Sunday, August 08, 2010

EMBARRADA TRAS EMBARRADA

     Las voces que se oyen en contra de la venta de Canal 13 lamentan que se pierda el pasado esplendoroso de la estación. Los que están a favor son puro optimismo, en manos privadas vendrán tiempos brillantes, dicen. Sin embargo ambas voces, admiten que la situación de crisis que desembocó en la venta tuvo su origen en errores en las administraciones posteriores al desaparecimiento de don Eleodoro Rodríguez.

    Y hubo dos directores ejecutivos que se pegaron tales voladas que condujeron al canal a su crisis inevitable: Rodrigo Jordán y Enrique García. Quizá lo hicieron a propósito para lograr traspasar la propiedad de ese medio a manos privadas.

   Jordán, con su aureola de montañista, deportista, experto en distintas disciplinas, resultó un fiasco. Un día en una reunión en la sala de prensa se dirigió a todos los periodistas con un diario El Mercurio en la mano. Y les mostró la primera página: “Así quiero que sea Teletrece. Innovador, entretenido, no como lo hacemos actualmente”. Con esa frase (aproximada) se echó al bolsillo la historia del canal y humilló a periodistas de gran trayectoria, presentes en la sala.

     Después se le ocurrió que todo el personal debía oír charlas en el auditorio. Fueron charlas dictadas por charlatanes. Por ejemplo, un señor con aspecto de chamán o de gurú intentó enseñarles a profesionales de la comunicación secretos para persuadir, de actuar y lo demás. Lo más divertido es que el chamán se ufanaba: “Yo estoy aquí para provocar cambios en ustedes, háganme caso porque les aseguro que no soy barato”.
(Claro que era caro y sus bufonadas las pagaba canal 13).

Enrique García
   Se fue Jordán con su estela de “logros” y llegó Enrique García, connotado y exitoso publicista del medio. Este ingeniero, algo estrambótico, también hizo una reunión en el departamento de prensa. Cuando miró al grupo dijo que su impresión es que veía mucha gente en la sala. En seguida contó que su éxito se lo debía a su modo de vestirse, hecho que parecía muy normal por eso tuvo que aclarar que se refería a sus calcetines. “Mis calcetines llaman la atención y en una conversación el interlocutor se distrae, se desconcentra. Entonces yo le vendo mi producto”. (Frase aproximada) En esa ocasión vestía efectivamente calcetines con motivos musicales, ilustrados con corcheas y claves. Otra prenda que él acentuaba, según contó, eran sus corbatas. Tenían que ser vistosas y chillonas. “Así atraes la atención”. ¿Estrambótico?, ¡Excéntrico!, ¿Patético? Esa fue la impresión que quedó en la sala.

     Y también se fue García. Llegaron otros. Pero, la embarrada ya había sido sembrada y poner el motor en reversa resultó imposible. Como que todos fuimos testigos de una noticia impensable: que la U Católica tuvo que vender su querida estación de TV. He ahí quienes aportaron con su granito de arena.