2010 a una edad avanzada.

     Se hizo famoso en todo Chile en la década del sesenta como animador del programa de radio Corporación El Show Efervescente de Yastá. Impulsada por las potentes ondas de la emisora de entonces, su voz sólida, transparente, contagiosa daba vida a un espacio radial que en sí mismo se convirtió en una época.

      Antes de la llegada de los setenta Petronio Romo dejó Santiago y se radicó en Concepción para animar, leer noticias y crear entretenidísimos programas en radio Bío Bío. La trayectoria de ese locutor inspiraría la preparación de un libro. Pero, su trabajo no opacó la labor de otros maestros penquistas del micrófono.

      Mario Chandía calentaba los motores de radio Simón Bolívar con espacios matinales propios. «Mi voz es pastosa» decía cuando le preguntaban por su registro vocal. Con los dedos sobre los puños de la camisa se estiraba las mangas y se componía el mostacho en los instantes previos a la lectura de las noticias y la animación de los programas en vivo. Su afán por lo novedoso le llevó a crear un festival de la canción del verano que se transmitía al aire libre desde el parque Ecuador. Chandía era un hombre laborioso, imaginativo, hiperkinético, las audiencias de entonces sin duda agradecieron silenciosas su talento. Para enfrentar los cambios radicales que hubo después debió dedicarse a otra actividad, la venta de seguros de vida, a pesar que su pasión y vocación era el micrófono. Chandía fue generoso en su labor de comunicador social, siempre dio oportunidades a voces jóvenes, nunca temió a la competencia o a quienes le hicieran sombra.

       Los domingos en la mañana, Anatole Figueras, ponía en el aire su dinámico y entretenido programa Ritmo y Canción de los Domingo a través de radio Cóndor. El espacio era una plataforma apetecida por los grupos artísticos locales que no tenían cabida en otra parte. Figueras hablaba, comunicaba, planteaba problemas, oía las penas del público y hacía campañas rápidas que terminaban con ayudar a esas personas a resolver en parte sus estrecheces. Todo lo anterior en medio de un ambiente de fiesta que llegaba al corazón de las audiencias pegadas a los receptores.

      Una voz profunda, segura, informada, culta era la de Roberto Romero (foto). Leía noticias con propiedad y dominio de los contenidos. A lo anterior había que agregar su adecuada pronunciación de nombres extranjeros. Su tono grave le brindaba credibilidad plena. Pero, no sólo se dedicó a la lectura de informaciones. También animaba espacios artísticos en vivo, sin perder un ápice de las virtudes antes dichas. Terminó su trayectoria en radio Minería de Santiago.

    ¿Existía alguna diferencia entre los animadores radiales de entonces con los de hoy? Diría que había una brecha marcada entre la voz y la personalidad. Es decir, el locutor hacía su trabajo sin mezclar su vida personal con el lado público de esta profesión. Por ese motivo, los locutores radiales de entonces eran voces sin rostro, personalidades al servicio del propósito: comunicar y no al revés.

FERNANDO ÁLVAREZ leía
«Las voces del cuento» en Radio
Universidad de Concepción.
    Los nombres que he dado son apenas referentes de un universo de voces que llenaron las radios de Concepción, Talcahuano y la zona minera. Enumero algunos otros nombres: Juan Cerda, Ricardo Vásquez, Francisco Miguieles, Elvia Vergara, Javier Navarrete, Sergio Castillo, Enrique Arjona, Fernando Álvarez, Max Wenger, Carlos Muñoz, Roberto Caqueo, Héctor Alarcón, Moisés Tiznado, Manola Pachuante, Ismael Muñoz, Germán Santana, Bernardo Saldías... 
Abrazos muy afectuosos a todos esos queridos talentos de la comunicación.